El apellido Ledanois se atribuye a Yvon, exciclista profesional francés y director de equipos como Caisse d'Épargne, Movistar o BMC. Pero es más conocido por gestionar equipos que por correr en ellos cuando estaba en activo. Su mayor éxito fue ganar una etapa en la Vuelta a España. Ahora, en el siglo XXI, el nombre que empieza a sonar es el de su hijo Kevin -actual corredor del conjunto Bretagne-, que ha conseguido hoy su éxito más importante desde que comenzase en el ciclismo: ser campeón del Mundo sub-23 en Richmond.

El circuito no ofreció mucho y la última vuelta fue la que más importancia tuvo en el devenir de la victoria del francés. Su movimiento en Libby Hill, la primera de las dos cotas adoquinadas, y su hueco tras la empinada Calle 23 fue suficiente para afrontar Governot Street con garantías de éxito. Pero Italia y su rápida baza con Cosconni no fue suficiente para parar a un Kevin que busca ya superar a su padre. Este oro en categoría sub-23 es la primera piedra para construir un brillante palmarés.

Ledanois, campeón del mundo, junto con Cosconni (2º) y Turgot (3º) en el pódium. (Foto: UCI)

Sin tiempo para especular

Desde el principio de la prueba nadie jugó a especular. En una primera vuelta rápida, sin fuga y donde ninguno de los tímidos ataques fructificó, el intento de protagonismo de los países más humildes y sin nada que perder, ya en la segunda de las diez vueltas, formaron el primer corte que permitió el pelotón, con los equipos más potentes siempre al frente del mismo. Un primer ataque de cuatro ciclistas a los que después se le sumaron otros cinco corredores formó una importante escapada de nueve hombres, siempre controlados por el grupo y con ningua opción de llegar a buen puerto. La inofensiva escapada acabó de consolidarse al acabar la tercera vuelta.

Los escapados pasando por Libby Hill, la primera zona de adoquines. (Foto: USA Cycling)

Al irlandés Dunbar y al chileno Rodríguez, a los que después se uniría el italiano Martinelli, no les gustó compartir escapada con tanta gente. Probaron por su cuenta mientras el pelotón iba cobrándose sus primeras víctimas fruto del exigente ritmo impuesto y del recorrido de este Mundial de Richmond. Los otros siete escapados fueron rápidamente absorbidos por un pelotón que solo permitió a los tres nuevos escapados unas diferencias muy pequeñas, insuficientes para soñar en el triunfo. La victoria de etapa, al menos en la primera parte de la prueba, nunca se le escapó al pelotón.

Zemlyakov y Schachmann buscan protagonismo

El grupo de los favoritos se relajó, la ventaja del trío cabecero sobrepasó del minuto y atacó el kazajo Zemlyakov, viendo una buena situación de carrera para dar presencia a su selección, tras el intento fallido de su compañero en el primer corte de nueve ciclistas. El kazajo, ciclista del conjunto Vino4Ever, llegó a la cabeza tras una efectiva persecución en la zona rápida del circuito, posterior a la línea de meta. Y antes de llegar al ecuador de la carrera y de pasar por quinta vez por debajo del arco de meta, el alemán Schachmann trató de unirse a la ya formada fuga, pero le costó llegar. El organizado grupo de cuatro ciclistas, donde Martinelli no daba relevos, mantuvo a raya el ataque del germano.

El triunfo siempre está en el pelotón

Las últimas cuatro vueltas comenzaron con un final de siesta para el pelotón, dispuesto, cuando aún faltaban 60 kilómetros hasta la meta, a decidirse ya a cazar a los cinco correosos escapados. El primer país en mover ficha fue la República Checa, pero con poca efectividad. Pasaban los kilómetros sin apenas novedades y la ventaja se reducía muy poco en comparación al esfuerzo del pelotón. Pero el pelotón es ese autoritario juez del ciclismo, el que decide quién gana y quién no y que pocos se atreven a desafiar. En un abrir y cerrar de ojos, los movimientos del estirado grupo y las tres cotas del circuito se encargaron de dejar la ventaja de los tres fugados en nada.

El siguiente gran movimiento lo protagonizó, una vez neutralizados el alemán, chileno y el kazajo, el danés Soren Kragh Andersen. Aprovechando un impás en el pelotón, el ya profesional con Giant-Alpecin intentó poner en jaque a la carrera, aprovechando su buen rodar justo antes de empezar la última vuelta al circuito de Richmond. Y no mentiría uno si dijese que toda la emoción de la prueba se concentró en los últimos 16 kilómetros. Con todo por decidir, la lluvia apareció y la carrera se enloqueció para dar paso a un final digno del cine de Hollywood.

Martinelli vuelve a aparecer

El ritmo era alto y el pelotón seguía perdiendo unidades. Y apareció la lluvia, para dar ese punto de aleatoriedad que necesitaba el circuito. Todo se decidió en Libby Hill y en la Calle 23, las dos ascensiones adoquinadas. Apareció, de la nada, Davide Martinelli, el italiano que había estado en fuga sin gastar un gramo de fuerza y unos problemas de cadena le obligaron a volver al pelotón. Bélgica no les dio ni un metro de ventaja, pero la caída de uno de los suyos, por culpa del resbaladizo adoquín, la aprovecharon dos franceses para salir por el exterior y unirse a Martinelli en cabeza de carrera. Una vez coronada Libby Hill, Kevin Ledanois, uno de los dos franceses, siguió sin mirar atrás.

Martinelli quedó frenado por el trabajo en equipo de los franceses y el ciclista de Bretagne-Séché se lanzó buscando la Calle 23, lugar donde encontró el hueco tan necesario para afrontar los últimos tres kilómetros con un ventaja más que importante. La organización, por detrás, seguía sin llegar y Francia tenía cada vez más cerca su primer oro en estos mundiales. Faltaba Governor Street y, más importante que eso, el medio kilómetro posterior, que engañaba con su subida constante hasta la meta. Ledanois entraba en ella con solo quince segundos de margen.

La curva a izquierdas la tomó el francés seguro de sí mismo, pero Italia puso en peligro su victoria cuando Gianni Moscon, profesional con Sky a partir de 2016, lanzó a su compañero Simone Consonni a 150 metros para la línea de meta y con Ledanois a tiro. Turgot nada pudo hacer con el italiano, que vio peligrar el oro de su compatriota tras el duro arreón de Consonni, dispuesto a arrebatarle la mejor presea al hijo de uno de los directores del equipo BMC. En unos agónicos últimos 50 metros, Francia se llevó el oro y el bronce e Italia se quedó con la plata y el cuarto puesto. El mejor español fue Miguel Ángel Benito, 21º en meta.

Vídeo de la prueba

Clasificaciones