El ciclista más mediático del pelotón vestirá en 2016 el maillot ciclista más mediático y preciado del: el de campeón del mundo. Porque Virginia is for lovers y Sagan tiene una relación especial con el país americano, que vio sus primeras victorias cuando debutaba con el nostálgico Liquigas, allá por 2010. En California empezó a labrarse un nombre y cinco años después ha terminado de agrandarlo en Virginia con el primer título mundial de la historia de Eslovaquia en uno de las mejores carreras mundialistas de los últimos años.

Nadie recordará al australiano Michel Matthews y al lituano Ramunas Navardauskas, segundo y tercero en meta. La culpa de este 'olvido' la tendrá Sagan, por su nombre y, sobre todo, por su forma de ganar este Mundial. Un durísimo ataque en las rampas de la Calle 23 le bastó al joven ciclista de 25 años para ganar su primera presea en un Campeonato del Mundo. Ni siquiera el agónico medio kilómetro final, siempre hacia arriba, ha podido con las piernas de 'El Bicho'. El ciclismo le debía algo grande a Sagan. Richmond le ha entregado un premio que compensa su insistencia todos estos años.

Sagan, premio a la insistencia. (Foto: Tinkoff-Saxo)

Una epopeya tulipán

Nada más empezar la carrera, Holanda empezó su trabajo de desgaste. Permitió sin pensárselo una fuga de ocho hombres y, a partir del primer paso por Libby Hill, mostró sus intenciones. Cortó a medio pelotón entre las tres subidas encadenadas -Libby Hill, la Calle 23 y Governor Street- del final del circuito y dio el primer toque de atención a aquellos que habían rodado media vuelta descolgados. La estrategia que tan bien funcionó a los polacos en Ponferrada para vestir a Kwiatkowski de arcoíris se volvía a ver en el pedaleo de los neerlandeses, obligados a actuar de lejos y a endurecer la carrera al no contar con hombres rápidos en su selección.

ULos ocho escapados rodando juntos. (Foto: UCI)

El paso de los kilómetros, de las vueltas y de las cotas no echó a atrás el empeño de los holandeses, siempre encabezados por Jos van Emden, uno de sus muchos rodadores. Él solo se encargó de que los ocho fugados estuviesen siempre controlados por un compacto y ya más atento pelotón, siempre a menos de cuatro minutos de ventaja, que no quiso volver a caer en la trampa del corte de la primera vuelta. Entre los escapados reinó la cordialidad y los relevos fueron uniformes y constantes, pero sin conseguir más ventaja que la que decidía la selección tulipán. Todos sabían que sus opciones de sorprender eran mínimas.

Varios equipos iban alternánose en cabeza de carrera, adelantando posiciones a sus líderes. Bélgica, Polonia, España, Alemania aparecieron por la cabeza del pelotón junto con Holanda, que nunca la dejó hasta que se cumplieron los primeros cien kilómetros. Después le tocó el turno al equipo del defensor del título, el equipo polaco, que volvió a estirar el pelotón cuando más relajado estaba. Encontró el apoyo de Holanda, claro, en su idea de reducir los más de cuatro minutos de la escapada y meter una marcha más una carrera que rondaba los 40 kilómetros por hora. En la fuga se sucedió algún que otro ataque, de fogueo, pero nadie logró destacarse en solitario.

El pelotón, coronando Libby Hill. (Foto: Shimano Road)

Bélgica, con ganas de romper

Unas vueltas de descanso fueron suficiente para un Jos van Emden, que volvió al frente de 'su' pelotón cuando los ciclistas holandeses decidieron volver a apropiarse del grupo de los favoritos. En Libby Hill, cuando faltaban poco más de siete vueltas para acabar con estos campeonatos, Bélgica dio continuidad al ritmo de los holandeses, recortando rápidamente el poo tiempo que aún aguantaba una fuga que se iba descomponiendo corredor a corredor. Dentro de los últimos cien kilómetros, solo seguían en el grupo delantero cinco ciclistas.

La caída de Daniel Oss (Italia), que acabaría abandonando poco después, crearía un corte de una veintena de corredores, que no dudaron en seguir adelante. Todos peligrosos. España consiguió meter a tres representantes -'Purito', Lluís Mas y Rubén Plaza-, dejando la demás artillería en un segundo grupo, esperando el momento y dejando hacer a otras selecciones más necesitadas por neutralizar. Alemania, una de ellas, se encargó de volver a unir ambos nutridos grupos, presumiendo de fuerzas en uno de los momentos críticos para sus líderes. También intentó romper Bélgica, con cuatro hombres, la prueba, pero les faltaron metros en Libby Hill.

Phinney y Vanmarcke se lucen

El nuevo parón del pelotón se tradujo en un nuevo ataque, esta vez de cuatro hombres: Boivin (Canadá), Phinney (EEUU), Pantano (Colombia) y Siutsou (Bielorrusia). El pelotón, recuperando aún el aliento después del momento de tensión protagonizao por el conjunto belga, dejó hacer y Alemania cogió el timón de la persecución en un primer momento. Pero los ataques no hicieron más que sucederse. Vanmarcke (Bélgica) probó en Libby Hill, uno de los únicos puntos de ataque del circuito, y se llevó a Bennati (Italia), Stannard (Gran Bretaña) y a Geschke (Alemania), dejándoles la responsablidad de perseguir a otros.

Phinney está de vuelta tras su larga lesión. (Imagen:ing RTVE)

Y por si hubiese que tener en cuenta una ventaja de más de un minuto y medio para los tres líderes, Pantano se había cortado, una gran caída en la estrecha y peligrosa zona de avituallamiento lastró el trabajo de persecución del pelotón. Después de un ataque de Joaquim que no encontró continuidad, la sociedad Kreuziger-Gesink , y más adelante Dinamarca al completo, se encargó de controlar la abultada diferencia del grupo de Phinney, que bajó del minuto. La neutralización se produjo a menos de 40 kilómetros del final, con los nervios entre selecciones ya muy acentuados y las fuerzas muy justas entre todos.

Ian Stannard, también

Stannard, otra vez, movió la carrera en los adoquines. Pero esta vez, con gente como Tom Bonnen y Michal Kwiatkowski a su rueda. Entraban también Amador, Viviani, Mollema y Dani Moreno, que representaba a España en un corte donde pocas opciones tenía. El corte, con mucho peligro, generó mucha tensión en el pelotón. Tuvo que ser el propio Greipel quien, ayudado por la selección australiana, echara mano al grupo donde viajaban hasta dos campeones del mundo. Ese momento pasó antes del toque de campana. Los últimos 16 kilómetros de los Mundiales de Richmond arrancaron con el pelotón estirado, pero junto.

Sagan, el oro más mediático

Por si faltaba algo en esta completa carrera de ataques, cortes y emoción, Zdenek Stybar se encargó, desde el primer adoquín de Libby Hill, de poner en jaque a los favoritos. El corte en el que se metió junto a Degenkolb, Boasson Hagen y Van Avermaet lo cerró el propio Sagan, que ganó el Mundial unos metros después, con un terrorífico ataque en las teroríficas rampas de la empedrada Calle 23. Nadie encontró las fuerzas para seguir, al menos de cerca, la rueda trasera del eslovaco, lanzado a por la victoria cuando faltaban solo dos kilómetros para que se cruzara la meta.

El 'eterno segundón' del año iba encaminado a lograr su gran victoria del año y nada iba a pararle. Ni la recta de meta frenó a 'El bicho', que tenía una cita con la historia en Richmond. Después de una temporada agridulce, este presea de oro arregla la temporada de un Sagan que podría haber esperado a un sprint en la recta de meta, pero que prefirió ganar mostrando su superioridad desde lejos. El mejor español volvió a ser Alejandro Valverde, que volvió a pecar de la falta de compañeros en su propio equipo y en el sprint llegó en quinta posición.

Vídeo de la prueba

Clasificaciones