El calendario UCI World Tour llegaba este domingo a su fin con la celebración de la 109ª edición del Giro de Lombardia, denominado Il Lombardia, y también conocida como la “clásica de las hojas muertas”, debido a la estación otoñal en la que se disputa. Una carrera que es considerada una de los cinco monumentos del ciclismo, junto a Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la París-Roubaix y la Lieja-Bastoña-Lieja.

En definitiva un gran escaparate para cualquier ciclista, una carrera en la que todos los quieren dejar su nombre escrito en el palmarés.

Inicio de carrera y primera escapada

El pelotón salía de las calles de Bérgamo un poco después de las diez y media de la mañana y veía un panorama poco alentador para afrontar. Un recorrido de 245 kilómetros que encadenaba, tras unos primeros cincuenta kilómetros de llanura, hasta seis cotas, lo que iba a suponer un auténtico desgaste con un continuo sube y baja, lo que hacía prever que los ciclistas iban a guardarse las fuerzas para las últimas rampas.

La lluvia no se quería perder la última gran carrera de la temporada e hizo acto de presencia durante un poco más de la mitad del trazado, lo que suponía un plus más de dureza y desgaste, además de poner más tensión de la habitual en las bajadas.

Cuando apenas se habían recorrido los primeros treinta y cinco kilómetros se formó la primera escapada del día, compuesta por hasta once corredores, entre los que figuraban Simon Geschke (Giant-Alpecin), Stefan Schumacher (CCC), Oscar Gatto (Androni), Matteo Busato (Sudeste), Enrico Barbin (Bardiani) o Jérome Coppel (IAM). Llegaron a disfrutar de una ventaja de casi nuevo minutos, hasta que Movistar tomó el control del pelotón y puso ritmo de caza camino del alto de Madonna del Ghisallo.

Importante subida a Madonna del Ghisallo

En Madonna del Ghisallo se formó un segundo grupo de siete unidades, intermedio entre la cabeza de carrera y el pelotón. Era el grupo formado por el ex campeón del mundo Michal Kwiatkowski, que quería despedirse de su equipo de la mejor manera posible, su compañero Carlos Verona, que temporada a temporada va creciendo como ciclista y dejándose ver cada vez más en las carreras, el Movistar Ion Izaguirre, Tim Wellens (Lotto Soudal), Robert Gesink (Lotto NL-Jumbo), Tom-Jelte Slagter (Canondale) y el ya descolgado del grupo cabecero Schumacher. En esta misma cota se produjo una caída que acabó con los Orica Damien Howson y Simon Gerrans fuera de carrera.

El trabajo de Michal Kwiatkowski, que asumió gran parte del trabajo para enlazar con el grupo de cabeza, dio sus frutos y a falta de cincuenta kilómetros para la llegada, en plena subida a Sormano, se unificaron en un solo grupo, con el lógico goteo de corredores que iban descolgándose tras haber realizado su trabajo de meterse en la fuga del día y dejar ver la publicidad del equipo en televisión.

Pulso Kwiatkowski-Astana

El belga Tim Wellens y el futuro Sky Kwiatkowski se quedaron solos en cabeza y formaron un dúo bien avenido, con buenas colaboraciones entre ambos y gran participación en los relevos y que, aunque todavía quedara mucha carrera por delante, metió las dudas en el pelotón, lo que provocó que, tras un descenso del alto de Sormano realizado con mucha precaución a causa de la lluvia, Astana asumiera la responsabilidad para los momentos cruciales de la carrera y dirigiera la caza, demostrando una vez más la calidad tremenda de su equipo. Dario Cataldo, Alessandro Vanotti, Valerio Agnoli y sobre todo, Mikel Landa y Diego Rosa, daban tranquilidad al líder Vincenzo Nibali e iban haciendo la selección del grupo. Rápidamente ciclistas como Philippe Gilbert y Rui Costa cedieron y se quedaron a una distancia del pelotón que ya les fue imposible de reducir debido al alto ritmo impuesto por la formación kazaja, auténticamente intratable cuando se ponen a trabajar.

Astana logra su victoria treinta y tres de la temporada

La carrera iba entrando en los kilómetros finales y tan solo quedaban por delante dos altos, Civiglio y San Fermo della Battaglia. El grupo iba reduciéndose a cada pedalada en la caza a Wellens y Kwiatkowski, que mantenían una veintena de segundos, que les duraron hasta el cartel de diecinueve kilómetros a meta, a pesar de la lucha y el pundonor del polaco, que realmente vendió caro su retorno al grupo.

Con el grupo de favoritos ya seleccionado, Astana volvía a tener superioridad numérica y jugaron con la doble baza de Diego Rosa y Nibali, que iban alternándose los ataques y el ir castigando a sus acompañantes. Pero Dani Moreno, Esteban Chaves, Thibaut Pinot y Alejandro Valverde iban bien y respondían a cada intento celeste y no les era problema agarrarse bien a las ruedas de los italianos.

La bajada es terreno para Nibali

Y Nibali pensó que si no podía conseguirlo en la subida lo tenía que intentar en la bajada, que para eso es uno de los mejores ciclistas cuando las carreteras comienzan a descender. Y así fue, una vez coronado Civiglio, Nibali demarró desde la cola del grupo y nadie le siguió. Arriesgó en la bajada, sabiendo que tenía que lograr la ventaja antes del último puerto de apenas dos kilómetros y setecientos metros de subida. Ya para entonces lucía el sol y la carretera estaba seca, pero aun así tuvo un par de sustos. Tal era su velocidad que la moto que le precedía tenía problemas para dejarle sitio para adelantar y por poco colisionan, pero por fortuna quedó en un susto y una regañina del siciliano a la moto.

Su ventaja ascendía ya a cuarenta segundos. En el grupo de favoritos, Diego Rosa ejercía de secante del resto y cada vez que alguno intentaba irse tras el jefe él se ponía a su altura y le quitaba las ganas. Dani Moreno y Thibaut Pinot rompieron esa disciplina y se fueron a intentar llegar a la altura de Nibali y luchar por el triunfo de la gran clásica. Tan solo el madrileño pudo acercarse algo y, tras dejar a Pinot, llegó a situarse a tan solo diez segundos del campeón de Italia.

Pero tras ese intento, quedaban los últimos cinco kilómetros de bajada y en ese terreno, Nibali volaba y a Dani Moreno se le notaba peor bajador y que no asumía tantos riesgos como el “Tiburón del Estrecho” y tuvo que conformarse con la segunda plaza y ese sabor agridulce de pensar que podía haber conseguido algo más.

Celebración de Nibali

A falta de trescientos metros, Vincenzo Nibali ya era recibido con el grito del speaker de “vincitore” y ante un enloquecido público italiano recuperaba para Italia una prueba que no ganaba desde el año 2008, cuando lo hizo con Damiano Cunego y lograba la victoria número sesenta y ocho de Italia en Lombardía. Para Astana, supone la victoria número treinta y tres de la temporada.

Además, pasaba a formar parte de un exclusivo club, el de ganadores de las tres grandes vueltas (Giro, Tour y Vuelta) y ganadores de Il Lombardía. Mérito que comparte con Eddy Merckx, Bernard Hinault y Felice Gimondi.

Tras agradecer el gran trabajo del equipo, se mostraba muy emocionado en el podio y casi al borde las lágrimas cuando sonaba el himno italiano, Fratelli d’Italia, en su honor. Dejaba atrás, junto con las otras dos grandes victorias logradas en la Coppa Bernocchi y en los Tres Valles Varesinos, el error que cometió durante la Vuelta a España que la costó su expulsión.

Movistar gana el UCI World por equipos

Por otra parte, Movistar, con el cuarto puesto de Alejandro Valverde, lograba, por tercer año consecutivo, el título de mejor equipo UCI World por equipos y dejaba a Katusha en segundo lugar.

Clasificación