SIENA. Fabian Cancellara atravesó la Plaza del Campo de Siena como un cohete, giró a la izquierda, se bajó de su bici, la levantó sobre su cabeza y gritó su victoria entre el entusiasmo de los miembros de su equipo, preparados para rodearlo. Sorprendió tal despliegue de alegría en un hombre que, cercano a sus 35 años, ya tiene un hueco en la historia del ciclismo tras ganarlo casi todo. En la ciudad toscana se apuntó la tercera Strade Bianche, una carrera con diez años de historia en la que sólo él ha repetido (2008, 2012, 2016).

El 'Expreso de Berna' se deshizo en elogios hacia la carrera del sterrato, los nueve tramos de caminos de tierra blanca que jalonan el recorrido, 52 de 176 kilómetros, que tanto le recuerdan a las clásicas del Norte. Aunque la amenazante lluvia apenas apareció hasta acabada la carrera, el cielo, negrísimo, y el fuerte viento que afeaban una Toscana siempre más bella bajo el sol, retrotraían a Flandes, escenario de tantos éxitos del suizo.

La explosión de alegría también venía de la emoción. Cancellara reconoció que no se vio vencedor hasta que cruzó la meta en la plaza del famoso Palio. Tiró de experiencia para arruinar la gloria en los 300 últimos metros, ya callejeando por las estrechas calles de Siena, al italiano Bambrilla. Y cuando él ya parecía levantar la bandera blanca, aún andaba por allí el temible Stybar, campeón hace un año. "Traté de que Brambilla no se fuera mucho, pero luego sabía que ir con Sybar era muy peligroso, no sabía si podía estar a rueda hasta el final", declaró el suizo.

Brambilla, con la miel en los labios

La victoria del incombustible suizo enfrió la atmósfera de la plaza sienesa, que ya se relamía con segunda victoria italiana de la historia de la carrera. Gianluca Brambilla (Etixx-quick Step) se había escapado a falta de 70 kilómetros con el estadounidense Brent Bookwalter (BMC), el ucraniano Andriy Grivko (Astana) y el belga Maxime Monfort (Lotto-Soudal).

Su renta nunca asustó y se deshizo en la subida del último tramo de 'sterrato' en Monteaperti, el pueblo en el que una batalla en 1260 con victoria de Siena dejó «una carnicería que pintó todo de rojo», según se recoge en la Divina Comedia de Dante. Lo citaba el libro oficial de ruta como una premonición del futuro de la escapada. Pero los cuchillos que afiló el Movistar con Amador y Visconti ni sirvieron para aupar a Valverde, que nunca tuvo opciones, ni para destruir a Brambilla.

Sagan rompió el pelotón

El transalpino aguantó con los gallos Fabian Cancellara, el campeón del mundo Peter Sagan (Tinkoff) y Zdenek Stybar, su compañero en el Quick Step, cuando aparecieron en el último tramo de sterrato tras el ataque del esloveno. Brambilla no se rindió y les atacó. Se fue sin oposición, pero las empinadas cuestas que conducen al centro de Siena frustraron su aventura contra tres de los máximos favoritos. Si entre ellos pedaleaba también toda la experiencia de Cancellara, en plena resurrección para poner el broche final de su carrera tras un mal año, al pobre Brambilla solo le quedaba inclinarse ante el 'rey del sterrato'.

Vídeo-resumen de la Strade Bianche 2016

Clasificación Strade Bienche 2016

Por su parte, en la carrera femenina se impuso la británica de 27 años Lizzie Armitstead, que entró en la Plaza del Campo sienesa con el maillot arcoiris de campeona olímpica. Se convirtió así en la primera ciclista en inscribir su nombre en el circuito World Tour femenino que se estrena hoy. Una victoria cimentada en la subida final, dónde dejó atrás a la polaca Katarzyna Niewidoma, campeona de Europa, y a la sueca Emma Johansson. La única española, Sheila Gutiérrez, llegó a más de 6 minutos, un resultado que no suma a las aspiraciones olímpicas nacionales, ahora mismo centradas en llevar solo una corredora a Río.

Clasificación de la Strade Bianche fenemina