El tránsito del pavé a las cotas ya se ha producido. Y, como es tradición, las colinas doradas de Holanda ejercen como anfitriones de los mejores 'puncheurs' del pelotón. 'Puncheur' es la palabra francesa acuñada al ciclismo para definir al tipo de ciclista potente con buen paso por las cotas y buen remate. Es decir, un clasicómano de cotas. Y ese precisamente es el perfil que gana en Amstel Gold Race, la carrera de las colinas doradas.
Y es que en el palmarés de la clásica de las Ardenas que más tarde hizo su debut aglutina los nombres de Jan Raas (x5), Eddy Merckx (x2), Joop Zoetemelk, Johan Museew o Bjarne Riis. En los últimos años, ya dentro de la era de los 2000, han ganado perfiles tan diversos como Erik Zabel o Erik Dekker, velocistas, además de escaladores como Danilo Di Luca, Davide Rebellin, Frank Schleck, Damiano Cunego o Roman Kreuziger, hasta acabar con el tradicional perfil de clasicómano del estilo Michele Bartoli, Alexandre Vinokurov, Philippe Gilbert (x3) o Michal Kwiatkowski, vencedor en 2015.
Cotas, Cauberg y alternativas
Y es que esta carrera ofrece muchas alternativas. No es tan dura como Lieja ni tan selectiva como el Muro de Huy, sino que ofrece alternativas: ataque lejano, movimiento en el Cauberg o, en su defecto, en la bajada, o esperar al sprint reducido. Es por ello que los perfiles de ganador son tan diversos.
En su recorrido, 34 cotas entre Maastricht y Berg en Terblijt, con casi 250 kilómetros de recorrido. Al encadenado final Cauberg, Geulhemmerberg, Bemelerberg y Cauberg, de nuevo, suele llegar un grupo medianamente grande y es en esas cotas cuando se selecciona más la carrera.
El Geulhemmerberg (1 km) es una cota bastante constante, que arranca con pendientes por encima del 8% y luego se rebaja en su segunda mitad. El Bemelerberg (1,2 km) es más larga pero menos dura; no sube del 6% y apenas baja del 4% salvo en la parte final. Por último, el decisivo Cauberg (900 m) arranca al 6% y sube hasta el 12% en su parte más dura para acabar llaneando prácticamente al final de la subida. Después, descenso frenético en el que cualquier diferencia puede ser vital.
Decenas de candidatos
Como decíamos antes, múltiples alternativas nos dejan múltiples candidatos. En caso de que la carrera vaya bastante controlada y haya un sprint en un grupo mediano, el favoritismo recaerá en manos de Orica, con la doble baza de Michael Matthews-Simon Gerrans, cuyos principales rivales, en esa tesitura, podrían ser Julien Alaphilippe (Etixx-Quick Step), Fabio Felline (Trek-Segafredo) o Edvald Boasson-Hagen (Dimension Data).
Entre los hombres que pueden sorprender entre subida, bajada o incluso imponerse al sprint, las alternativas son muy variadas. Desde el vigente campeón, Michal Kwiatkowski (Team Sky), Tony Gallopin y Tim Wellens (Lotto-Soudal), Philippe Gilbert (BMC Racing Team) o un Enrico Gasparotto (Wanty-Group Gobert) muy en forma.
Lars Boom y Luis León Sánchez (Astana Team), Jan Bakelants (AG2R La Mondiale), Michael Valgren (Tinkoff Team), Wouter Poels (Team Sky), Bob Jungels (Etixx-Quick Step), Giovanni Visconti (Movistar Team), Serge Pauwels (Dimension Data), Michael Albasini (Orica GreenEdge) o Enrico Battaglin (LottoNL-Jumbo) podrían incluirse entre los segundos espadas o outsiders.
Pero la cosa no queda ahí. Y es que hombres que podrían ser considerados vueltómanos podrían tener su oportunidad. Se trata de exganadores como Roman Kreuziger (Tinkoff Team) o Frank Schleck (Trek-Segafredo), además de ciclistas tan singulares como Wilko Kelderman (LottoNL-Jumbo), Tom Dumoulin (Giant-Alpecin), Bauke Mollema (Trek-Segafredo) o Rui Costa (Lampre-Merida). Son hombres que, por calidad, pueden marcharse en las subidas e incluso rematar con potencia en meta.
