Después de un fabuloso año en el que consiguió imponerse en la Omloop Het Nieuwsblad Elite, llevarse una etapa y el liderato de la clasificación general en la Tirreno-Adriático, además de ser sexto en la Strade Bianche y quinto en la Milán-San Remo, Greg van Avermaet llegó al Tour de Francia en un espectacular estado de forma tras ser tercero en el campeonato en ruta de Bélgica, lo que le permitió brillar en la quinta etapa de la ronda gala, y es que estando a tan solo dieciocho segundos del líder en la clasificación general, aprovechó la concesión de la fuga del día, llegando a tener quince minutos de adelanto, para plantarse en la línea de meta en solitario, obteniendo una victoria de prestigio que le llevó a colocarse en la primera posición de la clasificación general con cinco minutos de adelanto. 

"Creo que hoy he sabido tomar las decisiones correctas, separarnos de la fuga inicial ha sido la mejor idea del día porque Majka y compañía no querían colaborar"

Complicada jornada la que tenía por delante Van Avermaet, logrando llegar hasta la primera posición y colocarse por primera vez en su carrera líder del Tour de Francia, algo que ve complicado de mantener hasta el último día. "Ha sido un día perfecto, es mi primer maillot amarillo, algo dificilísimo para un corredor de mis características: no soy un sprinter puro, tampoco destaco contra el reloj y no soy un escalador de primera así que subir al podio de París es algo impensable. Cuando estoy delante es muy difícil ganarme, sé sufrir, la etapa me convenía y tuve suerte con los compañeros de escapada, siempre he trabajado duro pero la suerte no me ha acompañado necesariamente a lo largo de mi carrera. Después de muchas decepciones, da gusto pasar días como este sobre la bicicleta, después de ganar la Tirreno-Adriático estaba listo para las clásicas, pero las caídas me frenaron en varias ocasiones. Dos victorias y el maillot amarillo en el Tour de Francia me han demostrado que todo ese sufrimiento ha valido la pena", comentó ante los medios de comunicación.

Para terminar, Greg van Avermaet supo leer la jornada a la perfección, primero distanciando los dos grupos de la escapada y luego controlando la bicicleta en un descenso muy técnico. "Creo que hoy he sabido tomar las decisiones correctas, separarnos de la fuga inicial ha sido la mejor idea del día porque Majka y compañía no querían colaborar, si no lo hubiéramos hecho así, no hubiera ganado. Cuando oí que estábamos a quince minutos supe que tenía una oportunidad, pero no era lo que venía buscando, mi papel es ganar alguna etapa para quitarle presión al equipo, pero no siempre se puede…y nunca me imaginé poder conseguir el amarillo, venía pensando en no matarme en la bajada, en mantenerme a salvo hasta la meta. El asfalto estaba derretido y era una bajada muy técnica. Tenía que estar concentrado para no caerme y no perder mis opciones de victoria, he podido disfrutar el último kilómetro", concluyó.