Lo tenía todo controlado Peter Sagan a falta de nueve kilómetros para el final. Llegaba la cota que podía decidir la etapa y se la jugaba ante seis galgos rebeldes. Tres de ellos del mismo equipo. Durbridge e Impey le apretaron. Pero su autoridad quedó latente. Nadie pudo ni rechistar al dictador Sagan que, con una mirada hacia atrás, controlaba el grupo y la carrera.

Pero el descontrol de la llegada al sprint pudo con el dictador, vestido de arcoiris. El líder de los rebeldes fue Matthews, que supo hacerse un hueco entre los Van Avermaet, Boasson-Hagen y Sagan para asomar su cabeza y celebrar el primer triunfo de su equipo en este Tour de Francia. El australiano dio un bonito golpe de estado. Los rebeldes habían ganado por esta vez.

La transición es dura

Una jornada que se preveía de transición y de descenso de los Pirineos y que ha acabado con dolor en las piernas de los corredores. El alto ritmo que se ha mantenido durante toda la etapa y la lluvia aumentó la fatiga de los corredores en los 197 kilómetros que unían Escaldes-Engordany (Andorra) y Revel. De inicio, los ciclistas subirían el Port d'Envalira y ya en los últimos diez kilómetros, la Côte de Saint-Ferreol (3ª) sería decisiva.

Costó que se formara la fuga. Muchos equipos querían tener a su representante delante. Unos por buscar las opciones de victoria; otros, para evitar tener que coger responsabilidades en el pelotón. No fue hasta bien avanzado el descenso del Port d'Envalira (1ª) cuando se formó la fuga definitiva. Y ojo, con altas miras. Gente de equipos de velocistas como Lotto-Soudal, Direct Energie o Dimension Data entraba en el grupo de cabeza y ello provocaba mucho desconcierto en el pelotón.

Sagan, líder de los cazaetapas

Lo había intentado con ahínco Peter Sagan y el resto de cazadores no quisieron estar lejos del eslovaco. Él fue el instigador de un movimiento con grandes rematadores. Además del ciclista de Tinkoff entró Greg Van Avermaet (BMC Racing Team), Sylvain Chavanel (Direct Energie), Tony Gallopin (Lotto-Soudal), Edvald Boasson-Hagen (Dimension Data), Samuel Dumoulin (AG2R La Mondiale) y Michael Matthews (Orica-Bike Exchange). Además, escaladores como Mikel Landa (Team Sky), Vincenzo Nibali (Astana Team), Gorka Izagirre (Movistar Team)Rui Costa (Lampre-Merida). Además, Van Avermaet y Matthews contaban con Caruso y Durbridge e Impey, respectivamente, para buscar el triunfo.

Con un grupo muy compacto, el pelotón paró y, pese a los arreones de Katusha, enseguida se fueron a más de seis minutos de renta. Entró también IAM Cycling en una zona más abierta. A jugar los suizos. Pero enseguida llegó Sky y dijo: paz, por favor. Y el ritmo volvió a bajar sobre la fina lluvia que acompañó a los corredores durante la primera parte de la etapa. Por delante tampoco se relajaban y mostraron su pensamiento: "No será fácil cogernos".

Ritmo frenético

A falta de 60 kilómetros para la meta, IAM seguía tirando hacia un imposible. Sin la colaboración de equipos como Katusha o Etixx iba a ser muy difícil recortar. Pero entró Direct Energie de manera extraña. Tenían a un tipo como Chavanel en el grupo de cabeza pero confían en Coquard y Voeckler puso una marcha más en terreno más abierto al viento. La diferencia bajó un minuto en diez kilómetros. Los franceses jugaron la doble baza mientras, por delante, a falta de 47 kilómetros para el final, empezaron los arreones.

El ritmo era frenético. Los de detrás apretaban pero es que delante no daban tregua. El grupo era muy homogéneo y la calidad era inmensa. Como decía antes, no iba a ser fácil cogerles. Y eso que volvía la lluvia de nuvo. Según volvían a introducirse entre los bosques de la Alta Garona. Quedaban menos de 40 kilómetros y la diferencia se mantenía por debajo de los cinco minutos con el trabajo de Direct Energie y IAM. Emoción hasta el final.

La dictadura de Peter Sagan

Pasaban los kilómetros y la fuga mantenía sus opciones. Cantado. Iban a llegar. Ya al formarse la fuga lo habíamos intuido. Ese grupo, de tanto nivel, tenía muchísimas opciones de éxito. Y así fue. A 24 kilómetros de Revel, Sagan empezó a juguetear. Aprovechando una zona de viento, emergió con una de sus arrancadas que dejó seca a Rui Costa y alguno más. Con el luso se quedaban Cummings, Chavanel, Gallopin y Caruso. Lo intentó Nibali, al igual que Landa y Gorka Izagirre, pero tuvieron que ceder ante el ritmo eslovaco.

Sagan se llevó consigo a los rematadores más rápidos del grupo. Van Avermaet, Dumoulin, Matthews y sus dos compañeros -Impey y Durbridge-. Grupo de ganadores y Orica tenía prácticamente el 50% de opciones. En el pelotón, lógicamente, el ritmo bajó. Ya no había ninguna opción y era ilógico tirar ya. La etapa se había ido. A disfrutar de un final apacible.

Donde no era apacible era por delante. Miradas, salidas en falso, conversaciones con el coche de equipo... los de Neil Stephens tenían la sartén por el mango y además variedad de corredores: la potencia a larga distancia de Durbridge, la polivalencia de Impey y el remate de Matthews. Desde el coche del equipo australiano decidieron imponer un fuerte ritmo con el contrarrelojista tirando del grupo en el acercamiento a la cota de tercera.

La dominación total del arcoiris

Se apartaba Durbridge a mitad de subida y era el momento de Impey. La táctica de Orica progresaba pero el sudafricano no hacía ceder a ninguno de los rivales. Sagan estaba en plan dictador y volvía a ponerse en cabeza al final de la subida. Pero insistía Impey con un ataque sacaba dos, tres, cuatro metros al 'dictador' eslovaco. No se dejó batir y volvió a llegar a la rueda del de Orica. Combate nulo en la Côte de Saint-Ferréol. La única víctima había sido Durbridge, eliminado por la táctica de su propio equipo.

El rebautizado como el dictador volvía  la carga en un tramo de falso llano tras coronar. Lleva a todos los 'rebeldes' enfilados, por el camino que él quería, entre el enrevesado recorrido que introducía la carrera en los últimos seis kilómetros. Bajada, buen asfalto... buscando la llegada al sprint. El mando lo tenía Sagan, el jefe, el comandante, el dictador. También abría el descenso y marcaba la pauta. Miraba hacia atrás con superioridad, con supremacía, con galones. Unos galones que otorga la autoridad que posee, la autoridad con la que se vistió de arcoiris. Los galones del mejor del mundo.

Salió con autoridad a los dos arreones de Impey buscando la sorpresa en el zona de llano final. No dejó moverse a nadie, mantuvo maniatados a los rebeldes gracias a su su enorme entereza. Nadie se atrevía a rechistar al dictador. Volvía a mirar hacia atrás, tomado ya por cámaras de meta. Con tranquilidad, con sensación de dominio... un dominio que se le escapó en los últimos 500 metros.

Matthews, líder de los rebeldes

Van Avermaet lanzó la llegada. Partía desde una posición trasera pero enseguida llegó a la altura de los de cabeza. Sagan partió algo a destiempo y Matthews se quedó encerrado. Pero el australiano quería su victoria y buscó espacio donde no lo había. Sagan descartado, la cosa quedaba en un sprint lineal entre el propio Matthews, Van Avermaet y Boasson-Hagen. Y ahí, es el bueno de Michael el más rápido. El líder de la rebelión levantó los brazos, mostró el nombre de su equipo. ¡Qué se vea bien! Orica-Bike Exchange. La táctica de los aussies quizá no había sido la mejor pero eso daba igual. Habían ganado y no había motivo para discutir. Golpe de estado.

Segundo acabó, pese a todo, Peter Sagan y tercero entró Boasson-Hagen seguido de Van Avermaet, Dumoulin e Impey, cediendo dos segundos tras trabajar para el ganador. El pelotón llegó a la línea de meta a más de nueve minutos sin cambios en la general y con un final de jornada muy pero que muy tranquilo. Por cierto, se trata de la primera victoria de Michael Matthews en el Tour de Francia. Y otro apunte: Sagan se llevó el sprint intermedio y se coloca líder de la clasificación de la regularidad. Le arrebata el maillot verde a Cavendish.

Y mañana...

Jornada, mañana sí, llana y que se prevé de transición. Los repechos y el viento añadirán emoción a una etapa que unirá Carcassone con Montpellier y en la que habrá dos altos de cuarta en la primera mitad del recorrido. En total, 162,5 kilómetros.

Clasificaciones de la décima etapa