Día tras día, etapa tras etapa, Chris Froome está más cerca de hacerse con su tercer triunfo en el Tour de Francia. El británico llega a la jornada de descanso con 1:47 sobre Bauke Mollema. Queda mucho. Mucha montaña, una cronoescalada... pero la sensación del ciclista de Sky es de absoluto control. Tanto él como su equipo han dominado todos los 'tempos' de la carrera, nadie se ha atrevido a cuestionar su soberanía y, los que tímidamente lo han hecho, han sido apartados con un ligero toquecito. Como si de una hormiga fuera.

La pregunta, eso sí, es clara. ¿Y si alguien lo intenta de verdad, en serio? ¿Y si alguien propone una alianza contra el Sky? ¿Y si alguien se lanza, tumba abierta, a intentar poner en apuros al gran dominador de la carrera? La respuesto, si nos preguntan a periodistas o aficionados es clara. "Deben hacerlo". Pero en carrera, las cosas son bien distintas. Y es que, ¿quién se atrevería?

Contador, la valentía en cada pedalada

A todos nos viene el mismo nombre a la mente. Alberto Contador. El ciclista madrileño puede estar mejor o peor de forma, con mejores o peores piernas, con mayor o menor nivel. Pero de lo que no hay duda es que siempre lo intenta, nunca se conforma. O gana o no hace ni podio. Así ha sido toda su carrera en torno a las grandes vueltas. El de Tinkoff sería de los pocos capaces de lanzarse hacia el Tour, sin colchón, a todo o nada. Ya lo ha hecho en el pasado, con mejor o peor resultado, pero lo ha hecho.

Para el recuerdo, ataques lejanos, descensos de vértigo, Fuente Dé, Mortirolo, Telegraphe...

Yéndonos al pasado año, recordamos el lejano ataque de Contador en el Col du Glandon, en la 18ª etapa del Tour de Francia que se llevó Chris Froome con escasa oposición. El madrileño venía de ganar el Giro y no tuvo piernas para estar entre los grandes. Eso sí, no cejó en su empeño. Los buscó también en la Croix Fry, 19ª etapa del Tour de 2013 que también se llevó Chris Froome con bastante superioridad. Y si buscamos otro mítico demarraje del pinteño tendríamos que irnos al descenso del Pramartino en el que, junto a Samuel Sánchez, intentó reengancharse al Tour 2011 que se llevó Cadel Evans. Y lo buscó hasta el final con un ataque suicida, a 90 kilómetros de meta, en el Telegraphe.

Podríamos estar hablando horas y horas de los intentos del español, de los demarrajes alocados que le han llevado a la gloria y al infierno. Y cómo no acordarse de dos momentos: Fuente Dé 2012 y Mortirolo 2015. Arrestos, arrojo, valentía... esa que le falta a esta edición del Tour de Francia. No decimos que fuera a ganar, la superioridad de Froome es demasiado incontestable para asegurar eso, pero seguro que nos iba a hacer divertir. Cualquier descenso, cualquier repecho, un ataque lejano o una cronoescalada para el recuerdo... con Alberto esto podría cambiar mucho.

Pinot ha mejorado y su confianza ha subido en cada temporada

Lo mismo podemos decir de Thibaut Pinot. El ciclista de FDJ superó su mala fama en los descensos, las pérdidas que tenía en la crono y se plantaba en este Tour 2016 con opciones de brillar y mucho. Llegaba avalado por sus grandes resultados este año y por su valentía, la que le permitía atacar, quitarse el peso del pinganillo de encima y buscar las epopeyas más propias de otra época. Pero su abandono, en la etapa 13 de la carrera nos deja sin otro de esos valientes que podrían poner en aprietos a Froome. Bardet podría ser su heredero en ese aspecto, ya se le han visto visos de intentarlo en alguna ocasión o incluso Porte, tras superar su dosis de mala suerte. El australiano no tiene nada que perder.

El hambre del 'tiburón'

Sube bien, baja mejor, repechos, lluvia, viento... todo es territorio Nibali

Otro que falta o, más bien, que está pero en baja forma, es Vincenzo Nibali. El siciliano es siempre un ciclista espectacular, ofensivo y todoterreno. El de Astana podría haber sido uno de los jueces de la carrera pero como decimos, no está. Tras ganar el Giro, peleando hasta el último metro, el tiburón no ha podido estar entre los mejores y ya pierde más de una hora. Otro valiente que queda desactivado de cara a hacer cosquillas en la general.

Como decíamos, de sobra es sabida la valentía de Nibali. No hay más que retroceder un par de meses para comprobar la forma en la que ganó un Giro de Italia que se le había complicado. O volver a 2014 y recordar sus exhibiciones, jornada tras jornada, en su Tour de Francia. Tenía la carrera en el bolsillo, solo con ir a rueda lo tenía hecho. Pero quiso exhibirse, quiso ganar y se llevó la general y cuatro etapas. Brutal.

Sube bien, baja mejor, se mueve genial en repechos y, como buen 'squalo', pone buena cara al mal tiempo como hemos comprobado en infinidad de ocasiones. En Lieja, en la etapa adoquinada del Tour 2014... Es otro de los que se lo dejan todo sobre el asfalto y la afición lo agradece. Froome temblaría ante el mejor Nibali.

Aru, Bardet o Porte pueden lanzarse a la desesperada en las étapas que quedan

Y es que la capacidad de control de Sky, un mecanismo férreo y fuertemente engranado, podría quedar desactivada ante un ataque lejano de los nombrados anteriormente. Ya hemos mencionado a Bardet pero también poríamos nombrar a Aru, otro de los que no se achanta y de los que lo intentará en la última jornada. Se lo cree, sabe que es buen corredor y lo demuestra como hizo en la penúltima etapa de la Vuelta a España, en la que remontó a Dumoulin y se llevó la general de manera espectacular.

El 'conformismo' Nairo

La actitud de los ciclistas de los que hemos ido hablando contrasta especialmente con un hombre: Nairo Quintana. ¿Dónde está el Nairo del Tour 2013 que no dejó respirar a Froome partiendo como tapado? ¿Dónde está el Nairo del Giro 2014 que atacó sin cesar a Urán y compañía hasta reventarlos sobre la nieve del Stelvio? Ese Nairo parece haber desaparecido a medida que se ha convertido en el gran líder de Movistar Team.

El estilo de Nairo ha ido variando a conformista desde su definitiva eclosión allá por 2012: más conformista, menos vivaz

Lejos de ser aquel corredor vivaz, alegre y valiente, el colombiano se ha convertido en un conservador más. El nuevo ciclismo. En el que valen los podios, en el que ya no da igual ser tercero que cuarto o incluso octavo que noveno. Todo cuenta para estos nuevos conservadores. Quintana quizá debió escuchar menos su pinganillo porque calidad le sobra. Para arriba va igual o incluso mejor que Froome. Como equipo, tiene al mejor del mundo -tal y como demuestra la clasificación UCI World Tour de los tres últimos años- y podría poner nerviosos a los Sky. Pero parece que hemos perdido cualquier viso de esperanza. 

Todo apunta a que Nairo buscará el podio. Ser segundo o al menos quedar lo más arriba posible. La sensación es que aceptan la superioridad de Froome y que con ganar a la clase de media se conforman. Otra vez segundo, a espaldas de Froome sin saber siquiera si podía haberle ganado. Una lástima. Peleando con una clase media de la que se entiende más su actitud. 

La clase media, a por el podio

Y es que para los Mollema, Adam Yates o Romain Bardet es un auténtico éxito quedar en el podio del Tour de Francia. Sus resultados y su nivel lo indican. Es un resultadazo. La mala suerte la ha tenido Richie Porte -una vez más-. El australiano parece que puja a una apuesta a la que no puede llegar. A la que quiso llegar de la mano de Sky pero que le quedó lejos de su alcance. Quizás él tenga la llave de este Tour de Francia.

Así pues, ¿qué Tour nos espera en las últimas cinco etapas? La segunda semana no ha sido nada halagüeña para el espectáculo. Espectáculo entendido como lucha por el primer puesto, no por la dictadura de un Chris Froome que ojo, está cuajando un sensacional Tour de Francia. Atacando en cada rescoldo, incluso en el llano y los descensos. Golpe de autoridad tras golpe de autoridad, el británico demuestra su superioridad. Eso sí, si nadie lo intenta, la dictadura se prolongará en los Campos Elíseos. Esperamos la sorpresa en la última semana.