Después de perder el podio del Tour de Francia y concluir la ronda gala en la undécima posición acusando el cansancio de veintiún etapas, Bauke Mollema hacía acto de presencia en la Clásica de San Sebastián como uno de los grandes favoritos al triunfo en el último gran evento preparatorio antes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Mollema no se lo pensaba y nada más coronar pillaba fuera de juego a Joaquim Rodríguez, Alejandro Valverde y Tony Gallopin abriendo hueco y dejando las dudas por detrás. El ciclista holandés se lanzó como un cohete y nadie pudo seguirle, tan solo le vieron en la línea de meta celebrando el triunfo, y es que el jefe de filas del Trek aguantó el envite hasta alzar los brazos en las calles de San Sebastián, una coronación de prestigio que le sirve para ganar en confianza de cara a la cita olímpica del 6 de Agosto.

"Creo que a dos kilómetros más o menos sabía que lo tenía, todavía sentía que tenía algo de poder en las piernas, así que no iba a explotar"

Tras la desilusión sufrida en las últimas etapas del Tour de Francia pasando de la segunda a la undécima posición de la clasificación general, Mollema buscó recuperarse al máximo. "Los últimos días del Tour de Francia fueron muy decepcionantes para mí, y esto ha sido una buena manera de compensarlos, me recuperé bien del Tour, y estoy muy feliz de ganar, siempre me ha gustado esta carrera, esta es la primera clásica del WorldTour que gano. Siempre he querido estar en el podio de esta carrera y tener uno de esos sombreros vascos sobre mi cabeza, y ahora por fin tengo una", comentó ante los medios de comunicación.

Para terminar, Bauke Mollema había marcado con una cruz esta carrera en el calendario, se estudió el recorrido a la perfección este pasado viernes para saber lo que hacer en todo momento. "Ayer en el entrenamiento hice la última subida dos veces y tres veces el descenso, así que sabía lo que venía, estaba unos puestos por detrás cuando Rodríguez se fue, y era una subida estrecha, por lo que era difícil pasar al resto, pero me sentía bastante bien y sabía que podía cerrar el hueco en los últimos pocos cientos de metros de la subida, arriba, éramos cuatro y Rodríguez estaba ralentizado un poco, y creí que era el momento perfecto para marcharme. Sólo quise probar algo, y pensé que era un buen momento para un ataque, ya que todavía había 500 metros llanos en la parte de arriba, probé y ví que tenía un hueco, y entonces fui a tope hasta el final, creo que a dos kilómetros más o menos sabía que lo tenía, todavía sentía que tenía algo de poder en las piernas, así que no iba a explotar, y cuando miré hacia atrás, y no vi al segundo grupo, sentí que podía guardarlo hasta el final y fue una sensación muy agradable", concluyó.