A solo veinte kilómetros del pleno centro de Santander, capital de la comunidad montañesa, se erige un macizo, cuyo fin se marca en el Pico Llen, a 569 metros mirando hacia el cielo. En medio de la planicie costera del cantábrico se levanta esta colina, esta montaña, esta cima, de nombre Peña Cabarga. Otea el horizonte, dirige con su mirada Cantabria y controla todo lo que ocurre en la bella tierruca. Hacia el norte, hacia el sur, hacia el este y oeste, llegando a alcanzar visiones de las comunidades limítrofes. Como el castillo apostrado en la colina, el Monumento a la Marina de Castilla que resalta en su cima es el vigía de la comunidad.

Giro a la izquierda en Heras y...

5,9 kilómetros al 9,4% de pendiente media y rampas de hasta el 18%

Pero mucho más allá del significado que tiene este pico, considerado parque natural y explotado por el Gobierno cántabro como lugar turístico, Peña Cabarga tiene un gran sifnificado para el ciclismo y para la Vuelta a España, sobre todo en los últimos años. Cima de ilusiones y desilusiones, como reza el titular. Sus casi seis kilómetros hacen sufrir de manera desmesurada a líderes y gregarios. Una subida al sprint que comienza con las largas y constantes rectas desde Heras -entre el 10% y el 12%- para pasar por un necesario descansillo y afrontar los infernales últimos dos kilómetros.

Acaba el descansillo. Ya no queda tiempo para respirar. Las señales lo anuncian: "Cuidado, pendiente pronunciada. 18%".Las curvas de herradura entre los árboles y alguna que otra cabra suelta conducen hacia uno de los repechos más duros. Cuando la vegetación deja de ser frondosa y crecen los helechos y los zarzales. Allá donde el viento empieza a notarse más y más fuerte.

Cartel de último kilómetro ya sin ningún tipo de parapeto que pueda proteger al ciclista, más allá de la muralla de público que se aposta en los costados del asfalto. Pequeño giro de derechas, allá donde Froome y Cobo se lanzaron a la historia. Recta infernal. No acaba nunca. El público se va abriendo, ves la curva, ves la luz. Pero sigue picando, las piernas duelen. Y el pasillo humano continua, tampoco tiene fin. Las rocas, repletas, guían a los ciclistas hacia la última recta, la última rampa, la última curva. Respira. Ya has cruzado la meta.

El pionero: Ángel López del Alamo

Única victoria de Del Álamo y liderato para Zoetemelk

Pero las ilusiones y desilusiones no se fraguan con un simple alto, con simples rampas, con un asfalto duro y 'pindio', como se dice en la tierra de Peña Cabarga. Se fragua a base de gestas, de historias, de personas, en este caso deportistas. La primera vez que la Vuelta a España decidió incluir esta subida como final de etapa fue en 1979, allá cuando la carrera hispana se disputaba en el mes de mayo. El Monumento a la Marina de Castilla asistió a la primera y única victoria como profesional del madrileño Ángel López del Álamo, de trayectoria efímera -solo fue cuatro años profesional-. Y también asistió al liderato de Joop Zoetemelk. El holandés cogió el maillot de líder y ya no lo soltó hasta Madrid, donde batió a Francisco Galdós y Michel Pollentier.

Ángel López, ganador de la primera llegada a Peña Cabarga, junto con el líder, Zoetemelk | Fuente: Archivo ABC.
Ángel López, ganador de la primera llegada a Peña Cabarga, junto con el líder, Zoetemelk | Fuente: Archivo ABC.

31 años después, Unipublic decidió recuperar esta extraordinaria cima. Extraordinaria por diversos motivos. El primero es su pendiente en su corta distancia. Supera un desnivel de más de 500 metros en solo 5,9 kilómetros. Además, es una subida variada. Constante y dura al inicio, descansillo y dura e irregular al final. Y también por su accesibilidad. Cerca de la gran ciudad cántabra y de multitud de pueblos, no es un puerto perdido entre las cumbres del interior. Fácil aparcamiento en su base y subida andando, dura pero rápida. En una hora, en la cima. Ello hace de Peña Cabarga una subida que suele abarrotarse de gente. De ilusiones. Pero de eso hablaremos más adelante.

2010. Dramas, emociones y Purito

Una subida ideal para Joaquim Rodríguez quien ganó en 2010

Pero siguiendo con el repaso histórico, las ilusiones de Igor Antón, flamante líder de la Vuelta 2010, se truncaron en la base de Peña Cabarga. Pasado Solares, pueblo que acostumbra a anticipar la llegada a Heras y el inicio de la ascensión, el vasco se iba al suelo junto con varios compañeros del por entonces Euskaltel-Euskadi. Rotura de clavícula y adiós al recuperado maillot rojo entre lágrimas. "Fuerza, tendrás más oportunidades", dijeron algunos. "Una oportunidad así no se repetirá", decían otros. Los más pesimistas acertaron. Ni se repitió ni se repetirá salvo milagro divino.

Ese mismo año fue Joaquim Rodríguez el que vencía frente al 'pirulí' cántabro. Una subida ideal para él, corta y explosiva. Arrancaba Nibali en las herraduras del penúltimo kilómetro, lanzado a por la Vuelta tras la caída de Antón. El italiano pensó en la general y le salió bien. Purito le alcanzó cerca de la pancarta de último kilómetro, jugó con él en la recta infernal y le pegó el hachazo tras el giro de izquierdas entre las rocas. Hachazo y victoria para el catalán. Nibali se vistió de rojo con Mosquera recuperando terreno por detrás y finalizando a tan solo dos segundos del 'tiburón' de Messina. Gallego y siciliano batallaron hasta la Bola del Mundo por la victoria en aquella edición.

2011. Un duelo para el recuerdo

Espectacular día: la afición llevó a Cobo en volandas hacia la victoria en la Vuelta a España

Menos de un año después, en concreto un 7 de septiembre de 2011, las rampas de Peña Cabarga presenciaron uno de los duelos más épicos y bonitos que se han podido ver en la historia de la carrera española. De improvisto, lejos de ser grandes favoritos a imponerse en la tercera prueba de tres semanas, Juanjo Cobo y Chris Froome batallaron hasta casi casi morir en el último kilómetro del macizo cantábrico. El 'Bisonte' corría en casa y ello añadía un aliciente más. La afición se volcó, acudió todavía más en masa hasta las rampas más imponentes del coloso cántabro, más que nunca orgullosos de sus banderas, de sus lábaros y con mensajes de ánimo para el líder de la Vuelta, su compatriota.

Cobo lo tenía claro. Era la oportunidad de Froome y el británico no la quería desaprovechar. La selección natural hizo su efecto y el primer y segundo clasificado se quedaron solos nada más pasar la pancarta de último kilómetro. Precisamente fue el ciclista de Cabezón el que quiso defenderse a la ofensiva. Anuló el ataque de Jurgen Van den Broeck con un forzado cambio de ritmo que solo el británico pudo seguir. Juntos, pegados, soldados como si de un tándem se tratara, enfilaron el espectacular paseo humano que iba abriéndose como un abanico en la recta que inicia los últimos mil metros de subida. 18%, pican las piernas pero hay que seguir. A mitad de recta lo probó Froome. Desatado.

Era el Chris de siempre, tan poco estético como eficaz. Reventó a Cobo que pedaleaba con rostro torcido y medio inclinado encima de la bicicleta. Lo intentó el cántabro pero nada, el británico estaba excelso. Ya en la zona de las rocas le sacaba varios segundos y parecía tener todo en su mano: el de Sky cabalgaba hacia la victoria, la bonificación, hacia el rojo. Pero no estaba todo dicho.

Froome ganó, pero Cobo dejó prácticamente sentenciada la victoria en la general

La afición, su afición, alentó al líder de la Vuelta. "La afición me ha dado alas", reconocía el 'Bisonte' al finalizar la etapa. Y vaya si se las dio. Imagen aérea, ufff, menuda ventaja tiene Froome. Pero de repente, Cobo empieza a acelerar. La estela roja ya no caminaba tan lejos. Quedaba la parte más abierta, quizá no tan dura como la zona de la recta y las rocas. Pero las piernas pican. Necesitaba un milagro para alcanzarle, pero no tanto para mantener el maillot de líder. ¡Y vaya si lo mantuvo!

Froome celebra su triunfo por delante de Cobo | Fuente: RTVE.es.
Froome celebra su triunfo por delante de Cobo | Fuente: RTVE.es.

El de Cabezón sacó la raza montañesa de la que tanto presumen en la tierruca. Y en cuestión de metros ya se había solapado a la rueda del británico. Filmados por cámaras de meta, Cobo incluso intentó adelantar a Froome, en plena curva final. Los 10 o quizá 15 metros que tiene el último giro se le hicieron muy largos. Al final, victoria para el británico pero Cobo que mantenía el liderato y una ventaja que supo concretar en la meta de Madrid, donde se llevaría la victoria en una de las ediciones más bonitas de la Vuelta Ciclista a España más moderna.

Horner se lanza a por la Vuelta

Horner bate el récord de Purito en Peña Cabarga: subió en 16 minutos y 44 segundos

Dos años tuvo que esperar la cima de Peña Cabarga para volver a acoger a la caravana de la Vuelta a España. El 12 de septiembre de 2013 la subida cántabra inauguraba un tríptico de montaña cantábrica que iba a ser decisiva para una apretada general, encabezada por Vincenzo Nibali seguido a solo 28 segundos por Chris Horner, a la postre, vencedor de la carrera. A parte de la exhibición de Kiryenka, que remató la escapada ascendiendo en solitario y llegando con 28 segundos sobre Chris Anker Sorensen y más de un minuto respecto al resto de escapados. Pero la lucha entre los favoritos fue tremenda.

Horner subiendo Peña Cabarga en 2013 | Fuente: Unipublic-Vuelta a España.
Horner subiendo Peña Cabarga en 2013 | Fuente: Unipublic-Vuelta a España.

Recordando al duelo Cobo-Froome de 2011, Nibali y Horner batallaron cerca de la cima, en ese fatídico y espectacular último kilómetro. No pudo ser tan combativo como el cántabro el ciclista italiano pero lo intentó. Y es que Nibali no iba fino pero derrochó fuerzas para salir al cambio de ritmo de los Katusha -Dani Moreno y Purito Rodríguez-. Se soldó a la rueda de Horner y encaró tras él la recta que da acceso al último kilómetro. Valverde había cedido hacía varios centenares de metros y Joaquim estaba a punto de hacerlo.

Pero el americano iba pletórico. Su ritmo era imposible de seguir para Nibali que reventó. Horner se exhibió en la parte final de la subida, mostrando el nivel que le hizo ser campeón a los 41 años. El siciliano, eso sí, mantuvo el maillot rojo, pero por solo tres segundos. Cedió 25'' en las rampas cántabras y acaba superado por Purito y Valverde que se habían quedado antes. Horner dio el golpe moral a la Vuelta y lo remató en el Naranco y el Angliru con una carrera de ensueño en el ocaso de su vida como profesional. Este fue el último día de gloria que vivió Peña Cabarga. El 31, ¿será el siguiente?

Una afición especial

Miles de personas se dan cita a lo largo de la subida, ya sea entre semana o fin de semana. Una fiesta

Uno de los componentes que hace tan especial esta subida es la afición. Ya hemos aludido antes a ello. La cercanía con Santander, la accesibilidad con la que se llega a sus rampas y la espectacularidad de la propia subida hacen atractiva la llegada a Peña Cabarga. Desde primera hora de la mañana, manadas y manadas de aficionados inician la ascensión, a pie o en bicicleta, para situarse en los mejores lugares, en las rampas más espectaculares. Dentro de una subida que suele estar abarrotada, lógicamente los últimos dos kilómetros son los que más gente acogen.

Nibali superando un pasillo de aficionados | Fuente: Tim de Waele.
Nibali superando un pasillo de aficionados | Fuente: Tim de Waele.

La fiesta en el descansillo es total y ya dentro de los kilómetros más espectaculares todo se magnifica. Pasillo en la zona de herraduras y ya pasada la pancarta de último kilómetro la masificación es total. Espectacular acordeón el que forma el pasillo humano de la recta infernal que da acceso a los últimos mil metros, abriéndose al paso del reguero de ciclistas, que sufren alentados por la multitud. Tras el giro de izquierdas prosigue el gentío en el asfalto y también sobre las piedras. Una auténtica fiesta, no solo del ciclismo sino también de la comunidad. Centenas de banderas, lábaros, camisetas racinguistas... el nuevo día de Cantabria.

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Sobre el autor
Adrián González Blanco
Comunicación audiovisual. Coordinador y redactor de la sección del Racing, Rallys y Ciclismo y redactor en Betis VAVEL.