Mike y Sully, unos alumnos poco hermanados en 'Monstruos University'
Mike y Sully y su pandilla de amigos. (Foto (sin efecto): Abc.

Doce años han pasado desde que la pequeña y traviesa Boo se colara en una desconocida fábrica de sustos llamadas Monstruos S.A. Doce años desde que nos enterneciera a todos con aquella extraña amistad que nació entre ella y un par de monstruos adorables (uno más que otro). Ahora, más de una década después, esos monstruos llamados Mike y Sully regresan a la gran pantalla reconvertidos en unos jóvenes alumnos de Monstruos University, título bajo el que aterrizó el pasado viernes la precuela de la exitosa cinta de animación de Pixar y que en Estados Unidos ha dado la campanada, coronándose como lo más visto por delante de Guerra Mundial Z o El hombre de acero.

Tras dejar tibios a los amantes del género con títulos como Brave o Cars 2, Pixar tenía por delante la difícil tarea de recuperar la confianza de unos espectadores desencantados por no vivir en sus sillones la grandiosidad y emoción que desprendían otras producciones de su sello como Up, Wall-E o Toy Story. Desesperados por reconducir de nuevo sus pasos hacia el éxito, la compañía decidió rescatar del pasado una de sus obras más emblemáticas: Monstruos S.A. Lo que a voz de pronto parecía una buena idea pronto se tornó en miedo entre el colectivo. ¿Una precuela? ¿Y Boo?

En esta segunda entrega, Mike es el protagonista absoluto de la historia

El encargado de llevar la batuta de esta nueva producción es Dan Scanlon, cineasta que se estrena en solitario en la dirección de largometrajes de animación. Scanlon además firma el guion junto a Robert L. Baird y Daniel Gerson, co-realizador de la primera entrega, de la cual se rescata a Mike, Sully y a Randall, aquella malvada lagartija, cuyo pasado quedará al descubierto, dejando entrever los motivos por los cuales odia al "gatito" azul de manchas moradas.

Mientras en la primera entrega la mayor parte del peso recaía en Sully, en esta ocasión, el gran protagonista es un jovencísimo, con aparatos en los dientes incluido, Mike (con la voz nuevamente de José Mota), un soñador que desde muy pequeño ha deseado estudiar en la mejor escuela de sustos del universo: la Monstruos University. Allí formará parte del Programa de Sustos donde compartirá pupitre con el heredero de la estirpe más prestigiosa de asustadores de niños: James P. Sullivan (Santiago Segura).

Mike y Sully, como el gato y el ratón

En esta segunda entrega, podremos presenciar cómo Sully y Mike no siempre fueron los mejores amigos del mundo. Su relación era cuanto menos distante en su etapa universitaria y en la cual el guion no escatima en tópicos: novatadas, hermandades, fiestas, y como no, un campeonato donde se medirán los mejores asustadores del alumnado llamado los sustijuegos. En este contexto, Mike no es el mejor asustador del mundo, pero es aplicado, inteligente y no tiene miedo. Sully, en cambio, es vago e irrespetuoso. Dos polos completamente opuestos que deberán entenderse si quieren sobrevivir en esa jungla llamada campus.

Ojo con la rectora de la Universidad, la señora Hardscrabble, una inquietante mezcla entre dragón y ciempiés que le pondrá las cosas muy difíciles a nuestros queridos protagonistas en su camino hacia la gloria. Entre medias, situaciones disparatadas, fiestas alocadas (con ritos de iniciación y mascotas incluidos) y unos secundarios muy divertidos donde destaca un joven patoso cuya madre no le quita el ojo, o mejor dicho, los ojos, de encima y que terminarán haciendo las delicias de pequeños y mayores.

No desprende la originalidad y ternura de la primera, pero cumple con las expectativas

En definitiva, esta nueva historia cumple con las expectativas del público. Cierto que el filme no desprende la originalidad, ternura y la emotividad que desbordaba su primera entrega, en parte porque la gran culpable de ello, Boo, no aparece en esta nueva aventura. No obstante, estamos ante una digna precuela que supera en algunos momentos en ritmo y acción a su antecesora.

Lástima que la chispa y el ingenio parece haberse quedado anclados en el pasado, sin duda alguna lo que más se echa en falta en medio de un espectacular uso del 3D y una banda sonora fantástica compuesta por Randy Newman. Afortunadamente, en el desenlace se aprecia una pequeña mejoría en este aspecto cuando un inexperado giro argumental hace que todo encaje y evita que la película se precipite hacia terrenos más sensibleros y previsibles. Una bella moraleja que dice algo así como "si quieres, puedes". Tal vez eso mismo se lo debería repetir Pixar de cara al futuro.

Un último detalle: Muy atentos al cortometraje que se proyecta antes de la película titulado The Blue Umbrella. El proyecto dirigido por Saschka Unseld aúna de forma magistral la animación con el uso de imágenes reales. Un regalo para la vista.

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