Americana (I): amores, viajes y cervezas
Fotograma de 'Audrey the Trainwreck' (Foto (sin efecto): americanafilmfest).

Audrey the Trainwreck

La primera película la rescataron del 2010. Se trata del quinto metraje de Frank V. Ross. Una cinta que forma parte del mumblecore, un movimiento cinematográfico, dentro del cine independiente americano, caracterizado por producciones con un presupuesto muy bajo y el naturalismo de las historias, tanto en las actuaciones como en los diálogos. Se trata de una cinta que se ha visto en pocas ocasiones y que, gracias al equipo del Americana, ayer algunos pudimos ver.

En Audrey the Trainwreck se nos presenta la vida de Ron Hogan. Un hombre que, aparentamente, esta contento con lo que vive; aunque también le habría gustado cumplir alguno de sus sueños y romper con el día a día. Una vida construida sobre la rutina: su trabajo en la oficina es siempre igual, las citas que consigue a través de internet también lo son... Pero, cuando ya empieza a estar harto de hacer siempre lo mismo y que no pase nada, conoce a Stacy, una chica con quien se entiende muy bien y empiezan a enamorarse.

Tal y como es típico del mumblecore, la película esta construida a base de situaciones del protagonista, haciendo saltos temporales y elipsis, ya que lo importante es hacerse una idea de cómo es la vida de este personaje. Todas son situaciones cotidianas, normales, ya que busca el naturalismo de la historia (en algunos momentos parece un documental gracias a la actuación sincera del protagonista). Se van alternando momentos felices con otros más deprimentes, el director nos ilustra lo fácil que es ir de un lado al otro. Aunque en muchas ocasiones el espectador tiene la sensación de que no está pasando nada, este va descubriendo cada vez más cómo es Ron y cómo se siente con su vida (ayudado por alguna escena con conversaciones filosóficas con su amigo). El retrato de un hombre que va sobreviviendo sin riesgos pero que le gustaría empezar a coger él el volante y a vivir.

The Motel Life

Primera película dirigida por los hermanos Alan y Gabe Polsky, del 2012. Aquel año se presentaron en el Festival de Roma, donde ganaron el premio al mejor guión y el premio del público. Esta cinta cuenta la historia de Frank y Jerry Lee Flannigan, hermanos que viven de motel en motel, la mayor parte del tiempo bebiendo. Su única salida de la rutina y esta vida, un poco pobre en alma, son las historias fantásticas de Frank e dibujadas por Jerry Lee. Su vida da un giro inesperado cuando Jerry Lee atropella por accidente a un niño y lo mata. Frank lo ayuda y se dan a la fuga, cruzando todo el estado, al estilo de una road movie, para acabar en Elko, lugar donde vive la última pareja de Frank.

Una película que consigue retratar (y caricaturizar) muy bien el mundo de los bares, casinos y hospitales; añadiendo momentos de humor a esta historia dura. Va explicando a través de flashbacks el pasado de los dos protagonistas, explicando al espectador como han llegado hasta este punto. Las animaciones (muy bien conseguidas), además de ilustrar las narraciones de Frank, sirven para quitar un poco de tensión a la película. Una historia bien hecha, explicada de forma original.

The Retrieval

Tercera película y una de las sorpresas del festival. Película inédita, sólo se ha visto en algún festival (no se ha estrenado ni en las salas de Estados Unidos). Se trata del segundo largometraje de Chris Eska. Con la poca trayectoria que lleva, ya ha ganado algunos galardones, como el premio del público en el Festival de Nueva Orleans o en el de Phoenix. La cinta narra el viaje de Will durante los últimos días de la Guerra Civil de Estados Unidos, un adolescente huérfano que, junto a su tío, irán en busca de Nate, un fugitivo, para entregarlo a unos cazadores de recompensas. Tras localizarlo, los tres emprenden un viaje campo a través, en el que el muchacho irá cogiendo confianza con Nate. A Will se le planteará un dilema y tendrá que decidirse entre la lealtad y sus sentimientos.

Esta película indie americana consigue combinar a la perfección los géneros del western (temática y personajes), drama (pasado de los protagonistas y dilemas de Will) y road movie (el viaje que emprenden y los cambios que sufren a lo largo de este). La fotografía es magnífica, propia de superproducciones con un presupuesto mucho más elevado. Destacar las actuaciones de Ashton Sanders (Will) y Tishuan Scott (Nate). Si es verdad que este año pasado ha habido más de una película relacionada con la esclavitud, esta consigue plasmar dilemas y situaciones que no habían mostrado las otras (como es el de gente negra vendiendo a los cazarecompensas a otros de su raza, y los dilemas que esto provoca a posteriori). Una película con una buena dirección.

Drinking Buddies

La última película de la jornada era también la más popular del día. Dirigida por el ya experimentado Joe Swanberg y protagonizada por actores conocidos como Olivia Wilde, Jake Johnson, Anna Kendrick y Ron Livingston. Una cinta que también ganó popularidad ya que Quentin Tarantino la añadió en su lista de las 10 mejores películas del 2013. Se trata de una comedia romántica (o, más bien, de la friend zone) centrada en Lucas y Kate, dos expertos de la cerveza, muy amigos, inseparables en el trabajo, muy parecidos de carácter, siempre lo comparten todo... Hasta una atracción entre ellos que resta escondida. Pero ambos están comprometidos: Jake con Jill y Kate con Chris.

Una cinta simpática y divertida que, a diferencia de otras comedias románticas, no busca escenas i situaciones ideales. Justo lo contrario, siguiendo las bases del mumblecore, busca pretextos totalmente reales y naturales; con la intención de que el espectador se pueda sentir identificado con uno de los dos protagonistas (y lo consigue). Aunque en un primer momento puede parecer que no pasa nada, el director tiene la capacidad de capturar pequeños momentos y detalles que van mostrando al espectador como, en realidad, va evolucionando la historia: Swanberg ha conseguido escribir la historia con sutileza. Además, la química entre los actores no se puede negar; consiguiendo transmitir su buen rollo con todo aquel que vea la película. Las sensaciones que tiene uno mientras mira la película son las mismas que las de estar pasando un buen rato con los amigos; y, esto, no es fácil de conseguirlo.

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