Estos pósters son un escándalo
Eva Green en el póster de Sin City 2 retocado y seguido del original. (Foto (sin efecto): eonline).

La censura cinematográfica no solo ataca al metraje o a la calificación por edades de una película, también controla todo el universo de marketing y publicidad que se genera en torno al deambular de la película por las salas de medio mundo. Esto incluye los famosos carteles publicitarios, aquellas imágenes con las que las producciones sacan a relucir sus mejores atributos a la espera de atraer al espectador a las salas. 

A veces, es inevitable que esta estrategia de marketing caiga en el sensacionalismo o en el mero morbo, alimentando las ilusiones del público con imágenes violentas, sexuales o simplemente polémicas. Ya lo dicen: "No me importa si hablan bien o mal, lo que importa es que lo hagan". 

Con la polémica del cartel de Eva Green en Sin City 2 aún dando coletazos por la red (la actriz ha asegurado que no es para tanto dado que "no estoy desnuda"), Cine VAVEL repasa algunos carteles cinematográficos que han mutado por exigencias de la censura. ¿De verdad eran para tanto? Juzguen ustedes mismos.

La piscina (Jacques Deray, 1969)

Los funcionarios del entonces ministerio de Información y Turismo de España revisaban todo el material cinematográfico que emitía las pantallas del franquismo. El filtro que por aquel entonces afectaba a todo lo que se emitía en nuestras fronteras, también se encargaba de censurar, mutilar o corregir aquellos excesos que se observaban en el material destinado a la promoción de filmes como pueden ser los carteles o pósters. Es lo que sucedió con el cartel original de La Piscina, el drama criminal de nuestros vecinos franceses, protagonizado por Alain Delon y una sensual Romy Schneider. ¿Encontráis la diferencia?

 </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2>Saw 2 (Darren Lynn Bousman, 2005)</h2>  <p>Todos sabemos cómo se las gasta el género del terror en su feroz promoción mundial. No obstante, dentro de este género hay una saga que se ha caracterizado por escandalizar, más de la cuenta, al personal con sus imágenes promocionales: <em>Saw</em>. Una de las más recordadas y polémicas, el cartel de su segunda entrega, Saw 2, donde podía verse unos dedos cercenados que hacían referencia al número de la entrega. La Motion Pictures Association of America (la Asociación Cinematográfica de América o MPAA), encargada de dar el visto bueno a los carteles cinematográficos, puso el grito en el cielo. Así, el póster fue ligeramente modificado gracias a un juego de planos donde continuaban los dedos, aunque sin dar la sensación de estar cortados.  </p>  <h2></h2>  <h2>Bereavement (Stevan Mena, 2010)</h2>  <p>Precuela de <em>Malevolence</em>, esta historia de terror narra cómo un niño de seis años de edad es secuestrado y forzado a ser testigo de los brutales crímenes cometidos por su mentor. Con una sinopsis que deja poco a la imaginación, el cartel original jugó todas sus cartas al impactar con una imagen del pequeño empuñando un cuchillo. La idea no debió de gustar mucho porque poco después el cuchillo cambió de manos. Todos sabemos lo que ocurre cuando se mezcla infancia y armas en el cine, que es difícil no salir quemado. </p>  <h2></h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2>La dama de Trinidad (Vincent Sherman, 1952)</h2>  <p>Como se ha comentado anteriormente, durante el franquismo eran innumerables las películas que sufrían el ojo avizor de la censura del régimen. En un estado marcado por el puritanismo, la idea de visualizar a una actriz de la sensualidad y belleza de Rita Hayworth mostrando escote estaba fuera de lugar. Solo hay que echarle un vistazo al destrozo que hicieron con el cartel de <em>La dama de Trinidad</em>. La sensualidad hecha pedazos. </p>    <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2>Las colinas tienen ojos 2 (Martin Weisz, 2007)</h2>  <p>Lo del póster de <em>Las colinas tienen ojos 2</em> es, cuando menos, destacable. No conocemos el baremo que justifica las decisones de la MPAA, pero en este caso, cambiar un cuerpo que se aferra a la vida con uñas en la arena por uno inerte no tiene mucho sentido. Más aún cuando todo el mundo conoce cómo se las gasta los protagonistas de esta historia de terror, donde lo importante no es el final sino cómo se llega a él (y cuánto se sufre). </p>  <h2></h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2>¿Hacemos una porno? (Kevin Smith, 2008)</h2>  <p>Debe resultar difícil para un creativo diseñar un cartel publicitario de una película cuyo título es ¿Hacemos una porno? No obstante, si la historia se engloba dentro de la comedia gamberra, existen ciertas licencias que uno se puede permitir. No en este caso, donde el póster original sufrió un fuerte tijeretazo por parte de la censura. Tanto, que el sustituto no tenía nada que ver con su hermano mayor. ¿Mejor o peor?</p>    <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2> </h2>  <h2>The People - Larry Flynt (Miloš Forman, 1996)</h2>  <p><em>Lo de The People - Larry Flynt</em> es lo que podría definirse como "un cartel censurable de manual". Si a las razones sexuales le añades un claro ataque al patriotismo norteamericano y a la religión cristiana, el cóctel puede ser mortal. El arzobispo Ján Sokol declaró a la televisión pública de su país (Eslovaquia) que aquel cartel era "una humillación del crucifijo y una difamación del símbolo de la fe cristiana". Finalmente, la polémica pesó más que los fuertes ideales de sus creadores y fue retirado de circulación. ¿Con cuál te quedas?</p>    <h2>El último exorcismo (Daniel Stamm, 2010)</h2>  <p>Poco más de medio centenar de quejas hicieron que el póster de <em>El último exorcismo</em>, de Daniel Stamm, desapareciera de un plumazo de las calles de Reino Unido. Las razones: lo consideraban ofensivo e inapropiado para mostrarse en público. Lo llamativo de ello es que la única diferencia visible con el que se exhibió en nuestro país era la sangre de la protagonista, que cobraba vida con un rojo intenso, a juego con las letras del título. Ver para creer. </p>      <h2>Los hombres que no amaban a las mujeres (David Fincher, 2011)</h2>  <p>Ya lo advirtió David Fincher. El cartel promocional de su remake de <em>Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres </em>traería cola. Dicho y hecho. Mostrar los pechos de Rooney Mara en primer plano no entusiasmó a los miembros del censor hollywoodiense, muy dado a los puritanismos. Solución: taparlos ligeramente con un enorme recordatorio de su llegada a los cines. ¿Mejor o peor?</p>     </section><div class=