Festival de San Sebastián (VIII): contrastes
Fotograma de 'Casa Grande' // Foto (sin efecto): sansebastianfestival

Penúltimo día del festival y ayer se acabaron de presentar todas las películas que faltaban. Hoy se repetirán algunas de ellas y se celebrarán las galas de entrega de premios y clausura del festival. Las películas que vimos ayer fueron Casa Grande del brasileño Fellipe Barbosa, Gente de bien del colombiano Franco Lolli y La madre del cordero de los chilenos Rosario Espinosa y Enrique Farías.

De las tres cintas, las dos primeras formaban parte de la sección Horizontes Latinos y las dos ponían en evidencia las diferentes clases sociales de su país y la dificultad de intentar mezclar unos y otros. La primera de ella, Casa Grande, cuenta la historia de un joven de la élite social de Río de Janeiro, que intenta escaparse de la sobreprotacción de sus padres a la vez que estos caen en la bancarrota y el joven se enamora de una chica que no es de la misma clase social que él.

La verdad es que esta obra de Barbosa es interesante: normalmente las películas para mostrar las diferencias exageradas entre las diferentes clases sociales de Río de Janeiro se hacían protagonizadas por una persona de la favelas, pero en estre caso era diferente, la familia protagonista era un chico de clase social alta. Aunque se nota la falta de experiencia del director rodando películas y hubiera algún fallo técnico de planificación o más puramente de cámara; es una película con la que uno disfruta mirando, no se hace ni larga ni pesada, y tanto tiene sus momentos divertidos, románticos y tristes. Una narración bastante previsible y clásica, pero con una idea original. Buena película para empezar el día y sacarte las legañas de los ojos.

Las cintas Casa Grande y Gente de bien ponen en evidencia las diferencias entre clases sociales, pero desde distintos enfoques

Por otra parte, Gente de bien se centra en el país Chileno, también remarcando las diferencias que hay entre los diferentes estratos sociales. Esta película cuenta las vacaciones que pasa un niño pobre de 10 años con una familia adinerada de la zona, ya que la madre de dicha familia le había ofrecido quedarse el niño unos días mientras su padre trabajaba para poder pagar las deudas.

Por una parte, el enfoque escogido por Lolli aquí es diferente a la película anterior ya que aquí el protagonista vuelve a ser un niño de las clases pobres. Por otra, esta cinta se centra más en hacer visibles las diferencias que hay entre unas familias y las otras, entre tener solamente una madre o vivir con tu padre... Posiblemente uno de los méritos de la película sea el gran trabajo que ha hecho el protagonista con tan pocos años. Otra diferencia con la cinta anterior es que la mayor parte de la película era tristeza o momentos duros, mientras que en la otra también había muchos momentos de risa o de amor... Seguramente por eso el público ha disfrutado más con Casa Grande que con Gente de bien.

Falta de conexión emocional y excesivos estereotipos en la chilena La madre del cordero

Finalmente, la última película de la jornada, La madre del cordero, también fue la más floja de las tres. La protagonista de esta propuesta chilena es una mujer de 49 años, Cristina, bastante tradicional y amargada debido a que a lo largo de toda su vida solamente se ha dedicado a cuidar de su madre y no ha tenido más vida que esta. Hasta que un día, se encuentra con una antigua compañera de instituto y esta, después de unos días quedando, besa a Cristina y la deja muy trastornada.

Aunque no es la primera vez que se hace una película en la que una amiga se enamora de la otra, es interesante la propuesta que eso pase en dos mujeres ya adultas y que choque con las costumbres y la madre tradicional de una de ellas. Pero creo que ha habido un grave problema del desarrollo del planteamiento inicial en La madre del cordero, puesto que el espectador no conecta en ningún momento con las protagonistas. Además, la tristeza permanente que está presente en la película también da la sensación que el tiempo pasa mucho más lento, y el espectador se acaba aburriendo de tanta miseria en el interior de la protagonista. Por otra parte, tampoco me ha acabado de convencer el uso excesivo de estereotipos y de tópicos, tanto por el mundo de la mujer lesbiana como por el mundo de la madre tradicional.

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