Esenciales del cine: 'El cantor de jazz' (1927)
Al Jonson y May McAvoy. Foto (sin efecto): Lewis Wayne Gallery.

La evolución del cine, desde la creación del cinematógrafo hasta la aplicación de los más despampanantes efectos especiales es, para muchos, una difusa algarabía en la que quizá sitúen el mudo monocromático de Charles Chaplin, el cándido rostro de Audrey Hepburn y a una irreal Linda Blair caminando retorcida en El Exorcista.

Es complicado saber algo más acerca de la historia del cine cuando uno no acostumbra a moverse en círculos cercanos al mismo, más allá del mero visionado de películas en el hogar o en las salas. No obstante, la curiosidad es sin duda bienvenida cuando puede ser saciada y, con el presente texto, CineVAVEL inaugura una sucesión de reportajes que incluirán información, curiosidades, recomendaciones y fragmentos de los largometrajes más representativos del desarrollo del séptimo arte a lo largo de los años.


Una corta pero intensa trayectoria

La primera película jamás rodada se estrenó en 1895 de la mano de los hermanos franceses Auguste y Louis Lumière, quienes también patentaron el aparato que servía para captar fracciones de la realidad y proyectarlas ulteriormente. El cineasta y mago George Méliès (a quien Ben Kingsley trajo de vuelta a la industria hace casi tres años, esta vez delante de la cámara en Hugo, de Martin Scorsese) se encargó de hacer de la creación de ficción algo posible y fructífero.

El cine, desde el primer momento, ha evolucionado a una velocidad vertiginosa

Por consiguiente, podría decirse que el cine como tal cumplirá, en 2015, ciento veinte años. Desde el primer momento llamó la atención de empresarios, artistas y espectadores; motivo por el cual ha evolucionado a una velocidad vertiginosa: unos treinta años después de su nacimiento, se empezaron a incorporar diálogos sonoros a las películas.


El cine sonoro: del rechazo a la cima

El cantor de jazz (The Jazz Singer, 1927) de Warner Bros. rompió con la convicción popular de que el cine sonoro iba a ser un fracaso. La competencia, bien para tratar de evitar una caducidad inminente o bien por el miedo innato que el ser humano le tiene a los cambios no se plantearía, hasta que El cantor de Jazz triunfó en taquilla, que el sonido, al fin y al cabo, podría no ser otra cosa que una puerta hacia el futuro.

Familia Rabinowitz. (Fotos: Pyxurz y Wired. Montaje: CineVAVEL.)

El cantor de jazz supone un puente entre el cine mudo y los diálogos hablados

Como es sabido, el cine mudo, con y sin intertítulos, ha contado casi siempre con un acompañamiento melódico que seguía, rítmicamente, las acciones de los personajes en pantalla. Las salas de cine estaban provistas, a veces, de instrumentos individuales y, otras veces, de orquestas enteras. El cantor de jazz, sin embargo, modela una especie de híbrido, un puente entre el texto blanco sobre fondo negro y los diálogos hablados. En este filme, la voz de los personajes solo se escucha cuando aparecen intervenciones durante las canciones que se incluían en la misma. Es decir, es una película muda durante la mayor parte de la acción, pero deja de serlo cuando, en determinadas escenas, el personaje se dirige a otros y se les puede oír mantener una conversación o al primero recitar una pieza monologada.

Esta película, además de ser pionera en cuanto a la fusión de imagen y sonido (la primera talkie, así es como se las conocía entonces; el término se ha perdido debido a la generalización del audiovisual), fue una de las premiadas en la primera gala de los Oscar, celebrada en 1929. Recibió un galardón especial por ser, literalmente, una “revolución en la industria”. Esto sucedió gracias a la adquisición de Vitaphone por parte de Warner: finalmente, se dio con un sistema de grabación de sonido que podía acoplarse a las películas sin riesgo de desincronización y comercializarse fácilmente. Fue este el método que se empleó en El cantor de jazz.

La popularidad de Al Jolson en Broadway proporcionó gran éxito al filme

Su protagonista, Al Jolson, era toda una celebridad en Broadway por aquel entonces. George Jessel, la estrella principal de la obra de 1925 en la que se basó el largometraje, no fue capaz de llegar a un acuerdo económico con Warner cuando la productora adquirió los derechos para llevarla a la gran pantalla. Finalmente, fue Jolson quien interpretó al joven judío Jack Robin (nombre artístico que adopta el personaje) y es muy posible que su enorme popularidad le proporcionara al proyecto una grandísima parte del éxito que cosechó.

La voz de Jolson, fallecido de un ataque al corazón a los 64 años de edad en octubre de 1950, se ha mantenido viva, así como su talento para componer: algunas de sus obras y piezas cantadas se pueden encontrar en las bandas sonoras de producciones recientes como El aviador (2004), King Kong (2005), El rito (2011) y la serie Boardwalk Empire.


Sinopsis: Jakie, el hijo del matrimonio Rabinowitz, se ve obligado a huir de su hogar al ver que su padre, cantor de himnos judíos en una sinagoga, no apoya sus deseos de romper con la tradición familiar y dedicarse a cantar jazz. Una vez independizado, recibe prometedoras ofertas para actuar en Broadway pero, al reencontrarse con sus raíces, se verá obligado a elegir entre su carrera y su familia.
Director: Alan Crosland
Reparto: Al Jolson, May McAvoy, Warner Oland, Eugenie Besserer, Otto Lederer
Palmarés: Oscar honorífico y nominación al mejor guion adaptado (1929)
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