Críticas en 1 minuto: 'Puro Vicio'
Joaquin Phoenix encarnando al detective privado 'Doc' Sportello. [Foto (sin efecto): ecartalera]

Paul Thomas Anderson (The Master o Pozos de Ambición) adapta y dirige la obra homónima de Thomas Pynchon sirviéndose de una paráfrasis constante para hacernos llegar el mensaje alto y claro; la imagen respetable del detective californiano de los setenta en contra de toda lógica policíaca se ha esfumado, dando lugar a una imagen propia de adictos a la marihuana. Conforma un entramado de personajes típicos e inverosímiles que giran entorno al detective privado, Larry 'Doc' Sportello, y su paranoia espiritista, en una de las tramas del género negro más confusas de los últimos años.

A falta de dinamismo durante gran parte de los 149 minutos que posee el filme, Thomas Anderson emplea la conciencia, mediante una irritante voz en off, para narrarnos lo que transcurre por la obnubilada mente de Sportello (Joaquin Phoenix) ante la situación surrealista a la que se enfrenta. Una historia policíaca en la que drogas, prostitución, dinero y una neblina más propia de obras como Miedo y Asco en Las Vegas, nos plasman la desaparición del sueño hippie de los setenta.

Puro Vicio nos evoca al final de la década de los sesenta y principios de los setenta en esa América puritana digna de Robert Altman en El Largo Adiós, donde el antihéroe policíaco está pasado de moda y los hippies ven agravado su respeto, viendo cómo quedan a las puertas del futuro irremediablemente pero que, como bien plasma el filme, sólo descubrieron el desalentador mensaje en el clímax de la drogadicción. Sumido en la más profunda y deleznable adicción a la marihuana, Doc Sportello inicia un viaje en el que, según avanzan los minutos en el reloj, aprecia hasta qué punto el sueño hippie ha ido desapareciendo dejando paso al más estricto control ejercido por los cargos de poder, donde no queda más que el polvo que levantan las nuevas edificaciones sobre los antiguos remordimientos de la sociedad libertaria americana. Habiéndolo mostrado en Pozos de Ambición o The Master, Thomas Anderson continúa adaptando tramas paranoicas por las que demostrar la oscura y thrilleriana política de los nuevos estados. Estados que claman al cielo por las formas y contenidos de la sociedad, que difunden la nueva mala imagen de los anárquicos detectives considerados, ulteriormente, como unos amilanados consumidores de marihuana que no se ciñen a lo que dicta el dogma patrio. La pieza pynchoniana de Anderson se convierte en un culto al libertinaje, puebla de superfluidad al antihéroe ahora convertido en un adicto a los viajes sinsentido y culmina como uno de los filmes más controvertidos y delirantes del género.

En su travesía por los mundos recónditos de sus recuerdos le acompañará el detective 'Bigfoot' Bjorsen, interpretado por un Josh Brolin (True Grit) más que correcto y funcional, sin dejar de ser otra interpretación que no brilla sobre el papel. Katherine Waterston (La Desaparición de Eleanor Rigby) perpetra una actuación intachable que desconcierta por momentos y transmite el sentimiento superfluo de no saber dónde se encuentra, si en la vida real o sumergida en el sueño californiano, llevando a nuestro protagonista hasta límites indescifrables. Reese Whiterspoon, Owen Wilson o Benicio del Toro se limitan a hacer y deshacer en un juego más propio del ratón y el gato donde no alcanzan la cota esperada.

Paranoica y delirante adaptación que no consigue llegar al espectador que va en busca de sentidos. Sin embargo, cautiva si dejas que la nebulosa de la marihuana te transporte por su inconcebible atmósfera desentrañando el misterio que ahonda en la cabeza del protagonista.

Título: Puro Vicio

Año: 2014

Director: Paul Thomas Anderson

País: Estados Unidos

Duración: 149 minutos

Reparto: Joaquin Phoenix, Josh Brolin, Katherine Waterston, Owen Wilson, Reese Whiterspoon, Benicio del Toro, Michael K. Williams...

Puntuación: 7 de 10

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