Iñárritu o la inesperada virtud del plano secuencia
El realizador posa con sus Premios Oscar, Fuente: Hola

¿Cómo ha llegado hasta aquí? Cuando solo tenía 17 años empezó a trabajar en un barco y viajó por Europa y África hasta los 19, un espíritu viajero que sin duda ejerció una gran influencia en él como cineasta. Al llegar a México se decidió a empezar sus estudios de Comunicación en la Universidad Iberoamericana, que le llevaron a las cabinas de radio que dirigiría años después.

En 1986 inició sus estudios en Cinematografía y de 1987 a 1989 trabajó componiendo música para seis cintas mexicanas. Sería junto a Raúl Olvera con quien crearía su primera casa productora (Zeta films) para escribir, producir y dirigir cortometrajes y anuncios comerciales. Cuesta creer que el doblemente Mejor director comenzara haciendo spots publicitarios. Pero así fue. Antes de formalizar la creación de Zeta Films, Iñárritu comenzó a hacerse cargo de los spots de Televisa, viendo cómo su carrera comenzaba a despegar. Precisamente fue junto a Miguel Bosé con quien empezó a crecer como el director que conocemos. Alejandro comenzó a estudiar Dirección de Teatro con el polaco Ludwik Margules en Los Ángeles. En ese momento empezó a escribir y dirigir su primer piloto en TV, Detrás del dinero, protagonizado por el cantante español.

Y por fin llegó su ópera prima. No fue fácil, y ello muestra el tesón del director mexicano. Nada más y nada menos que 36 guiones fueron los necesarios para dar con el resultado final de Amores Perros junto al guionista y amigo Guillermo Arriaga.

Con un estilo definido, el mismo que pone título a este artículo, Iñárritu ha llevado el plano secuencia a lo más actual. Los medios han hablado del camino de Di Caprio hacia el Oscar como el más difícil e injusto, pero su director prácticamente ha pasado por lo mismo. El músico frustrado que afirma ser, supo de ese sentimiento agridulce por primera vez en 2001 al ser nominado con Amores Perros como Mejor película extranjera. En 2003 ni siquiera fue nominado con 21 Gramos, pese al gran reparto con el que contaba. Tan solo cinco años después sentiría lo mismo con Babel tras no alcanzar la estatuilla ni por Mejor director ni por Mejor película, y repetiría con Biutiful. En 2014 pudo estrenarse y a la vez resarcirse con los tres Oscars que acumuló Birdman, un filme que rompió moldes y arrasó entre la crítica. 

Se puede decir que Iñárritu ha evolucionado en su técnica como director, experimentando primero con la trama de historias cruzadas (Amores Perros, Babel, 21 Gramos) como si hubiera querido tomar algo del Woody Allen de A Roma con Amor. Después, afirma que al dirigir Biutiful estaba verdaderamente deprimido, sin entusiasmo ni ilusión por la realización cinematográfica. Según palabras del mexicano “sentía que estaba haciendo siempre el mismo proceso, encarándolo todo de la misma manera en que lo había hecho desde el principio”. Llegó Birdman, liberadora temáticamente, una auténtica terapia. El punto de inflexión en su carrera, gracias al cual llegó a entender a Ophuls y otros directores que trabajaron con este sistema, del que dice imponer la obligación de ser mucho más honesto en su trabajo. Cambió la percepción del cine para Iñárritu, definiéndolo como: “una experiencia que se logra con la fragmentación, en tiempo y espacio. Si no hay montaje, todo se tiene que dar mientras lo estás filmando. Por eso tiene que estar todo decidido de antemano. Decides antes de rodar, no después”.

El gran mérito de Revenant es que, incluso después del éxito sin precedentes de Birdman, Alejandro González Iñárritu no duda en afirmar que es su mejor trabajo. “No negaré que el rodaje fue largo y físicamente muy duro, pero El renacido es la experiencia más vasta y profunda de mi vida”, afirma el realizador mexicano.

VAVEL Logo