Tras una aventura en el mundo de los rallies y alguna carrera en la Nascar que le alejó de la fórmula 1 durante tres cursos, Kimi Räikkönen volvió el pasado curso al campeonato de más prestigio en el mundo de los deportes de motor. El finlandés es uno de los pocos pilotos que decidió abandonar por voluntad propia, y de forma prematura, la categoría reina del automovilismo. En 2012, la escudería Lotus Renault apostó fuerte por el de Espoo en su retorno y no se equivocó.

Con un coche inferior y en un equipo con menos recursos que los peces gordos, el hombre de hielo -tal y como es apodado- demostró que no había perdido la intuición y la calidad que le llevaron a coronarse campeón en el año 2007. En un campeonato dominado por Sebastian Vettel y Fernando Alonso, Räikkönen fue mejor que pilotos como Hamilton, Button o los compañeros de equipo del campeón y del subcampeón. Para ser el regreso, no estaba nada mal.

El Lotus-Renault forma parte de una familia histórica de coches que han pasado por la parrilla, y pese al renombre, no disfruta de los mismos recursos que Red Bull, Ferrari, McLaren o Mercedes. A pesar de ello Kimi ha empezado su segunda temporada en el proyecto liderado por Eric Brouiller en plena forma, más fino que nunca. Su nombre aparece en todas las quinielas para conseguir la victoria y el podio en todos los grandes premios tras tomar por sorpresa a sus rivales en Australia, dónde se llevó un triunfo contra todo pronóstico por delante de Alonso y Vettel.

El finlandés lleva un total de 21 GP puntuando y 32 sin abandonar.

Tras un inicio brillante, en Malasia sufrió y acabó séptimo. Después volvió a subir al podio con dos segundas posiciones que le dejan a tan solo diez puntos del líder del mundial, el alemán Vettel. Su coche no es rápido a una vuelta, pero Kimi se hace fuerte los domingos gracias a su conducción suave y precisa con la que cuida los complejos neumáticos Pirelli. Los errores son algo del pasado para él ya que, desde que volvió a la competición, no ha abandonado en ninguna carrera. En total, 24 líneas de meta sin fallo desde su retorno y 32 si nos remontamos a su último abandono en Alemania 2009. Iceman sabe pilotar y como Alonso, sabe que el secreto del éxito está en la regularidad. El finlandés lleva un total de 21 GP puntuando y no parece que el Renault o su concentración vayan a fallar en los próximos compromisos.

Sobre los Pirelli: “Es algo que no se puede cambiar ahora mismo así que mejor acostumbrase a ello, quejarse de las cosas nunca ayuda.”

Los retos son evidentes y Kimi sube al podio con su particular posado serio, que mantiene cuando explica ante la prensa que sus objetivos no son precisamente humildes. La sangre de campeón corre por las venas del finés y él mismo explica, preguntado por su posición en el mundial, que es “interesante batir tus propias expectatives y siempre intentar seguir mejorando.” Segundo a estas alturas y con dos segundos y una victoria, el campeonato es una realidad lejana pero nunca imposible para un piloto y un equipo que son los mejores cuando se trata de cuidar los discutidos Pirelli. Su opinión sobre el asunto de las gomas es tajante: “Es algo que no se puede cambiar ahora mismo así que mejor acostumbrase a ello, quejarse de las cosas nunca ayuda.”

El finlandés es una atracción constante y uno de los pilotos que más simpatías despierta entre los aficionados y aficionadas de la F1. Su calidad en pista y sus excentricidades fuera de ella le convierten en un foco de atención mediático y un ídolo en la parrilla. A pesar de sus interesantes comportamientos, su concentración se mantiene cuando más importa, dentro del circuito. Fuera del monoplaza, ya sean helados, champán o salidas de tono, la fiesta siempre está asegurada después de un buen fin de semana.

Para finiquitar la columna, le daré la palabra al propio Kimi, siempre rebosante de sabiduría y que, tal y como trasladó a su equipo por radio en el pasado GP de Abu Dhabi, no está por chácharas cuando se trata de su pilotaje. “Dejadme en paz, sé lo que hago.” Pues sí, Kimi sabe lo que hace, y lo demuestra cada día sobre el asfalto ante los rivales más exigentes y en los mejores circuitos del planeta.