El Gran Circo de la Fórmula 1 aterrizaba en Hungaroring para la disputa del Gran Premio de Hungría de 2006 entre el 4 y el 6 de agosto. Suponía el 20º aniversario de la primera carrera en el país magiar, testigo de grandes carreras durante este tiempo, como la victoria de Piquet en 1986 tras un gran duelo con Senna, la remontada de Mansell en 1989 o la genialidad estratégica de Ross Brawn que le dio el triunfo a Schumacher en 1998. Pero por encima de todas, la carrera de 2006. Para muchos, la mejor carrera de todos los tiempos.

Y lo que hace más grande aún esta carrera es la situación imperante por entonces en el campeonato: Fernando Alonso lideraba la clasificación del Mundial, tras realizar una primera parte de campeonato perfecta (6 victorias en las 9 primeras carreras y pleno de podios en esas pruebas). Sin embargo, el rendimiento del R26 había descendido por la prohibición del "Mass Damper" y sólo había podido ser quinto en Indianápolis y Hockenheim.

Esto hecho había propiciado la remontada de Michael Schumacher. Con su retirada a la vuelta de la esquina, el 'Kaiser' buscaba irse de la competición con el octavo título en el bolsillo. Tras sus victorias en Imola y Nurburgring, el piloto alemán había encadenado tres victorias seguidas junto antes de Hungría (USA, Francia y Alemania), que le situaban a sólo 11 puntos del líder, Alonso, y con un coche que era ligeramente superior al Renault del asturiano.

Los 'outsiders' al título estaban teniendo una temporada complicada. Kimi Raikkonen aún no había ganado una carrera ese año, tras su gran rendimiento en 2005 con su McLaren Mercedes. Por su parte, Jenson Button seguía buscando su primera victoria en la F-1 a los mandos de su irregular Honda.

El fin de semana en Hungría tendría el elemento de la polémica presente desde el primer día. En los primeros entrenamientos libres, los comisarios decidieron sancionar a Fernando Alonso con un segundo de penalización en la 'qualy' por molestar a Doornbos en los libres. Una decisión muy rigurosa que provocó la ira del asturiano y del equipo Renault, que veía cómo el título se iba complicando.

Al día siguiente, en los terceros libres, Michael Schumacher cometía otra infracción, adelantando a Kubica y al propio Alonso con bandera roja. El asturiano denunció la acción por radio y los comisarios tomaron otra decisión drástica: sanción para el alemán de hasta 2 segundos en la 'qualy'. Querían compensar su error del viernes sancionando al otro contendiente por la corona.

Con los dos 'cocos' sancionados, Raikkonen aprovechó para llevarse la 'pole', su segunda consecutiva tras hacerlo en Hockenheim. Por detrás, le seguían el Ferrari de Felipe Massa, el Honda de Ruben Barrichello y el otro McLaren, de Pedro de la Rosa. ¿Y los dos favoritos? Schumacher era undécimo y Alonso, decimoquinto. Espectáculo asegurado.

Y la lluvia decidió hacer acto de presencia y convirtió la parrilla de salida en un hervidero de tensión. Raikkonen salió bien y dispuesto a abrir hueco pues era consciente de que tanto Alonso como 'Schumi' remontarían y podrían alcanzarle. Si el finlandés puso el ritmo, Alonso puso el espectáculo. Uno a uno, fue pasando a todos sus rivales, colocándose cuarto en cinco vueltas. Mención aparte los adelantamientos a Massa y la memorable acción con Schumacher, adelantándolo por fuera, sin espacio y en suelo mojado.

Conforme pasaron las vueltas, la remontada de Alonso era inminente. Los McLaren de Raikkonen y de la Rosa emcabezaban la carrera, pero Fernando iba acercándose a marchas forzadas. A los de Woking se lo iban avisando por radio, pero no podían hacer nada ante el impresionante ritmo del ovetense.

Cuando los McLaren entraron a repostar, Alonso tomó el mando de la carrera. De la Rosa iba acercándose a Raikkonen y, cuando estaba cerca de pasarle, el finlandés cometió un error de novato al doblar a Liuzzi, arrollando literalmente el Toro Rosso del italiano. Esto provocaba la salida del 'safety-car' y daba el liderato a Alonso y el segundo puesto a Button, que había realizado una gran remontada desde la 14ª posición.

Poco a poco, la pista de Hungaroring se fue secando, con lo que los pilotos tuvieron que entrar a cambiar neumáticos y poner 'slicks'. En el cambio de Alonso, Renault cometió un error de bulto al no apretar la tuerca de una de las ruedas del asturiano, provocando su posterior accidente y abandono que, a la larga, estuvo muy cerca de costarle su segundo entorchado mundialista.

Este suceso daba, de manera rocambolesca, el liderato a Jenson Button, que había estado persiguiendo su primera victoria hasta 112 carreras antes. Por detrás, Schumacher subía a la segunda plaza, ya que no había cambiado a neumáticos de seco y debía aguantar los ataques de un inspirado Pedro de la Rosa que, finalmente, logró pasarle en una genial maniobra.

El 'Kaiser' fue desangrándose con sus gomas intermedias cada vez más degradadas y tenía que ceder el podio al Sauber de Nick Heidfeld, y llegando a finalizar la carrera en octava posición, salvando un punto con el que recortaba la distancia con Alonso a diez puntos.

En el podio, la emotividad fue la tona dominante. Mucho había sufrido Button al ser considerado desde años como el salvador del automovilismo británico, huérfano de un ídolo desde la retirada de Mansell, al no terminar de cuajar ni Damon Hill ni David Coulthard. Esta victoria suponía un alivio de tensión para Button, que tres años después lograría su sueño de ser campeón del mundo.

Por su parte, De la Rosa no ocultaba su alegría tras lograr un inesperado podio, el primero de su carrera. También Nick Heidfeld lograba subir al cajón, el primero de su temporada con Sauber. La decepción estaba en la cara de Fernando Alonso, que se había disfrazado de Ayrton Senna en las primeras vueltas y no había obtenido un premio material por ello. Sí se había ganado la admiración del mundo del automovilismo.

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Sobre el autor
Rubén Gómez
Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona.