Sonrisa: gesto de alegría, felicidad o placer que se hace curvando la boca hacia arriba como si se fuese a reír, pero levemente y sin emitir ningún sonido. Desde un punto de vista fisiológico, no es más que una expresión facial determinada por la acción de una veintena de músculos, pero el fuego en la mirada de Daniel Ricciardo expresaba ayer algo diferente. La tercera victoria del australiano esta temporada -la segunda al hilo- cortó las carcajadas de aquellos que menospreciaban su afán de luchar por el título hasta el ultimo suspiro del 2014. Siempre hay una posibilidad.

Ricciardo es tercero en el Mundial de Pilotos, a 35 puntos de Hamilton

El empujón anímico del momento cataloga la intención de Ricciardo como una empresa complicada, pero no imposible: Mercedes no atraviesa un buen momento ni en fiabilidad ni en psicología, y el de Perth siempre ha aprovechado los instantes de flaqueza de las balas de plata para sacar petróleo. El W05 es el monoplaza más dominador de los últimos tiempos, pero se trata de una maravilla arquitectónica con puntos flacos, tanto en el cerebro mecánico como en el humano. La tercera victoria de Daniel Ricciardo sobrepasa lo anecdótico. Con 35 puntos menos que Lewis Hamilton, el australiano estaría mucho más cerca del piloto de Mercedes de no haber sido sancionado en la primera carrera de la temporada, en la que también había sacado partido del abandono del campeón de 2008.

La diferencia entre vehículos es notoria en la parrilla. Con un monoplaza inferior sobre el papel y sobre el asfalto, el de Red Bull ha hecho sonar la campana en Canadá, Hungría y Bélgica. Cuando Hamilton o Rosberg se levantan de su asiento, se encuentran con baches o simplemente discuten de forma acalorada, el número 3 alza la mano y dice presente. Los gestos se desdibujan y solo brilla una sonrisa de sincera felicidad en la sala. Esa que destaca en exteriores y derrota en casa por un contundente 9-2 a todo un tetracampeón del mundo. Si existe una minúscula posibilidad de que algún piloto sea subrayado como alternativa al dominio de Mercedes, ese es Daniel Ricciardo.

Errores estratégicos de Mercedes y fallos puntuales de Rosberg facilitaron la victoria de Ricciardo

La imposición de Ricciardo en Spa-Francorchamps no es casualidad, pero tampoco se debe desestimar la incalculable contribución a este final realizada por Mercedes y sus pilotos. El australiano completó en Bélgica una carrera nula en errores y consistente con el cronómetro en mano, pero la genialidad no suele bastar para escalar a lo más alto del podio este año. La ayuda divina se materializó en pista en la segunda vuelta con un toque mágico entre Rosberg y Hamilton que marcó el destino de la prueba del alemán, sentenció la del británico y reavivó el fuego en las instalaciones germanas. Los abucheos en el podio para el líder del Mundial fueron el preámbulo de un acalorado intercambio de perspectivas en el seno de la estrella plateada tras la carrera.

Por si fuera poco, Mercedes llevó a cabo con Rosberg una estrategia confusa en la última mitad de la carrera: en la segunda parada en boxes, y con más de medio gran premio por disputarse, montó nuevamente el compuesto duro para intentar llegar hasta el final. La falta de consistencia llevó a la escudería a optar por una tercera entrada en el pit lane para calzar un juego de neumáticos blandos que llevarían al alemán a recortar una docena de segundos a Ricciardo, pero sería insuficiente para luchar por la victoria. Con su compañero fuera de combate y sin necesidad de correr riesgos innecesarios, Rosberg empleó una táctica extraña e ineficaz que sirvió de aliento al vencedor final de la prueba. El australiano ganó en Spa por talento, pero también por el permiso especial de una escudería Mercedes que no atraviesa un momento profesional idóneo.

Hamilton continúa sumido en una racha de resultados negativa

Si se habla de permisos, un apartado especial merece Lewis Hamilton. El británico, que llevaba desde Montreal sin clasificar en primera línea, parecía recuperado de una mala racha de resultados en la jornada del sábado. No obstante, la segunda posición en la parrilla de salida y el pronto asalto a la cabeza de carrera sufriría el ataque de un déjà vu con el pinchazo causado por Rosberg y con el agravante de los problemas de fiabilidad en el tramo final. Consecuencia: 18 puntos más de ventaja para el alemán y Ricciardo en el retrovisor.

Kimi Räikkönen y Valtteri Bottas acabaron la prueba de Bélgica en la misma cara de la moneda que Daniel Ricciardo. El dúo de finlandeses protagonizó la sorpresa positiva del gran premio. Por un lado, el de Williams mejoró notablemente el papel representado en la clasificación del sábado y consiguió subir al tercer cajón en Spa. En el otro lado, el piloto de Ferrari completó su mejor actuación en esta temporada, acabando cuarto tras pasar buena parte de la carrera en la zona de podio. Además, el resultado obtenido por Iceman arroja un dato reseñable e indicativo de su rendimiento: la de Bélgica se convirtió en la primera prueba en la que el campeón de 2007 finaliza por delante de Fernando Alonso en el presente curso.

Räikkönen terminó por primera vez por delante de Alonso en esta temporada

La buena actuación de Kimi Räikkönen se contrapuso al accidentado comienzo de carrera de Fernando Alonso. El asturiano, inundado por buenas sensaciones en los Libres del viernes y con el complemento de la cuarta posición en la clasificación del sábado, fue sancionado con cinco segundos en la primera parada por no poder arrancar a tiempo su F14-T para comenzar en plazo la vuelta de formación. Además, una serie de fallos en el dispositivo KERS sumergió al ovetense en una lucha con Vettel y los McLaren por la quinta posición. Por si fuera poco, para completar una sesión para olvidar, Magnussen -finalmente sancionado- lo echó del trazado cuando luchaban entre sí por la posición. Una de cal y otra de arena para Ferrari, que espera con ansia la llegada del Gran Premio de Italia pero también con la nostalgia de quien busca revivir tiempos mejores. Esos momentos que atravesaba Mercedes hasta que el peso específico del Mundial de Pilotos superó a los intereses de la escudería, guardando en un cajón los semblantes felices en Brackley y Stuttgart. Esos instantes que alimentan la sonrisa de Daniel Ricciardo, agrandándola en el retrovisor de las flechas plateadas.

| Autoría imágenes | Getty Images |