La espera se ha agotado. La gran final del Mundial de Fórmula ha llegado, y Lewis Hamilton es el parte con ventaja. El piloto de Stevenage llega a Abu Dabi con 17 puntos de ventaja sobre su compañero de equipo y rival por el título, el alemán Nico Rosberg. El británico, ganador de 10 carreras este año, será campeón del mundo si acaba la carrera entre los dos primeros el próximo domingo.

Para el piloto de Mercedes, la situación "es genial, con un clima agradable, un circuito fantástico y un precioso lugar". Así de optimista arrancó Hamilton la rueda de prensa. Y es que Abu Dabi le trae buenos recuerdos, con una victoria en 2011 y dos 'poles' (2009 y 2012), aunque también dos abandonos por averías cuando lideraba la carrera: "Siempre es un circuito que se me ha dado bien, especialmente los años en McLaren, pero cada año es diferente. Espero llevar esa racha a este fin de semana".

Pese a que con un segundo puesto sería campeón, Hamilton no varía su estrategia: "Vengo a esta carrera con la intención de ganar, como siempre, nada cambia aquí. No noto la presión. Supongo que mi gran experiencia me ayudará. Llevo 20 años corriendo en carreras y he vivido de todo y estoy preparado para afrontar esta decisiva carrera", asegura un convencido Hamilton.

En la parte final de la conferencia de prensa, el líder fue preguntado por su relación con Rosberg. Hasta ahora, con sus más y sus menos, la batalla ha sido limpia, y Hamilton espera que siga siendo así: "No hay mucho que comentar, estoy seguro que será un duelo limpio", comentó, añadiendo además que "no hará falta hablar antes de la carrera para aclarar nada entre Rosberg y yo".

Y es que Hamilton y Rosberg se conocen desde la época del karting, en la que competían por ganar en las categorías inferiores. "Hemos discutido varias veces durante la temporada y especialmente tras la carrera de Spa, así que no hay nada más que hablar. No somos niños y sabemos perfectamente qué está bien y qué está mal", concluyó el británico.