VIII
¡A Mil Por Hora!
MÉLANGE
Ángelo della Corsa

Vamos más allá de mediado el primer mes del año. Tal como pasa con la vida que también corre a mil por hora. Ya el próximo uno de febrero empezarán los ensayos de pretemporada en el sur de España. Con eso, se dará el pistoletazo para que comiencen a desvelarse secretos técnicos muy bien guardados y las novedades en la configuración de los nuevos autos.

Es época para que se compruebe, y muy pronto va a ocurrir, qué tan águilas resultaron los nuevos técnicos quienes llegaron a las organizaciones. Se verá desfilar por el Paddock a los pilotos que cambiaron de cuadra, con sus nuevos “monos” o Nómex. Asimismo, se va a demostrar si los corredores debutantes como roncan, duermen.

Se estrenarán ciertos cambios reglamentarios en el carenado de los coches. Y los rótulos relucientes, ya que arrancarán proyectos de patrocinadores que arriban ahora, deslumbrados, al circo máximo.

Son las escaramuzas típicas para preparar las batallas que darán inicio el 15 de marzo en El Parque Alberto de Melbourne, y determinar –después de nueve meses de carreras– quiénes resultan victoriosos en esta segunda guerra mundial de “los turbos”.

De nuevo, se experimentará una serie de prácticas que es casi como de a mentirillas. Dura nada más cuatro días, a los que se van añadir ocho más en Barcelona, en una etapa del 19 al 22 y luego la final: que será en el mismo Circuito de Catalunya, pero del 26 de febrero, al primer día de marzo.

En tan sólo doce jornadas pálidas, se deben de probar –e intentar que se efectúen todas las correcciones que vengan al caso– esto, sobre un trabajo que tiene semanas y más semanas cocinándose, el  que se supone que servirá para después dilucidar esas tales 20 carreras que se jugarán por el mundo entero.

De manera excepcional, habrá otros 2 periodos de Testing. Uno, pasado El Grand Prix de España –en Montmeló, por supuesto– el 12 y 13 de mayo. Y otro más en Spielberg, ya que se haya jugado la carrera austriaca; eso, será en los días 23 y 24 de junio.

Tal miseria de oportunidades preparatorias es una de las graves secuelas que dejó la primera gran crisis económica del siglo XXI.

Autoridades y gestores de la Fórmula 1 acordaron que había que abaratar los costos de la disciplina, además de tomar otras medidas de recorte rigurosas: así, se optó por cancelar los ensayos casi Ad Libitum, como antes, que era práctica común de las escuderías. Bueno y malo…

Lo positivo –si cabe– fue porque se le hizo al cuento y hasta dieron la impresión de que empezaban los ahorros. Nada. La cosa acabó más cara que nunca. Los motores turbo-aspirados llevaron los costes por los cielos.

Lo nefasto ha sido, porque no hay tiempo suficiente para probar que los planos, hechos como pro-formas y apenas trabajados en los simuladores: fuesen a ser serviciales para los prototipos de coches con la vista puesta en la siguiente campaña, en los autos ya hechos y derechos para rivalizar.

De modo que lo normal es que en estos años, se esté compitiendo sólo con sietemesinos.

Lo que es parejo, en principio, no tiene porque producir inflamaciones. Pero la práctica, ha puesto en claro que los equipos de verdad ricos, pueden ir remendando deficiencias sobre la marcha mediante los paquetes de actualización, zurcidos cada tercer día si es necesario. En tanto que los Teams con economía media, acaban por ceder a la inercia.

El caso más patético fue el de Lotus en 2014 y otro poco, como ocurrió a Force India y a Toro Rosso que se desplomaron.

Por fin, queda bien evidente que las organizaciones modestas, las del proletariado tecnológico-financiero: acaban por pagar el pato. Ello se vio con las hecatombes en Marussia y Caterham. Y en otra medida, con lo que ocurrió con Sauber que ha padecido el peor curso de su historia.

Viene lo que ha de venir.

Pero sin soslayar que el automovilismo de competición más difícil de la historia, es un deporte para los verdaderamente ricos. Y que no importen las broncas planetarias. Es como la cosa espiritual o el sexo de los ángeles. Hay que hacer de lado los rigores de la miseria. Fingir que no pasa nada. Dilapidar echar fuera los excesos, Ya que actuar sin respetar esa norma del dispendio: es hacerlo en el error.

Carreras de pobres, pobres carreras.    

Twitter: @delacorsa

[ En la foto del índice: don Enzo Anselmo Ferrari "Il Commendatore". 1898-1988 ]