Tras subirse ayer en el STR10, Carlos Sainz ha dejado el testigo a su compañero de equipo, Max Verstappen. El piloto neerlandés ha completado 139 vueltas hasta que un fallo eléctrico le ha hecho bajarse del monoplaza, y terminar la sesión antes de que el reloj llegase a las seis de la tarde. Verstappen ha sido séptimo con un tiempo de 1:26.766, a cuatro segundos del estratosférico tiempo de Nico Rosberg.

El equipo sigue recopilando datos de cara al inicio de la temporada tras cambiar varias piezas del monoplaza, destacando el nuevo alerón delantero. El equipo se ha centrado por la mañana en tandas cortas para poder comprobar en el nuevo paquete aerodinámico. En cambio, la tarde ha estado dedicada a una simulación de carrera, que obviamente no ha podido acabar por el problema eléctrico.

Verstappen listo para subirse al Toro Rosso. | Imagen: Toro Rosso.

"Otro buen día en que el hemos acumulado un gran número de vueltas", comenzó, optimista, Max Verstappen sus declaraciones. El piloto ha querido destacar el ritmo durante la simulación de carrera: "Desde mi perspectiva, lo más importante ha sido la simulación de carrera de la tarde, cuando el ritmo parecía muy prometedor". "Ha sido la primera vez que he conducido el coche con las últimas actualizaciones y parece que están funcionando muy bien y me he sentido muy cómodo con ellas", explicó el neerlandés.

La principal preocupación de Max Verstappen es que la próxima vez que se suba al monoplaza de Toro Rosso será su última jornada de prueba, antes de foguearse en Albert Park: "El domingo, tendré mi última oportunidad de rodar antes de Melbourne, así que va a ser importante conseguir hacer el máximo de kilómetros posibles, tratando de mejorar el coche y ayudando a nuestra comprensión del paquete completo".