Muy felices se las prometían algunas escuderías con el desembarco del Gran Circo en Europa. Las tres semanas de parón entre la Baréin y España prometían ofrecer a la llegada a Barcelona una mejora de rendimiento en las escuderías con posibles, toda vez que Force India, Toro Rosso, Sauber y Manor ya habían anunciado lo poco que evolucionarían sus monoplazas.

Ferrari y McLaren-Honda habían prometido sendos paquetes de evoluciones que las harían progresar. En la mente de los de Maranello, cerrar la distancia que los separaba de Mercedes. En la esperanza de los de Woking, entrar en los puntos y abandonar definitivamente el vagón de cola de la parrilla. La verdad es unos y otros salieron escaldados de Montmeló.

Lejos de las grandes proclamas de mejoras anunciadas a bombo platillo a través de los medios de comunicación de medio mundo, Mercedes se presentó en Cataluña con un coche en el que se presumían evoluciones, pero sin decir una palabra más alta que la otra. Williams, en su línea de continuo trabajo, también se plantó en la primera cita europea más modesta que sus rivales.

No obstante, Montmeló es implacable y coloca a cada cual en su lugar. Por si había alguna duda, Mercedes es la reina. La escudería de la estrella ha sido, sin duda, la que más ha progresado en estas semanas de parón. Un nuevo doblete, y ya van tres, y diez podios de diez posibles. Absolutamente brillante. En Baréin, Kimi Räikkönen, segundo, a punto estuvo de dar un disgusto a Lewis Hamilton. Aun con la disculpa de los problemas de frenos, los Mercedes no fueron capaces de mostrar un ritmo arrollador y a punto estuvieron de pagarlo.

Nadie podía prever la enorme diferencia que separaría a los monoplazas plateados de los rojo Ferrari. Entre el ganador, Nico Rosberg, y Sebastian Vettel, un universo de 45 segundos. Uno tras Los 45 segundos entre Rosberg y Vettel le sirven a Ferrari para recordar que las carreras se ganan en pista y no en los mediosotro para recordar a Ferrari que las carreras se ganan en pista y no con publicidad.

En Maranello, necesitan hechos y no palabras. A nadie escapa que el gran déficit de Ferrari durante el paso de Fernando Alonso de rojo fue la gran dificultad para evolucionar coches que no eran malos. Los años 2010, 2012 y 2013 son buenos ejemplos de cómo un bólido bien nacido acabó convirtiéndose en el tercero de la parrilla, muy superado por los Red Bull, ante la incapacidad de mantener una innovación satisfactoria.

¿Será 2015 el enésimo caso? Desde luego, Ferrari ha dado a Sebastian Vettel un coche a su altura. La última vez que los monoplazas italianos encadenaron los cinco primeros grandes premios en el podio fue en 2007, cuando llegaron hasta los seis. El dato negativo lo aporta la gran distancia con Mercedes y la cercanía de Williams. Valtteri Bottas logró colarse entre el podio del tetracampeón y la quinta posición de Kimi Räikkönen. Williams es el caso opuesto, ya que, aplicando su evolución durante 2014, sus mejoras son evidentes con el paso de las carreras y los podios llegarán.

Momento de la retirada de Fernando Alonso | @F1

McLaren-Honda, por su parte, sigue perdida. El tan ansiado gran paso delante de España se materializó con un decimosexto puesto de Jenson Button, que únicamente fue más rápido que los dos Manor. Por si fuera poco, la mala suerte quiso que una visera de casco tapase los conductos de refrigeración de un freno de Fernando Alonso, que rodaba 14º, obligándole a abandonar tras consumirse sus frenos. En cualquier caso, se antojaba difícil puntuar, aunque no imposible. Lo cierto es que McLaren, pero sobre todo Honda, han de seguir trabajando si no quieren repetir los ridículos nipones de 2007 y 2008.

Otro equipo que salió desengañado de España fue Red Bull. Montmeló mostró las vergüenzas de los austriacos sin ningún pudor. Lejos en clasificación, más lejos en carrera. Mientras que Daniel Ricciardo fue doblado y terminó séptimo, las cosas le fueron peor a Daniil Kvyat, que aún no ha demostrado que era él el que merecía el asiento y no Jean-Éric Vergne. El ruso fue sobrepasado en la última vuelta por Carlos Sainz, no sin intentar una maniobra agresiva propia del que se sabe en el punto de mira de las críticas. Al final de la recta, Daniil colisionó con Carlos, pudiendo haber acabado su participación allí mismo, a una vuelta del final.

Si España desengaña, se espera que Mónaco también lo haga, pero mostrando la superioridad e inferioridad entre compañeros de equipo en un circuito donde la pericia del piloto es más importante.