Rabia, frustración y cabreo. Estos tres síntomas son los que se podían ver en el cuerpo de Lewis Hamilton tras terminar el Gran Premio de Mónaco en la tercera posición. El piloto británico tendría una reválida en el Gran Premio de Canadá y sin duda no la desaprovecharía, ya que de principio a fin se mantenía en primera posición controlando a la perfección a su compañero de equipo, Nico Rosberg.

"No he sentido que el coche estuviera muy equilibrado, he tenido mucho subrivraje"

Como no podía ser de otra manera, Hamilton agradecía el apoyo de todos los aficionados en el Gran Premio de Canadá, donde se sentía como en casa. "Honestamente me siento genial, el apoyo es increíble, muchas banderas británicas en la grada, de Granada, banderas de Barbados. Mi primera victoria fue aquí en 2007 y es genial volver a conseguir una nueva victoria en este circuito", comentó ante los medios.

Para terminar, Lewis Hamilton no escondía haber tenido problemas de subviraje, mientras que mandaba fuerza a uno de sus ingenieros por una pérdida familiar. "No he sentido que el coche estuviera muy equilibrado, he tenido mucho subrivraje, pero he sentido que tenía margen, tenía control. Nunca ha estado fácil, pero ha sido una carrera genial, no sé qué tal desde el otro lado, pero ha sido genial. Me gustaría mandar mucha fuerza a mi ingeniero. Tuvo una pérdida familiar esta última semana, y ha sido difícil para todo el equipo", concluyó.