Justo en el año en que cumple su primera década en la parrilla del Mundial de Fórmula 1, Toro Rosso parece haber recuperado la atención mediática de la que dispuso en otros tiempos. En 2008, año en el que un joven Sebastian Vettel llegó a ganar una carrera con el filial de Red Bull, la escudería de Franz Tost fue protagonista de la temporada. Ahora, con los dos pilotos más jóvenes de la parrilla luchando de forma encarnizada por la supremacía del equipo, la tensión se ha vuelto a palpar en el garaje de Toro Rosso.

El anuncio del fichaje de Daniil Kvyat por Red Bull, como sustituto de Vettel, y la no renovación del francés Jean-Éric Vergne, que puso rumbo a la Fórmula E, propiciaron la contratación tanto del campeón de las World Series, el español Carlos Sainz, como de la joven perla del programa de pilotos de Red Bull, el holandés Max Verstappen, de sólo 17 años y con una temporada de experiencia en monoplazas, corriendo en la Fórmula 3 Euroseries.

Foto: Clive Mason/Getty Images

La pretemporada evidenció que podía ser una temporada ilusionante para el equipo de Franz Tost. Toro Rosso fue la tercera escudería más consistente en las tandas largas, sólo por detrás de Mercedes y Ferrari, demostrando el potencial del nuevo chasis, aunque lastrado por el pobre rendimiento del motor Renault, que tantos problemas daría. La adaptación de Verstappen y Sainz, que habían completado muy poco kilometraje, fue excepcional, ilusionando en los tests de Jerez y Barcelona.

El motor Renault lastra sus resultados

Y la temporada demsotró que tal potencial era real. Pese a que tras las diez primeras carreras están situados en la séptima posición del Mundial, la misma que ocuparon en 2014, las sensaciones son muy distintas. Acumulan 31 puntos, más del doble que los que tenían el pasado curso a estas alturas del año. Este hecho les hace soñar con la sexta e incluso la quinta plaza del Mundial de Constructores, algo que jamás había conseguido el equipo.

La principal causa es la mejora del coche en términos de chasis y de carga aerodinámica. Es uno de los mejores monoplazas en el paso por curva, así como en tandas con el tanque vacío. Eso les hace ser muy competitivos en las sesiones de clasificación, aunque luego en las carreras su poca velocidad punta y su pobre fiabilidad les hace irse más atrás. Además, sus dos pilotos están cumpliendo las expectativas que se habían generado a principio de año.

Esa eficiencia aerodinámica ha hecho que tanto Verstappen como Sainz sean asiduos en las Q3 cada fin de semana. El holandés accedió cuatro veces, con dos sextos puestos como mejor resultado, mientras que el español lo hizo cinco, con un quinto en Barcelona como mejor actuación. Su rendimiento en carrera disminuye, ya que las averías y el motor Renault les perjudican. Ambos puntuaron en cuatro ocasiones, pero los resultados de Verstappen son superiores. Su cuarto puesto en Hungría desequiblibra su duelo en puntos (22-9), ante un Sainz que no pasa del octavo puesto de Malasia.

Verstappen cumple las expectativas

El holandés está siendo la revelación de la temporada. Se había hablado mucho de su potencial tras ser alabado por los expertos que le vieron competir en el 'karting' y el joven Max lo está demostrando. Con un estilo muy agresivo y sin ningún tipo de complejos se está ganando un puesto entre los grandes. Actuaciones como la de China, pese a que no pudo acabar por una avería, o su gran cuarto puesto en la caótica carrera de Hungría, avalan su primer año en la Fórmula 1.

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Verstappen ocupa la 11ª posición en el campeonato y supera por más del doble de puntos a su compañero de equipo. Los rumores se han disparado y varias escuderías se han interesado por su futuro. Ha sonado como posible sustituto de Räikkönen en Ferrari e incluso como piloto oficial de Red Bull en el caso de que Daniel Ricciardo abandone el equipo a final de temporada.

Sainz, falto de suerte

Si Verstappen es el fuego, Sainz es el hielo. Con un estilo muy frío y calmado que bien podría recordar al de su compatriota Fernando Alonso, el hijo del campeón del mundo del WRC ha tenido muy mala suerte en este inicio de año. Hasta cuatro veces ha tenido que abandonar por razones ajenas a su pilotaje, tres de ellas en las tres últimas carreras. Su pilotaje está a la altura de su compañero de equipo, pero la suerte no le está acompañando.

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Situado en una engañosa 16ª posición, Sainz ha dejado huella en sus primeros pasos en Fórmula 1. Un estilo de conducción muy fino, de tiralíneas, muy distinto al de su compañero de equipo, está haciendo mella. Su comienzo de año fue fulgurante pero su compañero le ha dado la vuelta a la situación con esta mala racha del español. Es cuestión de tiempo que la suerte deje de darle la espalda y entonces los resultados acompañen al gran esfuerzo que Sainz está haciendo.