Volvieron a apalizar al resto. Son los más rápidos, los más fiables, los mejores. Incansables, inquebrantables, colosales, demoledores. Se agotan los calificativos para ellos. Son el equipo Mercedes AMG Petronas F1 Team.

La corriente devolvió a la escudería campeona del mundo a su lugar natural, la victoria. Lo ocurrido en Hungría solo fue un resbalón, un tachón en un calendario repleto de baños de champán entre los dos pilotos de las flechas plateadas. Seguían siendo el número uno, pero en una de cada X carreras tienen que fallar, no pueden ser tan perfectos, pueden tocar el cielo, pero no vivir en él. En Spa volvimos al escenario habitual.

Vuelta número 1, en realidad la número 2 tras una salida abortada: Sergio Pérez, en una sorprendente segunda posición, le mete el morro a Lewis Hamilton sin suerte en la frenada de Les Combes. Esa fue la primera y única vez en la carrera que alguien pudo estar realmente cerca del inglés. A las cuatro curvas, ya le había sacado más de un segundo al mexicano.

Ni Nico Rosberg pudo inquietarle. El alemán sufrió con las restricciones de ayudas en la salida que hacían acto de presencia en Bélgica. El coche le patinó como si estuviera en una pista de hielo por una configuración muy agresiva del embrague, y tras tomar La Source ya había quedado relegado a la quinta plaza.

Pero no iba a pasar como en Hungría, aquí entraban en escena las largas rectas de Spa-Francorchamps. El alemán más pronto que tarde recuperó la segunda plaza a la que está abonado este año tras pasar a Bottas, y con una acertada estrategia salió de boxes por delante de Checo y Daniel Ricciardo. La vida volvía a ser igual, y el subcampeón de 2014 no encontró oposición ni por detrás ni, desgraciadamente para él, por delante.

Tras la reanudación de la prueba después de un Virtual Safety Car producido por el abandono de Ricciardo en la vuelta 21, Nico llegó a ponerse a menos de 2 segundos de su compañero, pero Lewis decidió que llegaba la hora de su habitual hummer time y se despegó como un cohete de su rival. Lo tenía todo controlado.

Pero la mejor noticia para los hombres de Mercedes quizás no es la de volver a saborear por enésima vez las mieles de la victoria, sino el peso que tiene este triunfo en concreto, porque el único corredor que podría arrebatarles el título hacía su primer rosco de la temporada el domingo tras abandonar en la penúltima vuelta por un neumático que, para susto de todos, explotaba tras 27 giros. Sebastian Vettel no sumó ningún punto, Lewis Hamilton se apuntaría 25 a su cuenta.

El de Ferrari prácticamente dice adiós a sus pequeñas posibilidades de hacerse con el mundial ya que se queda a 67 puntos del bicampeón, a casi tres carreras, quedando solo ocho por disputarse. Con un coche netamente inferior el germano intentó no perder el tren de la gloria durante todo el año, pescando en aguas revueltas cuando las flechas plateabas fallaban y quedando el primero del resto cuando no lo hacían, pero la realidad se impone y la remontada se convierte en una utopía por la que ni los más atrevidos apuestan.

Ya es cosa de dos, de los dos únicos corredores que están llamados a disputarse el Mundial 2015 de Fórmula 1. Han borrado a Ferrari del mapa, Vettel era su único escollo. Con el tetracampeón a un mundo de ellos, el Gran Circo verá, salvo que se de la mayor sorpresa de la historia de esta competición, a Hamilton o a Rosberg ser campeones y dar otra corona a los chicos de Brackley.

No podía ser de otra manera, Mercedes nunca abandonó su liga, donde sus únicos competidores eran ellos mismos y su afán de superarse. Y lo han hecho, solo tenían alguna fisura en la fiabilidad, y ahora son el equipo que menos rompen. Quizás esto no le guste demasiado a Rosberg, que saliendo de Bélgica a 28 puntos de Hamilton clama por algún fallo mecánico en el W06 del incombustible británico que le permita meterle presión en la clasificación general.

Y es que, para ser sinceros, el carismático líder del mundial es el gran favorito para todos. Ha estado incomensurable todo el año, y ha encontrado la fórmula de anular a Rosberg no solo los domingos, sino también los sábados, donde el alemán le batía en 2014. Sin ir más lejos, en la última sesión de clasificación el del Reino Unido le ha metido más de 4 décimas a su compañero, y superarlo en la salida no es algo que al hijo del campeón del mundo Keke Rosberg se le de precisamente bien.

No sería justo pasar la página del Gran Premio de Bélgica sin hablar de las dos grandes sorpresas del fin de semana: Lotus y Force India. Las modestas escuderías ya apuntaban muy alto tras la clasificación, donde Romain Grosjean conseguía una cuarta posición que, desafortunadamente para el francés, se convertiría en una novena por cambiar su caja de cambios, y Sergio Pérez un meritorio quinto puesto.

En la carrera, al mexicano pareció sentarle bastante bien los cambios en el sistema de salida y se colocaba segundo. Checo no se quedó ahí, sino que frenando en la curva 5 realizó un intento de adelantamiento a Hamilton que quedó en vano. Quién le iba a decir a Force India que lucharía por el podio en Spa cuando empezaron el año luchando por pasar la Q1 y pegándose con los maltrechos McLaren.

Aunque Ricciardo le robaría la cartera a Pérez adelantando su parada, cuando este lo hizo montó un juego de blandos usados y recuperó su plaza como un avión, pero un hábil Nico Rosberg rebasaría a ambos al alargar su parada aprovechando su ritmo. Sergio acabaría quinto, no fue posible el podio, pero el paddock se ha rendido ante el buen hacer de Force India con un presupuesto muy castigado.

Pero quien sí conseguiría ese podio sería Grosjean, quien hasta la penúltima vuelta estuvo en una ardua batalla con Vettel por la tercera plaza, hasta que un neumático del expiloto de Red Bull dijo basta. Tras una gran salida, el francés estuvo merodeando toda la carrera las posiciones nobles, y Lotus consiguió un resultado balsámico en un fin de semana donde se ha defendido como pez en el agua, recordando a los grandes momentos de la escudería de Enstone en 2012 y 2013.

Una vez más, la cruz del fin de semana volvió a ser McLaren Honda. Rodaron toda la carrera mucho más lentos que sus más inmediatos rivales en este gran premio, los Sauber. No era una sorpresa, McLaren solo sería más rápido que Manor en el veloz circuito belga y ambos Sauber quedaron un mundo por delante de Fernando Alonso y Jenson button, 13º y 14º respectivamente. Y si, como reza el asturiano, lo mejor está por llegar, desde luego no será en Monza, donde les espera el mismo panorama. La paciencia es la madre de las virtudes.

Como también paciencia, y mucha, necesitará Carlos Sainz, a quien su Toro Rosso volvió a dejar tirado por cuarta carrera consecutiva y ve como la fortuna de la fiabilidad sí le sonrié a Max Verstappen y se aleja de él en el mundial. Esta vez, el monoplaza dejó tirado al madrileño en la vuelta de formación, y comenzaría la carrera con dos vueltas perdidas una vez que consiguieron darle solución al problema. Al correr último en tierra de nadie, volvió al garaje en la recta final de la prueba. Al menos, Roberto Merhi volvió a batir a Will Stevens como nota positiva de una discreta jornada para los españoles.

Desde luego, un año más Spa ha vuelto a ser especial, y en esta ocasión ha dejado claro especialmente una cosa: Para 2016, Ferrari, McLaren y quien más quiera es libre de proclamarse como aspirante al título, pero hoy en el trazado belga el destino ha decidido desde muy temprano proclamar el nombre del bólido que pasará a los anales de la historia como el monoplaza campeón de este 2015. Mercedes, Mercedes y más Mercedes.

FOTOS: Zimbio