La Fórmula Uno y la historia se volvían a encontrar en un 25 de septiembre del año 2005 en el circuito de Interlagos, donde un piloto español llamado Fernando Alonso se iba a convertir en campeón del mundo a manos de un R25 de color azul con retoques amarillos que tanto caracterizaba durante esas temporadas a la escudería francesa Renault.

También es para recordar que en esa misma temporada Fernando Alonso y Michael Schumacher tuvieron una guerra de titanes en un campo de batalla especial y único como es el circuito de Ímola, el que ambos destaparon todo su potencial y talento. El alemán demostrando que no perdió la chispa tras cuatro años de gloria, y el español haciéndose un hueco en la lucha por un mundial y manifestando lo que es capaz de hacer ante una de las leyendas de la Fórmula Uno.

Tras cuatro largos años de espera, llegaba el día que muchos aficionados españoles esperaban. Los sentimientos estaban a flor de piel tanto para el piloto asturiano como para sus fans, después de hacer historia con su primera victoria en Hungría aquel lejano 2003. Ya sólo quedaba otro logro mayor y vendría poco más de dos años después: conquistar la cima a la que tantos ilustres de la categoría reina del automovilismo han llegado, mientras que otros fracasaron en su intento por conseguirlo.

Después de tanto nerviosismo y sufrimiento durante esas 71 vueltas, se pudo ver como al volante del R25, cruzaba un piloto español la meta de Interlagos para llevarse el título a su vitrina. Millones de emociones de esas que son indescriptibles, de esas que no se pueden explicar porque no se encuentra ninguna forma de hacerlo, se sintieron en muchos hogares españoles.

Nada más llegar a la calle de boxes, se avecinaba un momento para guardar en las retinas de todos sus fans, ese “TOMA, TOMA, TOMA”, esa explosión de sentimientos que tenía dentro con ganas de salir. Además celebraba el título de la mejor forma posible, en el podio, acompañado de un nuevo trofeo, champán y música brasileña que tanto caracterizaba aquellos antiguos finales de mundial en el país carioca que eran una fiesta para terminar la temporada.

Seguramente querido lector, en aquel momento no fue lo suficientemente consciente de lo que estaba viviendo y no sintió lo mismo en ese instante que ahora cuando ve las imágenes repetidas: pelos de punta, instantes de emoción, sentir esas mariposas en el estómago como si estuviera ocurriendo ahora, incluso para que mentir, lágrimas de alegría de lo que se logró en su momento.

Y sinceramente, a muchos nos gustaría que esos momentos resucitarán. Verle ganar otro título más disfrutarlo como un enano, incluso más que en aquel entonces, antes de que se produzca ese “adiós” que no queremos que llegue nunca. #ThePowerOfDreams.

La llegada del campeón | Fuente: hansen-nielsen.dk
La llegada del campeón | Fuente: hansen-nielsen.dk