Por si había alguna duda de quién sería el campeón del mundo de Fórmula 1 en 2015, la incógnita quedó despejada en una nublada tarde en Sochi. Lewis Hamilton tiene todos los números para conseguir dentro de dos semanas en el circuito de Austin su tercer título mundial e igualar, de este modo, al mítico Ayrton Senna en número de entorchados mundiales. Para ello deberá ganar la carrera y esperar que el segundo clasificado no sea Sebastian Vettel. Viendo la superioridad de Mercedes, es muy factible.

La lucha por la victoria se presentaba emocionante por la pole lograda en el día de ayer por Rosberg y por el buen inicio del piloto alemán en la carrera. Aprendió de los errores de Suzuka y esta vez sí tomó los suficientes riesgos como para mantener un hambiento Hamilton detrás de su alerón. Fue una salida accidentada, marcada por el incidente múltiple en el que Ericsson, Hülkenberg, y ligeramente Verstappen, quedaron noqueados.

La salida del coche de seguridad hizo que Hamilton tuviera otra opción en la reanudación de atacar a su rival, pero Rosberg aguantó bien el envite. No así Räikkönen, que le había ganado la tercera posición a su compatriota Bottas en la salida, y que tuvo que ceder ante la mayor potencia del motor Mercedes en la larga recta de meta de Sochi.

La carrera, sin embargo, se decidiría en estos primeros giros. En la vuelta siete, Rosberg comenzó a comunicar a su equipo que tenía problemas con el acelerador. Éste se quedaba atascado en las frenadas, haciéndole muy complicado disminuir la velocidad, asumiendo unos tremendos riesgos en cada vuelta. Tuvo que ceder la posición a Hamilton e inmediatamente entró en el garaje. Allí se cumplieron las peores previsiones para el alemán: no había solución y quedaba fuera de carrera. El Mundial estaba en manos de Hamilton y el subcampeonato peligraba para Rosberg.

Plácido triunfo para Hamilton

La carrera de Hamilton en las 45 vueñtas restantes fue muy plácida. Nadie delante y nadie detrás. Únicamente un paso por boxes para poner los blandos y hasta la meta. Noveno triunfo del año y 42º de su carrera deportiva. El Mundial, más sentenciado que nunca, podría decidirse matemáticamente dentro de dos semanas en Austin, si Lewis es capaz de ganar la carrera y que Vettel sea tercero o peor. Si no hay problemas en el coche de Rosberg, es lo más probable.

Con Hamilton destacado, quedaba por ver qué dos pilotos le acompañaban en el podio. Bottas tenía muy de cara la segunda plaza pero todo se iba a complicar para él. En la vuelta 13, volvió a salir el coche de seguridad por un fuerte accidente, sin consecuencias, de Grosjean. En ese momento, varios pilotos decidieron entrar en boxes y poner blandos. Entre ellos, dos con coches competitivos, Pérez y Ricciardo, que pasaban a una estrategia algo más arriesgada con el objetivo de llegar hasta el final. Nadie pensaba que les podría salir bien.

Foto: Mark Thompson/Getty Images

Bottas y los Ferrari se mantenían en pista, subestimando las posibilidades del Force India y del Red Bull. Tenían mejor ritmo y fueron demostrando. Poco duró Räikkönen delante de Vettel, pero lo suficiente como para taponarle y hacer que el Williams se escapase algunos segundos. La carrera se convirtió en una batalla de ritmo entre Bottas y Vettel, en la que era más fuerte el cuatro veces campeón del mundo. Pero sería la degradación la que jugaría un papel decisivo.

La degradación jugó en contra de Bottas

Las ruedas superblandas del finlandés se vinieron abajo a mitad de prueba y eso le obligó a tener que entrar antes de tiempo. Tuvo que salir, por tanto, por detrás de Pérez y Ricciardo. Ahí se complicó todo para el joven piloto de Williams. Esas tres vueltas que el nórdico estuvo detrás de Ricciardo y Vettel siguió empujando con los superblandos propiciaron que el alemán le ganara la partida a Bottas en boxes. Una vez más, Williams salió perdiendo en la estrategia. Esta vez, por la degradación, no tenían opción.

La jugada había sido perfecta para Vettel, que se aseguraba la segunda posición de la carrera y dejaba en un problema a Bottas y a Räikkönen, que no consiguió ganarle, por poco, la posición a su compatriota. Ambos debían batallar con el tráfico y con Pérez y Ricciardo, combativos como siempre aunque quizás algo más en esta ocasión en la que tenían tan cerca un podio con el que ni en sus mejores previsiones contaban.

Foto: Mark Thomspon/Getty Images

El Red Bull del australiano no aguantó, cedió ante Bottas a falta de 12 giros y se vio obligado al abandono por el enésimo fallo mecánico, dejando a Pérez solo ante el peligro. El mexicano, autor de una temporada espectacular, tuvo que aguantar en los últimos giros los ataques de Bottas y Räikkönen, que tenían las ruedas más frescas. Con lo que no contaba Pérez era con que fuera el propio Kimi el que le facilitara el podio al embestir a Bottas en la última vuelta. Un incidente que eliminó al de Williams y que no impidió que Räikkönen acabase quinto, por detrás de Pérez y de un Massa que completó una gran carrera desde la 15ª posición.

La noticia novedosa fue que los dos McLaren-Honda entraron en la zona de puntos. Button fue noveno y Alonso décimo en una nueva actuación mediocre pero aprovechándose de los abandonos de muchos de sus rivales. Mucho queda por mejorar en Honda para darles un motor competitivo, aunque la profesionalidad de sus pilotos está siempre fuera de toda duda. Algo peor le fue a Sainz, que tuvo mucho pundonor remontando desde la última posición, pero tuvo de nuevo problemas en la parte final y se vio obligado al abandono cuando luchaba por la zona de puntos.