La imagen del fin de semana no será la de la victoria de Nico Rosberg y el enésimo doblete de Mercedes, ya van 11 en esta temporada. Tampoco lo será la de la celebración de la escudería de la estrella, que ha vuelto a ganarlo todo: campeonato de constructores, de pilotos y subcampeonato de pilotos.
Si hay una imagen del Gran Premio de Brasil de 2015 que quedará en la retina de los aficionados a la Fórmula 1 será la de Fernando Alonso sentado en la hierba del circuito de Interlagos tomando el sol tras una nueva rotura de su motor Honda. Una imagen que podría no haber sido más que una anécdota, pero que, dada la situación de crisis de resultados de la escudería de Woking, es símbolo de resignación.
Resignación que no sólo es apreciable en Fernando Alonso. Su compañero de equipo, Jenson Button, aunque con menos atención para los medios españoles, se encuentra en una situación similar. Tanto que ambos parecen tomarse la situación como una broma pesada. Quizá por ello, al pasar por las inmediaciones del podio del autódromo Carlos Pace, los dos decidieron salir y dejarse fotografiar saludando a un público al que no han podido agradecer su apoyo en toda la temporada desde las posiciones nobles.
Esta broma no es banal. Se trata de dos campeones del mundo de Fórmula 1. Dos campeones que corren para la segunda escudería más laureada de todos los tiempos. Dos talentos que están desperdiciando parte de sus últimos años en el Gran Circo en una escudería que no deja de arrastrase allá por donde pasa. Una chiquillada que no habría de producirse si hubieran visitado el podio como se ha de hacer, en carrera, en alguna ocasión durante la presente temporada.
En 7 de las 17 carreras disputadas por Fernando Alonso en esta temporada, ha tenido que abandonar por problemas de fiabilidad en su monoplaza. Hay que recordar que el asturiano se perdió el Gran Premio de Australia por accidente y que su sustituto, Kevin Magnussen, no pudo ni comenzar la carrera debido a una rotura de motor, la primera de tantas. Además, en Italia, Fernando no terminó por problemas eléctricos, aunque fue clasificado al superar el 90 % de distancia de la carrera. A estos abandonos, se le une el de Austria, cuando sufrió un accidente provocado por Kimi Räikkönen.
Jenson Button no sale mucho más favorecido, ya que ha abandonado en cinco carreras y ni siquiera pudo salir en Baréin. No obstante, el inglés es el piloto número 1 en resultados esta temporada en McLaren, con 16 míseros puntos logrados en Mónaco, Hungría, Rusia y Estados Unidos. Fernando Alonso, por su parte, es quien ha conseguido la mejor posición final de un McLaren al acabar quinto en Hungría.
Resaltar estos números paupérrimos es indigno ni de McLaren ni de Honda ni, ¡qué duda cabe!, de los pilotos. Lo peor es que lo es también para la Fórmula 1 que, como negocio, se ve perjudicada porque dos de sus mejores activos, algunos sitúan a uno de ellos a la altura de grandes leyendas, no están en ninguna lucha.
El dogma que todos repiten en Honda, foco de los mayores problemas de McLaren: “Sabemos lo que tenemos que hacer”. La esperanza, que 2016 llegue pronto y que se demuestre que los japoneses han vuelto a la Fórmula 1 para hacer un propulsor campeón del mundo y no uno de los peores motores que se recuerdan en décadas tanto por fiabilidad como, sobre todo, por velocidad.