Lewis Hamilton es profeta en su tierra. Es el piloto favorito de la afición inglesa y esta acostumbra a disfrutar de sus actuaciones cada vez que Lewis pisa el asfalto de Silverstone. El inglés está familiarizado con el podio de este histórico circuito, pues lo ha pisado en cinco ocasiones y ha visitado todos sus escalones, aunque solamente ha repetido uno: el más alto.
En 2015, el británico fue profeta en su tierra por tercera vez y segunda consecutiva, consiguiendo, además, pole y vuelta rápida. Solamente le faltó liderar todas las vueltas para completar su segundo grand chelem.
Con más dificultades que las que Lewis hubo de afrontar durante 2015, el inglés hubo de sudar la quinta jornada del año. En la salida, y contra todo pronóstico, Felipe Massa, que partía tercero, adelantaba antes de la primera curva a los Mercedes y se colocaba en cabeza. Por detrás, Valtteri Bottas también conseguía sobrepasar a Lewis en la vuelta 3 debido a una salida de pista de este en su intento de recuperar el liderato.
Previamente, en la tercera curva, se había producido un accidente múltiple. Pastor Maldonado y Romain Grosjean colisionaron y obligaron a Fernando Alonso a cambiar de trayectoria, no pudiendo evitar trompear y llevarse por delante a su compañero, Jenson Button. El incidente se saldó con los abandonos de todos salvo el del español. Ese iba a ser su mejor día de lo que llevaba de 2015.
Una vez relanzada la carrera y con los dos Williams liderándola, se produjo el gran error de los de Grove: impedir adelantar a Valtteri Bottas. El finés era mucho más rápido que su compañero, que lideraba la prueba, pero no se le permitió el paso, por lo que la ventaja que podría haber sacado, se quedó en nada. El resultado fue que, tras pasar todos por boxes, Lewis Hamilton ya lideraba la carrera.
Por detrás, la gran cantidad de abandonos comenzaba a dejar entrever la posibilidad real de que Fernando Alonso llegase a la zona de puntos. A los ya caídos en la melé de la primera vuelta, se sumaron Max Verstappen, Daniel Ricciardo y Carlos Sainz. Al asturiano solamente le quedaba un Sauber como rival por su primer punto.
La carrera tomaría otro cariz cuando comenzó a llover en la vuelta 36, lo que posibilitó, finalmente, el primer punto de Fernando Alonso. En este momento, junto al español, entraron a boxes Marcus Ericsson y los Manor. Por delante, Mercedes y Williams no lo hicieron y salvaron este primer envite de la lluvia. Así, Nico Rosberg comenzó a rodar muy rápido y se quitó del medio a Felipe Massa. Incluso, se llegó a acercar mucho a Lewis Hamilton.
No sería hasta la vuelta 43 cuando Lewis Hamilton, motu proprio, montase los neumáticos intermedios. Este gesto, adelantándose a sus principales rivales, terminó por darle la victoria. Mientras, por detrás de los Mercedes, Sebastian Vettel consiguió auparse hasta el último escalón del podio.
Y no sería el único. Fernando Alonso, a ocho vueltas del final, ya rodaba “cómodamente” en la décima posición, la que le daría su primer punto. Sólo en una carrera loca podría puntuar en un circuito tan desfavorable para el McLaren Honda como lo era Silverstone. Y, en efecto, se dieron las circunstancias: abandonos, salidas de pistas y la lluvia. A pesar de su accidente inicial, el día terminó bien para el español.
Y de carrera loca a carrera loca, porque lo que se vivió en Hungría no merece otro apelativo. Esa fue otra historia.
