En 2014, los aficionados a la Fórmula 1 tuvieron que aprenderse un nuevo concepto. Si la máxima categoría del automovilismo no contaba con suficientes términos difíciles de entender, surgió la palabra 'token'. La tecnología híbrida por la que apostó la FIA para las unidades de potencia V6 trajo consigo un sistema para regular el desarrollo de los motores en los próximos años, un sistema basado en los 'tokens'. El sistema de tokens es, básicamente, una tabla que da valor a las distintas partes que conforman la unidad propulsora al completo y que está formada por el motor de combustión, las unidades de recuperación de energía (MGU-K y MGU-H), las baterías de almacenaje y los sistemas de control y gestión de carga y descarga.

Para controlar todo ello se crea la figura de la unidad propulsora homologada, que no es más que un patrón entregado por los motoristas a la FIA y que sirve como base al organismo regulador para comprobar qué cambios se han realizado y si se encuentran dentro del marco legal. Además, el reglamento estipula una excepción que, bajo consentimiento del resto de motoristas y la propia FIA, permite modificaciones adicionales por cuestión de reducción de costes, seguridad o de mejora de la fiabilidad.

La desaparición del control favorecerá tanto a la competitividad como al desarrollo del campeonato

Este sistema de control en el desarrollo de las unidades de potencia también cuenta con una cantidad máxima de 'tokens' a utilizar para cada temporada y cada parte del motor, dejando libertad a los equipos para evolucionar cuando consideren oportuno siempre que no excedan el límite. Además, el máximo organismo responsable de la Fórmula 1 establece una limitación progresiva de los 'tokens' a utilizar, disminuyendo progresivamente el margen de las escuderías en este sentido.

Pero este nuevo sistema ya tiene fecha de caducidad. El dominio de Mercedes durante las dos últimas temporadas ha provocado multitud de quejas por parte del resto de las escuderías, que consideran que este sistema impide que exista una mayor igualdad en la Fórmula 1. Tanto ha sido el rechazo a este sistema, que no seguirá en 2017, lo que significará que los equipos trabajen con total libertad. El cambio drástico para la temporada que viene implica que los constructores podrán hacer todos los cambios que deseen con la condición de que solo se pondrán en pista cuando hayan fabricado una nueva unidad del componente en cuestión.

Esta libertad de movimiento afecta por igual a todos los constructores, pero pueden beneficiar en parte a fabricantes como Renault u Honda que han tenido problemas por las limitaciones al evolucionar su unidad de potencia. Son muchos los que esperan que todas estas modificaciones del reglamento para la temporada 2017 beneficien al deporte y al espectáculo. Según Cyril Abiteboul, director general de Renault, afectará a los equipos y favorecerá tanto a la competitividad como al desarrollo del campeonato.