El monopolio llegó hace tres años con el cambio de normativa. La era híbrida llegaba y con ello los equipos tenían que adaptarse a contrarreloj a una Fórmula 1 que dejaba mucho que desear. Se acababa el sonido ambiente, llegaba a su fin esa vibración que tanto caracterizaba el suelo con el paso de los monoplazas sobre la pista, pero sobre todo, suponía el inicio de una de las épocas más bajas de la categoría reina del automovilismo, donde el espectáculo sobre la pista era inexistente y todo cambio de la normativa iba a peor, haciendo que los circuitos se encontrasen vacíos y las audiencias televisivas estuvieran en caída libre.

Han tardado tres años. Más de 1000 días donde han perdido la vida dos pilotos, y un mismo piloto en activo ha tenido tres accidentes bastantes fuertes. Sin duda estamos hablando de Fernando Alonso, donde en Bélgica hace varios años se lo llevaron por delante en la salida, viendo como otro monoplaza pasaba por encima de su casco demasiado cerca. El año pasado todavía está en el recuerdo el terrible accidente de Austria donde el español finalizó la carrera sin dar ni siquiera un giro y encima del Ferrari de Kimi Raikkonen.

Pero este fin de semana el asturiano ha tenido un accidente en la curva maldita de Albert Park nº3, al final de la segunda zona de DRS, donde al intentar adelantar a Esteban Gutiérrez se llevó al Hass por delante y el Mclaren-Honda tras dar varias vueltas de campana finalizó destrozado bocabajo. Todo esto viene mientras están en una guerra constante de crear una protección en el cockpit, ya que durante la pretemporada se vio a Ferrari probar un sistema provisional que no iba realmente bien.

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La organización está en un intento desesperado de recuperar la acción en la pista a la vez de garantizar la seguridad, perdiendo en ambos puntos, poniendo en peligro la vida de los pilotos. Por ello han introducido dos cambios en la normativa significativos, pero uno ha tenido, la verdad sea dicha, una muy corta y pésima andadura, donde el sistema de clasificación daba un giro radical. El nuevo formato hacia que durante cada sesión, se fueran eliminando pilotos si no mejoraban su crono en el margen de un minuto y medio. Pues bien, las dos primeras sesiones, donde los equipos más modestos sacaban toda la carne y la ponían el asador, funcionaba relativamente bien. El problema llegaba en la Q3, donde se vio a los monoplazas encerrados en garajes sin rodar por otra nueva normativa al verse reducido el número de compuestos por Gran Premio. Tras esto, la organización decidió regresar al formato antiguo, con la intención de fomentar la actividad en la clasificación.

Pero no todo es malo en el reglamento. Sinceramente la posibilidad de que los equipos y pilotos escojan el número de compuestos entre los tres posibles para el Gran Premio, con la obligación de que escojan uno de cada mínimo y el más blando se emplé en la clasificación. Esto hizo que durante la carrera hubiera un gran trabajo estratégico por parte de los equipos, haciendo que la carrera tuviera emoción en cierta medida, dejando de ser un soponcio durante varios años a empezar a recuperar esa chispa que perdieron con la llegada de los V6 Turbo.