Apenas diez segundos de carrera iban a mandar a los Ferrari de la cabeza a la parte trasera del pelotón. Un inesperado toque entre Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen terminó de golpe con las posibilidades del Cavallino rampante de hacerse con la primera victoria de la temporada a la vez que Red Bull asomaba la cabeza. Pero, ¿por qué?
Tanto Ferrari como Red Bull comenzaron la carrera con neumáticos súperblandos, lo que, en teoría, era una ventaja para los primeros metros con respecto a Nico Rosberg, que llevaba los blandos. Tras la salida de Australia, donde los Ferrari se deshicieron fácilmente de los Mercedes, era fácil pensar que los monoplazas italianos pudieran adelantar al alemán o, al menos, ponerlo contra las cuerdas, siempre con permiso de Daniel Ricciardo, segundo en parrilla.
Ni una cosa ni la otra. El papel para el que estaban prestos Kimi y Sebastian lo tomó Daniel. El australiano se le coló a Nico Rosberg antes del eterno primer giro de Shanghái. El otro Red Bull, Daniil Kvyat, que partía sexto, protagonizó la salida de día. El ruso, que adelantó a Valtteri Bottas en la aceleración, se tiró al hueco interior de la curva 1 que habían dejado libre los Ferrari. Y, entonces, la hecatombe ferrarista.
Sebastian Vettel no debía de esperar que nadie le atacase por el interior, por lo que, cuando vio aparecer a Daniil Kvyat, realizó un volantazo hacia el exterior. La mala suerte quiso que Kimi Räikkönen, que había bloqueado neumáticos en la frenada, estuviera allí donde el alemán se dirigía. La colisión fue inevitable. Sebastian se llevaba por delante a Kimi, rompía su alerón delantero y destrozó tanto su estrategia como la de su compañero.
Sin pasarse de frenada ni colisionar, sino simplemente adelantar, Daniil se iba a convertir en la diana de las quejas de Sebastian. Ya en la primera comunicación por radio con el equipo, el tetracampeón decía literalmente que el ruso fue hacia el interior como un “loco” y que por eso colisionó con Kimi. A pesar de que se disculpó por golpear al finés, la justificación parecía más una excusa.
Tras una carrera de remontada, en la que llegó a adelantar a Daniil, y terminar segundo, Sebastian reincidió en sus palabras. En la primera comunicación después de cruzar la meta, el alemán volvió a disculparse con el equipo por el accidente y volvió a culpar al joven ruso, al que ahora acusó de entrar “como un torpedo”.
Ya en la antesala del podio, se lo echó en cara al propio Daniil: “Estás loco, tuvimos suerte por no salir peor. No se puede entrar así, viniste como un torpedo”. El ruso, poco amigo de las polémicas dejó en su sitio al alemán y le contestó que “esto son carreras, estamos en el podio, disfruta”. Probablemente Sebastian no se esperaba esta respuesta y le replicó que, de haber seguido “por la misma línea, hubiéramos chocado”. Daniil, que no perdió la sonrisa, zanjó la discusión sin posibilidad a la réplica: “No chocamos”. No obstante, Sebastian se guardó la última palabra: “No, tú no chocaste”.
Quizá habría que recordarle a Sebastian que la Fórmula 1 no es solamente liderar una carrera de principio a fin, algo que repitió de manera habitual durante su dictadura en Red Bull, sino que la esencia está en la lucha cuerpo a cuerpo.
En cualquier caso, la polémica se quedó en el podio. Daniil, sin duda, quiso rebajar los ánimos en el podio bañando a Sebastian con el champán del podio, pues, a fin de cuentas, ambos lograron auparse a los puestos de honor en China.
Recordando a Dani Pedrosa y sus disculpas con Andrea Dovizioso tras arrollarlo en la última carrera de Moto GP, Sebastian se disculpó en persona con Kimi. En este sentido, el alemán se comportó de 10 al reconocer su culpabilidad, aunque sólo fuera con su compañero de equipo.
Esta no es la primera vez que Sebastian se queja más de lo debido. Tras la lucha que mantuvo con Fernando Alonso durante el Gran Premio de Gran Bretaña de 2014 y sus lamentos continuados por la radio, Niki Lauda le acusó de comportarse “como un niño asustado”.