Todo sigue igual en el Mundial de Fórmula 1, Mercedes sigue en cabeza, seguido de Ferrari. Toro Rosso se come al equipo madre y Mclaren-Honda, que decir de los japoneses, le ponen toda la intención del mundo a algo que parece empezar a despegar, viviendo en un constante universo paralelo donde la irrealidad es creerse algo de lo que sucede. Pero lo impensable sucedió. Los astros se alinearon, las fuerzas del universo se confabularon y lo que nadie esperaba se hizo realidad. El giro de tuerca más especial, justo y tardío se cumplió.

Sin duda estamos hablando de la época de máximo esplendor (por el momento) del alemán de Mercedes AMG Petronas, en la que lleva cuatro carreras consecutivas logrando la victoria (es decir toda la temporada 2016 por ahora) y las tres últimas del pasado año, sumando un total de siete citas seguidas haciendo del primero escalón del podio su casa.

Y no era para menos, Nico Rosberg logró su mejor nivel personal y profesional en las tres últimas citas del calendario 2015, donde dio una lección de pilotaje, frialdad al volante y sobre todo de tener controlada la situación bajo cualquier circunstancia adicional que pueda suceder en la pista. Pero en aquel triplete de carreras cabe destacar que hubo una gran diferencia y es que Lewis Hamilton con el Campeonato en la mano se le vio más dejado (profesionalmente hablando) como mostrando indiferencia tras lograr lo deseado.

Mercedes AMG Petronas

Pero 2016 supuso un gran cambio en todos los sentidos y para todos los espectadores. No era para menos, la supremacía de Mercedes era algo evidente, ningún equipo en pretemporada estaba a su nivel y se pudo comprobar en el primer GP de la temporada, donde el ritmo impuesto por las flechas de plata pero con la diferencia que el piloto que estaba dando todos los resultados al equipo de la estrella era Rosberg a diferencia de Hamilton.

El camino del británico no ha sido nada fácil: las malas salidas y las complicadas situaciones que ha vivido, todo esto a los problemas con el ERS en Sochi hace dos semanas ha hecho que Hamilton se las tuviera que ingeniar como pudiera para poder estar en las posiciones de cabeza. Mientras que su compañero de equipo está teniendo una temporada realmente triunfal, donde el alto ritmo mostrado no deja indiferente a nadie.

Todo parece presagiar que si no sucede nada “extraño” es decir que alguien muestre un nivel superior en las próximas citas o la lluvia haga acto de presencia cambie esta situación. Las siete carreras con triunfo consecutivo del alemán le ha dado un apoyo moral muy alto, que era lo que necesitaba para poder lograr mejorar su credibilidad y lo ha hecho con creces. Pero este fin de semana parece ser que todo seguirá igual y que nadie será capaz de bajar del primer puesto del podio al alemán.