Un jovenzuelo neerlandés lloraba tras la visera de su casco, las lágrimas empañaban la pantalla en ese caluroso día de clima Mediterráneo y a su paso arrastraban los récords realizados antiguamente. El llanto del genio, el sollozo de la futura leyenda, un chaval de tan sólo 18 años acababa de ganar su primer Gran Premio de Fórmula 1. Puño en alto, gritos descontrolados en su radio y un claro thanks team, thank you very much. En el otro lado del transmisor se podía apreciar una frase clara, unbelievable Max, unbelievable. La voz de todos, la voz de la sorpresa, de la incredulidad ante lo que se acababa de ver y es que no todos los días se puede tener el privilegio de presenciar el nacimiento de un piloto de semejante calibre.

Acaba de alcanzar la mayoría de edad, aquí en España probablemente no tendría ni el carnet de conducir, pero es que la velocidad no se enseña, se nace con ella. Hijo de piloto por parte de padre y de piloto de karting por parte de madre. En su genética se respira velocidad, la agresividad del karting y la sangre fría del piloto. Jos fue el culpable de crear un depredador, una bestia de devorar todos los récords, un piloto frío, agresivo y letal. A su más que conocida faceta de piloto combativo ha añadido otra y esta es la de un piloto constante, inteligente y terriblemente rápido.   

En el Olimpo de la Fórmula 1

En los kartings de Holanda se estaba creando una leyenda, una estrella de las que brillan con luz propia y llamadas a hacer algo grande en el mundo de la F1. Con su primera victoria de su carrera deportiva, el holandés hizo historia y se metió en el bolsillo a todo el público del circo en el que compite. La victoria no fue para nada fácil y es que con edad no es sencillo lograr lo que hizo el domingo. Verstappen ha dado una clase maestra de cómo llegar y besar el cielo. No sumaban ni 48 horas las que llevaba encima de su nuevo Red Bull y ya ha conseguido lo que nadie este año pudo. Al inicio del Gran Premio fue tachado de "niño mimado", de "sobrevalorado" e incluso se dudó de "su calidad para pilotar ese volante". 

Verstappen en el podio I Foto: F1.com
Verstappen en el podio I Foto: F1.com

Max Verstappen se convirtió en el piloto más joven en ganar una carrera de Fórmula 1

Verstappen se limitó a hablar en pista y desde el primer momento demostró ser un piloto rápido. Ya en la jornada del sábado avisaba de su increíble potencial y con un cuarto puesto en la parrilla firmaba una sobresaliente clasificación. La carrera del domingo fue una muestra de sangre fría y madurez, no es fácil saber gestionar esa distancia con esos neumáticos en semejante estado. Además, supo controlar las embestidas del piloto más viejo de todos los monoplazas y el que más experiencia tenía, todo un Campeón del Mundo llamado Kimi Raikkonen. Acababa de hablar en pista, como los grandes campeones de este deporte y acababa de probar por primera vez el cava de la F1. Nunca es fácil cambiar los pitos por aplausos.

Una de las personas más felices también era Adrian Newey. El jefe se había arriesgado, acababa de bajar a un gran piloto como lo es Kvyat y había apostado por otro gran piloto como lo es Max Verstappen. Puede ser que las formas no fuesen las mejores, sin embargo el resultado demostró que fue acertada. Para añadir más leña al fuego había elegido entre Carlos Sainz y Max Verstappen. Las declaraciones del español fueron un claro espejo del descontento con esta situación: "Bravo por Max, enhorabuena. Ojalá pueda estar pronto luchando con él por las victorias, porque me veo capaz".

Verstappen el sábado I Foto: F1.com
Verstappen el sábado I Foto: F1.com

Habrá que seguir muy de cerca a este gran piloto.  Este es el primer paso de una seguramente brillante y larga carrera deportiva. El automovilismo holandés se frota las manos con el genio que tienen en su poder. Mad Max es un líder en el caos, dicen que está loco y razón no les falta. Él está loco por ganar.