Daniil Kvyat ha recargado las baterías durante el parón veraniego y ha hecho bien, porque las va a necesitar. El ruso empezó el cameponato con un podio, pero a partir del Gran Premio de España comenzó su pesadilla, al ser descendido a Toro Rosso en favor del holandés, Max Verstappen. El descenso al equipo junior de Red Bull afectó mucho a Kvyat, que vio como su nuevo compañero de equipo, el español Carlos Sainz, le vencía carrera tras carrera.

Las nuevas dificultades a las que se enfrentó el ruso hicieron saltar las alarmas y los rumores empezaron a inundar el paddock del Gran Circo. Se especuló con la marcha del piloto de la escudería italiana en 2017, o con su despido esta misma temporada, subiendo al piloto de GP2 y miembro del Red Bull Juniors Team, Pierre Gasly. En el último Gran Premio las declaraciones de Kvyat alarmaron a muchos periodistas y aficionados, ya que el ruso se mostraba absolutamente derrotado y deprimido ante las cámaras.

Es por todo ello que el piloto ruso estaba esperando como agua de mayo las vacaciones. El mismo ha contado que éstas le han sentado mejor de lo que esperaba: "Creo que me han sentado muy bien. Todo esta bien para mí ahora. Vengo aquí, hago mi trabajo,conducir, que es lo que se hacer, nada especial la verad. Es todo lo que puedo hacer".

El piloto de Toro Rosso también ha tenido que ver cómo le preguntaban por las especativas para la carrera en Spa, después de las mejoras que introdujeron al STR11 en el Gran Premio de Alemania. "Es difícil predecir el futro, no sé como hacerlo. Así que, saldremos allí, pilotaremos y usaremos nuestro potencial tan bien como podamos y veremos donde estamos. Es todo lo que puedo hacer", ha conluido el piloto ruso.