El pasado domingo, durante la disputa del Gran Premio de Bélgica de Fórmula Uno, se vivió un gran momento de angustia cuando las cámaras enfocaban al Renault de Kevin Magnussen incrustado en el muro de la subida del Radillon. Las repeticiones del escalofriante accidente hicieron que aumentara la preocupación, que se vio aliviada cuando el piloto danés logró salir por su propio pie del monoplaza, aunque se le veía cojear ostensiblemente.  

La carrera se detuvo para arreglar las protecciones donde se produjo el accidente. El piloto fue trasladado al hospital y posteriormente se confirmó que estaba bien y tan solo tenía un corte en un tobillo. La escudería Renault ha confirmado que, a falta del permiso de los médicos de la FIA, Magnussen correrá este fin de semana en el Gran Premio de Italia en el circuito de Monza, la catedral de la velocidad. Su consejero, Jesper Carlsen, nada más terminar la carrera comentó que: “Kevin estaba animado cuando le vi, bromeaba un poco, así que está bien. Sonreía cuando estaba en la ambulancia. Está un poco magullado, será cuestión de algunos días que pueda volver a estar dispuesto de nuevo, pero lo realmente importante es que está bien”.

Durante la repetición del accidente, que fue de una violencia terrible (alcanzando fuerzas de hasta 42G), los espectadores pudieron comprobar que cuando el piloto recibió el primer impacto contra el muro, el reposa cabezas que está anclado al cockpit salió disparado del monoplaza, algo que bajo ningún concepto debería de haber ocurrido. La Federación Internacional de Automovilismo (FIA), que siempre trabaja intentando mejorar la seguridad en los monoplazas, se quedó con la protección del cuello que había salido volando y el casco del piloto danés para realizar una detallada investigación y buscar soluciones para el futuro más inmediato. El mismo Charlie Whiting, director de carrera, declaró que: “Es la primera vez que hemos visto que una protección saltase por los aires de esta manera”.

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