Dinamarca es país de fútbol. Cogiendo cualquiera de las líneas de tren de su capital, Copenhagen, es difícil no cruzar la vista con pequeños terrenos de juego improvisados en sus largas y verdes praderas. El mayor hito del futbol danés fue la consecución de la Eurocopa en 1992.

Una victoria que, paradójicamente, llegó tras haberse clasificado de rebote y con la ausencia de su estrella más brillante por diferencias con su entrenador. No estaba Michael Laudrup, pero suplieron su protagonismo su hermano Brian, Peter Schmeichel y Henrik Larsen. Hoy el fútbol danés aún vive del recuerdo de la explosión de los 80 y la realidad de los 90.

La selección nacional se ha debilitado y las nuevas jóvenes estrellas Nicklas Bendtner y Daniel Agger suenan a menos al lado de los ya mayores Jorgensen, Rommedahl o Jon Dahl Tomasson. Sin embargo, los orígenes siempre van a estar ahí. Michael Laudrup debutó en el Kobenhavns Boldklub (el mismo equipo que Bendtner), pero su casa es Brondby. Lo fue de su padre, Finn Laudrup, que se llevó consigo a sus dos hijos al club de las afueras de Copenhagen.

El estereotipo danés marca organización y quietud. Brondby no es una excepción y la ubicación de su estadio aún menos. Con media horita de tren desde el centro de Copenhagen se llega a la estación de Brondby Strand o a la de Glostrup.

A partir de ahí, dos paradas de autobús que te dejan dónde el mapa debería situar el Brondby Stadion. Nada de eso, rodeado de árboles y en una carretera tan ancha como desierta, cualquier atisbo de estadio es mera ilusión. Una señal unos 50 metros al sur te invita a colarte dentro del recinto en el que, después de la duda inicial, sí se vislumbra el feudo del conjunto danés. Escondido, sí, pero acogedor.

La estructura del edificio permite cierta visión desde el exterior, dónde deberían cobrar media entrada a quién se acercara en hora de partido. Dónde otros ponen trabas, el Brondby te abre las puertas. Tan sólo una de vidrio a través del cual ya entrarías al terreno de juego priva a los visitantes de saltar al césped. A uno y otro lado los vestidores y en el conjunto del hall alguna de las distinciones recibidas por el club. Fundado en 1964 es uno de los conjuntos más laureados del futbol danés, así como uno de los asiduos a las competiciones europeas. En el día de nuestra visita, en la BrondbyShoppen se vendían bufandas del encuentro de previa de Europa League que enfrentaría a los daneses con el Hertha de Berlín.

Volviendo al exterior, nos fijamos en una placa que conmemora los jugadores del Brondby que han sido seleccionados por el combinado nacional danés. Quizás el mejor ejemplo de lo que significó Michael Laudrup aquí es su presencia en el número 1. Fue el primero. Le seleccionaron en 1982 y a partir de ahí 50 futbolistas más del club han recibido la llamada. Que volviera al oeste de Copenhagen para iniciar su carrera como manager no fue coincidencia. La era Laudrup se saldó con un doblete histórico en 2005, siendo la última vez hasta hoy que el Brondby se llevara la Danish Superliga.