Samuel Eto’o Fils es un mundo en sí. Una persona a la que tanto su fútbol como su carácter lo definieron desde el primer momento de su carrera. Definir a tan especial jugador lejos de ser sencillo connota cierta dificultad pues tan importantes son sus cientos de goles con equipos de la talla de Barcelona, Inter, Chelsea; como famosas son sus escarceos con prensa, compañeros y entrenadores.

Hombre de carácter e ideales que nunca ocultó su amplia sonrisa, Eto’o llegó a España en 1996 a las filas del Real Madrid B, para recalar en el Leganés en condición de cedido. Con la elástica blanquiazul sumó un total de cuatro goles. Regresó a la disciplina blanca al año siguiente con suerte contraria, aunque le sirvió para ganar en ese tiempo una Champions League y una copa Intercontinental. El camerunés no acabó de cuajar en el club de la capital y volvió a salir cedido esta vez al Mallorca y a mitad de temporada. En el club insular militó cuatro campañas y media que le sirvieron para ganar una copa del Rey, disputar la Champions League y sumar un total de 71 goles. En la temporada 2004/2005 ficha por el Barcelona y se consagra en la entidad catalana: dos ligas, otras tantas Supercopas de España y una Champions. Se marchó luego a Italia, al Inter de Milán, en donde militó dos temporadas. En la primera consiguió el triplete con Mourinho (Copa, Liga y Supercopa de Italia), en la segunda campaña solamente, la Copa de Italia.

Posteriormente emprende una aventura en Rusia, firma por el Anhzi convirtiéndose en el jugador mejor pagado. Allí permaneció tres temporadas y rubricó un total de 38 dianas. Desde entonces milita en el Chelsea, donde volvió a coincidir con Mourinho.

Selección nacional

Eto’o también fue internacional con la Selección del fútbol de Camerún en 86 ocasiones. Ostenta el récord de máximo goleador con 41 goles. Con ella, conquistó la Copa de África en los años 2000 y 2002. En 2008 quedó subcampeón, al igual que en el año 2003, ostentando el segundo puesto en la Copa Confederaciones en 2003.

Fue convocado para la Copa del Mundo de Francia de 1998, en el que apenas dispuso de minutos y también para la siguiente edición, el de Corea y Japón de 2002 disputando tres encuentros. No volvería a jugar otro Mundial hasta pasar ocho años, ya que para el de 2006 su selección no se clasificó. En 2010, en Suráfrica, su selección no fue capaz de pasar la fase de grupos.

Técnicamente se trata de un jugador rápido y directo, que recibe muy bien el balón de espaldas y se mueve bien entre líneas. Su gran control de balón y su excelente juego de pies hacen de él un hombre muy peligroso al borde del área, tanto parado como en carrera. Crea huecos. Además, su condición de ariete lo convierte en un hombre directo, que sus ojos miran en una sola dirección, la puerta contraria. Goza de un gran disparo, potente y seco. Es también un especialista desde los once metros. Su condición lo hace también un buen jugador de brega, al que nunca le importó defender.