Jorge se convirtió en un jugador de culto cuando la madurez llegó y le dotó de ese aire añejo, antiguo y reposado que trasladó su calidad a otro nivel y convirtió a los suyos en campeones. La plenitud de la figura del enganche clásico sudamericano era lo que le faltaba a Chile para ser campeón. Cuando la experiencia convirtió a Valdivia en determinante, en el futbolista diferente dentro del vértigo de los suyos, la Roja por fin ocupó el lugar que llevaba años buscando. Aunque en realidad, antes de eso, era ya una figura tan especial que hasta algún joven futbolista se apodó Valdivia en recuerdo del Mago. 

La Libertadores es uno de los torneos más complicados del mundo. Tigres visitaba Rio Grande do Sul para medirse al potente Inter de Porto Alegre en la ida de semifinales, que cuenta en sus filas con nombres como el eterno D'Alessandro, Nilmar, Lisandro López o Aránguiz, quizá el mejor jugador de América ahora mismo. Tigres, por su parte, había revolucionado el mercado, con fichajes como Aquino, el mito de la Copa Rafael Sobís, ganador de dos Libertadores con Inter, o Gignac, uno de los mejores delanteros de la temporada europea. 

El desorden mató a Tigres en el inicio. Liderados por un gran D'Alessandro, Inter se puso 2-0 rápidamente. El 'Cabezón', partiendo desde el costado diestro, con su característica genialidad que le ha convertido en un ídolo en Brasil, generó fútbol de calidad. Pero la sorpresa llegó desde la siniestra, pues allí se ubicó un bisoño jovencito con melena al viento que inmediatamente empezó a entrar por los ojos del espectador. Sacaba ventajas casi de cada acción, hizo el segundo gol con algo de suerte y se mostraba muy activo. Wanderson Ferreira de Oliveira, 'Valdívia'. Nada que ver con Jorge. El brasileño no es pausa, es desborde. Cada vez que recibía, algo pasaba. Dinámico, enérgico, desde el regate consigue crear desequilibrios. Fue lo más brillante del partido, a sus 20 años.

Inter bajó el ritmo tras el 2-0, y los mexicanos se volvieron a meter en el partido con un gol de Ayala, a la postre héroe y villano de la noche. Gignac se vio fuera de ritmo e inadaptado aún, por lo que el protagonismo fue para otro eléctrico ocupante de la banda izquierda, Aquino. El viejo conocido de la liga española empezó a protagonizar los ataques de su equipo, buscando siempre la diagonal hacia dentro. Solo Alisson, portero del Inter, consiguió evitar el empate, primero ante Sobis y luego ante Gignac. Demostró mucha personalidad.

Tras el descanso, Ayala, que hizo de todo, pues el balón del gol de Valdívia rebotó en él y marcó para los suyos, finalmente fue expulsado por doble amarilla. Tigres demostró espíritu competitivo. Fuera de casa, ante un rival muy fuerte, la portentosa actuación del meta argentino Guzmán evitó daños mayores durante más de media hora con uno menos. Eliminatoria abierta. Libertadores