Han pasado diez años desde ese cobro efectivo de John Aloisi y Australia todavía lo celebra como si fuera ayer. La noche del 16 de noviembre de 2005 ha quedado grabada en los corazones deportivos de una nación que había abanadonado su gusto por el fútbol, pero que, de la mano de Guus Hiddink, redescubrieron su deleite por el balompié y conocieron la gloria de regresar a los mundiales luego de muchos años de ausencia. Actualmente, las fiestas en honor a ese histórico día son parte de la agenda nacional en Australia. Actos conmemorativos se llevan a cabo en Sidney y, sobre todo, en el Telstra Stadium, escenario que vio como el delantero 'socceroo', batía a un arquero de primer nivel como Fabian Carini. Sin embargo, el partido en sí mismo fue también la muestra de que Australia ya noe ra una cenicienta futbolística fácil de vencer, idea que confirmarían con una espectacular Copa del Mundo en suelo teutón.

La noche del milagro oceánico

El partido del 16 de noviembre llegaba precedido por el encuentro de ida, donde Uruguay, tras un partido equilibrado y con opciones para ambos equipos, había impuesto condiciones y derrotado 1-0 a Australia. Sin embargo, la sensación de ese partido en suelo charrúa fue de un equipo celeste con pocas ideas en ataque y demasiado expuesto a la velocidad de los socceroos en el contragolpe. Con ese contexto, el quinto lugar de CONMEBOL se enfrentaba al primer lugar de la OFC en el Telstra Stadium de Sidney, donde, ante 82,698 espectadores, ambas oncenas buscarían convertirse en el invitado 32 a la cita mundialista de Alemania del año próximo.

Fue Australia el que, rápidamente, comenzó a dominar el encuentro y a ejercer como absoluto controlador de las acciones

El partido arrancaba con variantes por parte de ambos equipos. Por un lado, Hiddink sabía de la obligación de su equipo de salir a buscar el resultado y paró a Viduka como único hombre en punta, pero sumamente alimentado por Grella y Culina por los extremos, más la llegada de Emerton, Bresciano y un juvenil Tim Cahill desde zona de remate. Con esto, Chipperfield quedaba como único hombre de marca en zona media, cubriendo la línea de tres en el fondo. Por su parte, Fossati posicionaba un 3-4-3 donde Recoba fungía de enganche, para que Reguiero y Morales contragolpearan en velocidad, siendo protegidos por Pablo García y Guillermo Rodríguez en zona media y tres centrales de porte físico y potencia en la marca como Lugano, Montero y Darío Rodríguez.

Con ambos pizarrones definidos, fue Australia el que, rápidamente, comenzó a dominar el encuentro y a ejercer como absoluto controlador de las acciones. Con Grella y Culina abriendo la cancha por las bandas, Diogo y Varela se veían forzados a moderar sus subidas y a colaborar en defensa, lo que dejaba huérfano a Álvaro Recoba ante la marca de Bresciano y Cahill, las grandes figura del partido, quienes ibany venían en ataque y defensa, logrando que el equipo oceánico ganará en superioridad en todas las zonas de la cancha. Ya al 5', un desborde de Grella por izquierda servía para colocar un centro al área que Viduka remataba de cabeza, pero Carini enviaba al córner con una fenomenal tapada.

Luego, al 10', un pase largo de Vidmar encontraba a Viduka como poste, quien cedía de cabeza al borde del área para que Cahill sacara un derechazo potente que Carini volvía a mandar por línea final. El meta charrúa seguiría sienod importante ya que, al 16', sacaba a dos tiempos un remate de Viduka dentro del área, que era pescado por Culina en el rebote, pero el arquero celeste se erguía como una muralla impenetrable bajo palos. Apenas un zurdazo desviado de Recoba al 19' era toda la respuesta charrúa en el partido, donde Australia manejaba el balón, controlaba las velocidades del juego y sometía a Uruguay ante el rugido de la grada y el ambiente de la noche en Sidney. Fossati gritaba indicaciones a Reguiero y Morales para juntarse más con Recoba, pero Neill, Vidmar y Popovic lograban asfixiar a ambos delanteros y cortaban el flujo ofenviso de Uruguay.

Harry Kewell le dio la profundidad ofensiva y el empuje en ataque que el equipo necesitaba

El problema para los Hiddink, sin embargo, estaba en el paso de los minutos sin encontrar el gol. Con un Carini tapando todo lo que Australia le lanzaba, el entrenador holandés encontró en la lesión de Popovic la llave para romper dicho cerrojo. En una barrida sobre Morales, el central oceánico saldría tocado de su pierna izquierda y le cedería su puesto a Harry Kewell, quien le dio la profundidad ofensiva y el empuje en ataque que el equipo necesitaba. Rápidamente, Australia se volvió más peligrosa hasta que, al 35', Cahill tomaba el esférico, rompía la marca de Montero y García y tocaba para Viduka quien, de taconazo, cedía de regreso al joven volante, pero su disparo dentro del área era rebotado en defensa. Pero ese rebote era pescado por Bresciano, quien batía a Carini con un derechazo fulminante que rebasaba la resistencia del meta charrúa y abría el marcador.

Con el 1-0 la explosión anímica llegó a Sidney. Uruguay comenzó a revivir viejos fantasmas de fracasos mundialistas en los últimso años

Con el 1-0 la explosión anímica llegó a Sidney. Uruguay comenzó a revivir viejos fantasmas de fracasos mundialistas en los últimso años y el celeste se tornó mucho más pálido en el partido. Kewell se convertía en el armador de juego, mientras que Cahill era el pasador y el desequilibrio hecho carne en los socceroos. Viduka hacía las veces de poste, para que Bresciano llegara desde el fondo como opción de disparo y era así como Australia complicaba a Uruguay en cada jugada. La muestra de ello llegaría al 41', con un envío largo de Cahill que Viduka bajaba para la volea de Bresciano, pero Carini enviaba el disparo a córner. A la siguiente jugada, era Kewell quien pescaba la bajada de cabeza de Viduka, pero nuevamente Carini achicaba perfecto el zurdazo del delantero oceánico.

El primer tiempo cerraba con un rayo de luz para Uruguay, cuando, una falta provocada por Richard Morales, le permitía a Recoba sacar un zurdazo colocado que solo Schwarzer pudo evitar que se transformara en gol con una estirada espectacular. En el cobro de córner siguiente, Montero le ganaba el salto a Vidmar y cabeceaba potente a las manos del meta local, quien volvía a ahogar el grito de gol charrúa, algo que podría complicar las aspiraciones locales de alcanzar el sueño mundialista. Con dichas acciones, el primer tiempo cerraba sus acciones con Australia encaminando el milagro y Uruguay dirigiéndose hacia el infierno. La gloria y la deshonra estaban marcadas en dos lados de la cancha. La pesadilla y el milagro apenas comenzaban.

Duelo de arqueros en Sidney

Para la segunda parte, la obligación charrúa era evidente. Cuatro años atrás, frente al mismo rival, Uruguay necesitó de un empate a un gol en suelo oceánico, para definir con un 3-0 contundente frente a su público. Sin embargo, con un rácano 1-0 en Montevideo, los charrúas se veían claramente superados por su rival y sabían que un solo gol podía devolverles la esperanza y amargar la fiesta que los australianos comenzaban a montar en las gradas. Pero la obligación pareció ser más mental que física para los celestes, quienes tardaron en reaccionar en los segundos 45 minutos. Definitivamente, los contextos habían cambiado demasiado en tan solo cuatro años de diferencia.

Definitivamente, los contextos habían cambiado demasiado en tan solo cuatro años de diferencia

La primera acción de peligro llegó por intermedio del manual básico de ataque de Hiddink para su equipo. Al 55', un balón largo de Vidmar encontró la cabeza de Viduka, qiuen cedió para la llegada al borde del área de Bresciano, pero la volea del volante central se fue apenas arriba de la puerta de Carini. Luego, al 59', Cahill sacaba un derechazo espectacular desde casi 25 metros, pero Carini seguía siendo impenetrable y enviaba el balón por línea final con una estirada digna de enmarcar en las mejores postales fotográficas del partido. Fossati comenzaba a desesperarse en el banquillo, pero también Hiddink no encontraba plena tranquilidad, ya que un tan solo gol visitante podía complicar por completo las cosas.

Con el partido controlado por Cahill y Bresciano, Australia seguía llenando de balones el área de Uruguay, pero Montero, Lugano y Rodríguez parecían insuficientes ante la única opción de Viduka. Es así como, al 65', otro centro de Culina encontraba la frente de Viduka, pero el cabezazo del histórico goleador australiano impactaba en el travesaño para fortuna charrúa. Ya con esa acción a sus espaldas, Uruguay encontró la reacción al 69', con un trazo largo que Morales bajaba de cabeza para Regueiro, quien centraba pero Recoba enviaba el zurdazo a manos de Schwarzer a pesar de la barrida infructuosa de Vidmar. Los celestes lo intentaban, pero era claro que la precisión no estaba con ellos en ese partido.

Los celestes lo intentaban, pero era claro que la precisión no estaba con ellos en ese partido

Recoba lo intentaría una vez más al 72' con un disparo de larga distancia que Schwarzer tapaba con total tranquilidad bajo palos. La acción marcaría la salida de Recoba para darle paso a Zalayeta, cambio que le dio potencia a Uruguay en ataque, pero que no le terminó de dar profundidad para generar mayor peligro sobre el área australiana. Sobre minuto 78, Kewell tocaría para la corrida de Grella por izquierda, pero el centro hacia segundo poste era bien cortado por Montero antes del cierre en solitario de Culina. Un minuto después, Cahill cobraba un lanzamiento de falta a punto penal, donde Viduka cabeceaba, Carini tapaba, Neill pescaba el rebote, pero Carini volvería a tapar, siendo el gran héroe de la resistencia charrúa en Sidney.

Sobre el tramo final del encuentro, Uruguay optó por replegarse en totalidad sobre su zona, sabedor que podría correr con mejor suerte en el desarrolló del tiempo extra. Por su parte, Hiddink enviaba a sus hombres al ataque para evitar el alargue y los penales. Kewell encontraba un zurdazo en el área al 83', pero la barrida de Lugano cortaba la acción. Luego, al 86', Vidmar cabeceaba en el área, pero Lugano cortaba el balón sobre la línea de gol ante la mirada vencida de Carini. Finalmente, al 91', Cahill pescaba un centro mal rechazado por Montero y enviaba un derechazo que Carini enviaba a córner con lo último de su mano derecha, cuando el balón ya penetraba a la red por el ángulo superior izquierdo. Con esa acción, Medina Cantalejo daba por finalizado el encuentro y el alargue era una realidad.

La fábula de los 30 minutos y los 12 pasos

Con un único cambio realizado en el partido, Australia daba muestras de cansancio al inicio del extra tiempo. Sin embargo, Fossati no quiso arriesgar y Uruguay se mantuvo en su tónica defensiva, faltándole el respeto a la valentía del fútbol y especulando con Zalayeta en ataque y el posible acompañamiento de Morales al contragolpe. Por su parte, el corazón australiano era el motor que le daba fuerzas renovadas a los socceroos, quienes tomaban el balón y enfilaban siempre en ataque, siempre en verticalidad, siempre buscando la portería rival. El fútbol, al final, premio la valentía del pequeño, en contraposición de la especulación del grande.

El fútbol, al final, premio la valentía del pequeño, en contraposición de la especulación del grande

Cahill asustaba con un disparo de fuera del área al 95' y Zalayeta contestaba al 99' con una trepaba por izquierda que Neill alcanzaba a cortar. Grella disparaba cruzado al 103', pero Carini tapaba de buena forma, mientras que, al 105', Viduka conectaba un centro de Culina a manos de Carini. Para el complemento, Aloisi hacía su ingreso al partido sin saber que en sus botas estaba la definición del encuentro. Lo que sí sabía era su obligación ofensiva ya que, rápidamente, al 106', el delantero encontraba un espacio entre Lugano y Rodríguez para conectar un derechazo rasante que chocaba en el poste derecho de Carini. El rebote lo pescaba Kewell, quien cedía para Viduka, pero Lugano barría con potencia para cortar la acción a puerta vacía.

Uruguay seguía aletargada e inerte, como esperando la resolución divina de las cosas sin esfuerzo físico y como pensando que el partido mismo premiaría su displiscencia ante un rival que buscaba a todas luces el resultado. Grella enviaba un balón largo que Viduka bajaba al 110', pero el remate de Aloisi se iba rozando la base del poste izquierdo de Carini. Luego, al 115', un balazo de Bresciano impactaba en los guantes de Carini, quien dejaba el rebote en punto penal donde Viduka se barría, pero Lugano duplicaba sus revoluciones y llegaba justo a la cita para cortar la jugada. Australia seguía encimando y, al 118', un balón de Vidmar era cortado por Carini al borde del área, pero el rebote era conectado por Cahill desde tres cuartos de cancha, pero su disparo se iba apenas rozando la base del poste derecho. Con ese susto para Uruguay, el árbitro decretaba el final del encuentro y se venían los penales en un partido emocionante que alteraría, una vez más, sus propias emociones.

El vuelo de Schwarzer tapaba el disparo y enmudecía el banquillo charrúa

Los penales abría con Harry Kewell enfrentando a Carini. La inspiración del meta uruguayo en todo el partido era el principal enemigo de los socceroos. Sin embargo, engañando por completo al meta charrúa, Kewell definía hacia la izquierda y colocaba el 1-0 desde los doce pasos. Llegaba así el turno para Daría Rodríguez, quien decidía su cobro sobre la derecha, pero el vuelo de Schwarzer tapaba el disparo y enmudecía el banquillo charrúa. Lucas Neill volvería a engañar a Carini como lo hiciera Kewell, colocando la ventaja para Australia por dos penales arriba. Pero, para enmendar el camino, Varela vencía a Schwarzer con un cobro rasante sobre poste derecho que el meta australiano estuvo a punto de atajar con una tremenda bajada hacia ese sector. 2-1 en penales y el drama continuaba en Sidney.

Zalayeta desaprovechaba la oportunidad al cobrar a media altura sobre poste izquierdo, donde la estirada de Schwarzer dejaba en coma a Uruguay

Como un retrato calcado, Vidmar vencía a Carini de la misma forma en que sus predecesores lo habían hecho y dejaba a Uruguay con la obligación de no fallar su siguiente cobro, algo que Estoyanoff cumplía de buena forma al engañar a Schwarzer y poner a Uruguay 3-2 en la tanda de penales. Pero, como una broma del destino para colocar adrenalina en los corazones de los aficionados, llegaría un momento curioso de partido. Primero, Viduka se paraba con la posibilidad de encaminar el boleto mundialista para su equipo, pero su cobro se iba desviado de poste izquierdo en un intento excesivo por colocar el disparo lejos del alcance de Carini. Luego, con toda la posibilidad de igualar la tanda de penales y darle esperanza a su equipo, Marcelo Zalayeta desaprovechaba la oportunidad al cobrar a media altura sobre poste izquierdo, donde la estirada de Schwarzer dejaba en coma a Uruguay y lo enviaba a la Unidad de Cuidados Intensivos al borde de la muerte mundialista.

Llegaba así el momento final. John Aloisi tomaba la responsabilidad del cobro máximo. El escenario era el ideal. Uruguay, golpeada por el fallo de Zalayeta, estaba a mercer de las botas del delantero australiano, llamado a heredar el cetro que Viduka dejara en su momento, y era el momento preciso para dar el golpe final. La tensión aumentaba, el calor de la presión se hacía presente en una noche fría en Sidney. El estadio enmudecía y Fossati presenciaba con rostro de tensión desde su banquillo. Con la mano en su barbilla, Hiddink observaba atentamente el desarrollo de los acontecimientos finales. El mundial estaba cerca. Aloisi lo sabía y, con toda la fe del mundo plasmada en su pierna izquierda, Aloisi definía con potencia y colocación al poste derecho, donde ni la estirada de Carini lo pudo evitar. Australia estaba en Alemania 2006.

Todo se plasmó en esa noche del 16 de noviembre. Todo se consumó 10 años atrás y Australia sigue creciendo...

La alegría estalló en las gradas. Cahill y Bresciano se abrazaban con total efusividad que tornaba gris la postal de Montero y Lugano abrazados en lágrimas al fondo. Hiddink dejaba su seriedad y se unía a la fiesta no sin antes estrechar la mano de Fossati, quien simplemente se retiraba al vestidor en total silencio. La noche del 16 de noviembre de 2005 era la historia viva del fútbol australiano. La Copa del Mundo de Alemania 2006 confirmaría su evolución y sus siguientes participaciones initerrumpidas en los mundiales darían fe de la misma idea. Australia emigraba a la AFC y, ahora, es el actual Campeón de Asia, argumentos que no hacen más que confirmar su crecimiento, evolución y ratificación como equipo competitivo. Pero, toda esa realidad se escribió en los guantes de Mark Schwarzer y la zurda de John Aloisi. Todo se plasmó en esa noche del 16 de noviembre. Todo se consumó 10 años atrás y Australia sigue creciendo...