Después de mostrar una versión ultradefensiva ante España, Pavel Vrba prometió dar más espectáculo que ante la selección dirigida por Vicente del Bosque. De inicio, el once checo ya ofrecía novedades con respecto al encuentro anterior. En concreto, dos. Por un lado, Gebre Selassie se cayó del once, aunque este era un cambio totalmente anunciado. El lateral salió ante España por delante de su posición natural, como un segundo lateral para ofrecer ayudas defensivas. En esta ocasión, quien ocupó la banda derecha fue Skalak. El otro cambio fue el del nueve. Lafata y Necid se han alternado el puesto en los últimos tiempos, algo que se ha repetido en el torneo. El segundo partió de inicio ante España, mientras que en esta ocasión lo hizo Lafata, un delantero de más movilidad que entró en la segunda mitad ante España.

En cualquier caso, el dibujo empleado fue prácticamente el mismo, un 4-2-3-1, aunque en esta ocasión Vrba no empleó a otro lateral por delante del  lateral. Los croatas eran los dueños del balón, que los checos tampoco tuvieron ímpetu por dominar. De igual modo, tampoco ejercieron demasiada presión sobre los jugadores croatas en posiciones retrasadas. Dejaban a hacer a una Croacia que, sin embargo, pese a que su rival le esperaba atrás, logró algunas buenas oportunidades de gol en la primera mitad en jugadas donde tuvieron mucho espacio, algo que no ocurrió contra España. El propio gol llegó tras una pérdida de Plasil en el centro del campo. El balón lo recogió Perisic, que se fue hacia la portería y la cruzó donde no podía llegar Cech. Tampoco andaron muy finos en defensa a balón parado. Los croatas también disfrutaron de dos ocasiones claras a través de vida tras una falta o un córner.

Al ataque por obligación

La República Checa debió salir en busca del partido en la segunda mitad, lo que les hizo salir de la coraza en la que se refugiaron durante casi 90 minutos ante España y al inicio de este partido. Adelantando la presión, el conjunto checo consiguió dominar algo más el juego. Sin embargo, durante los primeros minutos no fue capaz de desactivar la defensa croata, que evitó cualquier entrada por el centro de sus oponentes. Principalemente, las llegadas al área se produjeron desde la banda, con centros que apenas encontraron rematador y eran normalmente neutralizados por la zaga. Sin embargo, todo ese impulso ello abrió más huecos por detrás.Precisamente, Croacia hizo valer esos espacios para marcar el 2-0, nacido de nuevo en una pérdida en zonas retrasadas del ataque checo. La jugada la culminó Rakitic para poner lo que entonces parecía la puntilla al partido. Junto con Skoda, también entró al terreno de juego Sural para reforzar la banda de ataque izquierda.

Quizá Vrba debería haber dado entrada a Skoda o Necid a principios de la segunda mitad, ambos puntas de 1,90 y buenas opciones para rematar balones, pero el primero no entró en el campo hasta después del segundo tanto croata y el segundo no aparecíó hasta los minutos finales, en lugar de Plasil. El segundo tanto croata pareció acabar casi con los checos, pero cuando menos se esperaba, la República Checa acortó distancias, precisamente mediante un remate de cabeza de un delantero alto como Skoda tras un centro de Rosicky. Finalmente, la fórmula para encontrar el gol que habían propuesto los centroeuropeos a principio de la segunda mitad dio resultado cuando ya todo estaba muy cuesta arriba. El esquema checo no varió realmente hasta la entrada de Necid pasado el minuto 80. Con él en el campo, adoptaron una versión más ofensiva, con dos referencias. Una vez reanudado el partido tras el parón por la caída de petardos al campo llegó el empate, de nuevo en un balón colgado al área que acabó en penalti cometido por Vida y convertido por el otro delantero, Necid. Ahí se vinieron arriba y, de nuevo, a base de centros, intentaron sin éxito lograr el tanto de una victoria que les hubiera metido de lleno en la pelea por pasar a octavos. Al menos, el empate les mantiene con vida.