El seleccionador inglés cambió el once inicial para jugar ante los eslovacos. De hecho, dio entrada hasta a 6 jugadores que no habían sido de la partida en los anteriores encuentros. En los dos laterales, se cayeron los jugadores del Tottenham y entraron Clyne y Bertrand. En el centro del campo, salieron como titulares Wilshere y Henderson, y en la punta de ataque Vardy y Sturridge, quienes habían dado la victoria ante Gales entrando desde el banquillo.
Gafados de cara a puerta
Los pupilos de Hodgson no estuvieron finos de cara a puerta, y lo demostraron desde los compases iniciales. Pasado el primer cuarto de hora, Jamie Vardy gozó de la primera oportunidad, controlando un balón largo y plantándose sólo ante Kozacik. Contra todo pronóstico, su disparo fue repelido por el guardameta eslovaco.
En la primera mitad también los centrocampistas Adam Lallana y Jordan Henderson tuvieron sus oportunidades. Los dos centrocampistas del Liverpool fueron privados del gol, el primero a causa de una gran intervención de Kozacik y el segundo porque su chute fue rechazado por la defensa.
Las grandes oportunidades del partido las estaba poniendo Inglaterra, y durante la segunda mitad no cambió el guión. Kozacik volvió a desbaratar una oportunidad a un jugador del Liverpool, en este caso a Nathaniel Clyne cuando sólo pasaban 10 minutos de la segunda mitad. La última gran ocasión la tuvo Dele Alli, pero la defensa se interpuso en su camino hacia el tanto.
Decepción
En un grupo tan flojo como el B, encuadradas junto a Gales, Rusia y Eslovaquia, las aspiraciones inglesas estaban puestas en el primer puesto. Pese a no perder ningún partido, los hombres de Roy Hodgson no han conseguido su próposito.
El empate en el debut, en el descuento ante la flojísima Rusia, demostró que el derrotismo habitual de los Three Lions sigue vivo en este torneo. Curiosamente, ha sido Gales quién ha acabado como líder del grupo B, la única selección a la que Inglaterra pudo batir.
Sólo falta por ver porque once acaba apostando Hodgson en los octavos de final después de las probaturas ante Eslovaquia. En un torneo tan corto, todo puede pasar. Y los ingleses continúan soñando, aunque los argumentos ofrecidos sean pocos.