El comandante Aron Gunnarsson levanta los brazos. Mira a la grada fijamente. Les manda callar. Cierra fuerte las palmas y comienza el ritual de la victoria de Islandia. Acusados de ser helados, los 3.000 aficionados desplazados se coordinan para acompañar a todos los jugadores en un aplauso común, cada vez más acelerado, casi onírico, que contextualiza a la perfección la epopeya del país con menor número de habitantes en participar en una Eurocopa.

Soldados para un país sin ejército. Duros, contrarios a las especulaciones, con la pierna erguida y el pedal del freno roto. Sólo así consiguieron derribar a un imperio del fútbol como el inglés, que acude a cada cita con un wonderbra que se destapa con el paso de los partidos. Siempre hay una nueva generación que le dará sentido otra vez al combinado fundador, siempre en la casilla de las posibilidades. Y poco más…

Formación profesional

Como locos, los teólogos del fútbol buscan armar una teoría para legitimar la revelación. Intentan pronunciar cada uno de los nombres de los héroes de un país en el que hace apenas una década la práctica de este deporte estaba limitada a un corto período. “Empezaron hace 15 años a construir estadios cerrados y de hierba artificial, lo que les permitía entrenar durante el invierno. Antes, aquí se jugaba mayormente al fútbol sala”, comenta a VAVEL Pablo Punyed (Miami, 1990), jugador estadounidense pero internacional con El Salvador que milita en la Pepsideild, la primera división de Islandia.

Pablo Punyed , con la Supercopa de Islandia | Foto: Futbolistas de Centroamérica
Pablo Punyed , con la Supercopa de Islandia | Foto: Futbolistas de Centroamérica

Ningún Strakarnir Okkar (‘Nuestros muchachos’), como se les conoce popularmente, milita en la competición doméstica, pero para las asociación del fútbol islandés, la KSI, reforzarla es una prioridad. La conciben como un trampolín para sus jóvenes promesas hacia otras ligas. Y la preocupación parte desde la base. “Se ha puesto una regla que implica que todo entrenador, sin depender el nivel, ha de tener una licencia UEFA para poder trabajar. Así, cada futbolista, desde juvenil hasta adulto, recibe una formación de primer nivel”, explica Punyed, que saltó del fútbol universitario estadounidense a Islandia en 2012, para enrolarse en el Fjölnir, por lo que es en sí mismo un producto del fútbol del país helado.

Físico, fe y corazón

Islandia es junto a Gales la única selección debutante que sigue viva en este torneo. Donde se refugian los que no se sienten identificados con el fútbol moderno y el triunfo de las grandes ententes continentales. Como lo hicieron en su día con la Grecia de Charisteas y en la cita gala entonando el Will’s Griggs On Fire o coreando el gol de Armando Sadiku, que inscribió en la carcomida historia del torneo a Albania.

El valor de Islandia es equivalente al del Rayo Vallecano

La selección islandesa, con un valor conjunto de menos de 45 millones de euros, a la altura del Rayo Vallecano, sacudió los cimientos del fútbol inglés con las mismas artimañas con las que este se ha convertido en un producto rentable. “La liga de Islandia, como la de Inglaterra, es física y directa, con un tempo altísimo. Sólo aplican la técnica cuando están jugando cerca del área”, comenta Punyed, actualmente en las filas del ÍBV Vestmannaeyjar, equipo en el que ha transcurrido la mayor parte de la carrera de Heimir Hallgrimsson, seleccionador del combinado revelación junto al sueco Lars Lagërback.

Heimir Hallgrimsson, en sus dos facetas profesionales | Foto: KSI.
Heimir Hallgrimsson, en sus dos facetas profesionales | Foto: Mirror.

La anécdota curricular está en su trabajo como dentista. Regenta una clínica en su Vestmannaeyjar natal, un archipiélago de poco más de 4.000 habitantes que ha conseguido formar un equipo puntero. Algunos clientes dejaron de acudir a su consulta ante su ausencia, pero todos los vecinos están orgullosos ahora de una gesta de la que es artífice. Tomará el relevo de su compañero de tándem tras la Eurocopa, en lo que será una dulce transición.

“Lagerback tiene experiencia a nivel de élite, desde hace mucho tiempo, y el profesor Hallgrimsson aprende mucho de él. Los dos exigen total entrega a sus jugadores”, analiza Punyed, quien vaticinaba antes de los octavos lo siguiente: “Será lindo verles ganar contra Inglaterra. Me atrevo a decir a que llegarán a cuartos y se la jugarán probablemente contra Francia”.

La otra revolución silenciosa

El fútbol ha vuelto a ejercer de GPS para localizar en el mapa a un país que era una intersección entre Europa y Norteamérica para la gran mayoría, con geisers, volcanes descendientes de vikingos. Los mismos que en otoño de 2008, tras el estallido de la burbuja financiera, tumbaron a su Gobierno y dejaron quebrar a sus bancos. Esos bárbaros que corrieron un tupido velo con el viejo continente y sus prácticas para juzgar y condenar a su primer ministro.

“Existe un dicho en islandés que los describe perfectamente: þetta reddast, lo cual significa más o menos 'así será' o 'así está escrito”, dice Punyed. Todo lo hacen con una fe ciega y sobre la base del bien común. Hallgrimsson fue bar por bar intentando convencer a sus compatriotas de la importancia de la selección, como un pilar nacional más. Les adelantaba en exclusiva las alineaciones y les exhortaba a fundar peñas. Necesitaba que se sintieran parte del combinado.

El 10% de la población islandesa ha viajado a la Eurocopa

“Los islandeses son atrevidos, personas que creen en lo imposible. Esa actitud les lleva a quitarse límites de encima y a enfrentar cada reto sin miedo”, describe Punyed, quien vivió en carne propia, en Marsella, ante Hungría, la comunión que existe entre la afición y sus representantes en el campo.

Una simbiosis inédita en un momento donde nunca han existido tantas alambradas entre aficionados y futbolistas, las tropas de Gylfi Sigurdsson, Birkir Bjarnason, y Kari Arnason tienden la mano al 10% de la población de su país que ha hecho miles de kilómetros para presenciar este hito y el que viene, ante Francia. Eso sí, mientras la maquinaria liguera del país sigue en marcha, conscientes de que el suyo es un presente en continuo movimiento.

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Sobre el autor
Denís Iglesias
Liga BBVA, Segunda B, LNFS y fútbol internacional. Dispuesto a todo. [email protected]