Gales y Portugal abrían las semifinales de la Eurocopa de Francia de 2016, un torneo con un aura de rareza a su alrededor pero que estaba haciendo de la sorpresa, una invitada que se estaba llevando todas las miradas. Los dragones rojos llegaban habiendo desafiado la utopía, mientras que los portugueses habían ido vaciando el cuentagotas con las dosis exactas de pragmatismo hasta colarse en las semifinales. Sin embargo, el duelo iba más allá, las cámaras tenían a dos objetivos claramente enfocados, Bale y Cristiano Ronaldo, Cristiano Ronaldo y Bale, da igual el orden, ambos futbolistas estaban preparados en su atril, con la clara intención de presentar para todo el mundo la candidatura al balón de oro, uno de los iba a intentar hacer inútiles los posteriores días de reflexión.

Foto: UEFA
Foto: UEFA

Una primera parte igualada e imprecisa

Los primeros compases dejaron constancia de que llevar el peso del partido no era algo en lo que ambos conjuntos brillaran en exceso. Sin embargo, Portugal no cedió ante la lógica y comenzó teniendo más el balón, aprovechando la mayor calidad de sus hombres. La circulación de pelota no era rápida, faltaba movilidad entre líneas y sobre todo que surgiera la figura de Renato Sanches, factor diferencial en los últimos partidos. Joao Mario tuvo la primera ocasión del encuentro, en una rápida combinación con Cristiano, en la que su disparo cruzado se marcho desviado. El jugador del Sporting estabó actuando más por el centro durante las semifinales, abandonando así la cal, donde se había situado en la mayor parte de los encuentros anteriores.

Gales no tardó en responder al susto, y a punto estuvo de marcar tan sólo unos instantes después de la ocasión de Joao Mario. Bale, en un córner, recibía un balón raso en el punto de penalti, pero su disparo con el interior no veía puerta.  A falta de buen fútbol, comenzaban a aparecer ocasiones. El de Cardiff parecía haberse enchufado, e instantes después le pegaba de fuera del área de forma tensa y potente,pero Rui Patricio blocaba sin problemas. Portugal cada vez se mostraba más apática sobre el terreno de juego, algunos futbolistas se comenzaban a desconectar y Bale cada vez se mostraba más amenazante ante la intangible defensa portuguesa.

Un centro de Adrien Silva no pudo ser bien precisado por Cristiano cuando ya ambos equipos se mentalizaban de que no iba a ver un herido de gravedad en la primera mitad. A pesar de ello, Gales estaba en su zona de confort, Portugal en cambio no tenía buenas vibraciones…

Cristiano y Nani ponían tierra de por medio

Foto: UEFA
Foto: UEFA

La segunda mitad comenzó como terminó la primera, con las imprecisiones haciendo acto de presencia. Cristiano estaba esperando el momento, sabía que un simple detalle iba a decantar el partido, y como suele hacer en las grandes citas, no falló. Un centro de Raphael Guerreiro en un córner tocado en corto, era rematado por el de Madeira, que levitando sobre el aire conectaba un cabezazo inapelable. Portugal estaba por delante, a pesar de no estar cómoda sobre el terreno de juego, Gales veía como empezaba a despertar del sueño. Y de repente, se acabó el largo letargo, Nani levantaba a los dragones rojos, ni un minuto había pasado, y Portugal ya ganaba dos a cero. 

El segundo gol fue un palo demasiado grande para los dragones rojos. Había demostrado ser una selección con una fe y una confianza en si mismos inquebrantable, pero esos dos goles en tres minutos habían sido demasiado para el coraje galés. A punto estuvo Cristiano de hacer el tercero en el 65’ de juego, tras un disparo de falta desde el sector derecho que pasaba fregando el larguero. Galés estaba hundida, Portugal disfrutaba, y Joao Mario a punto tuvo también el tercero en sus botas tras un rechace que no lograba encontrar puerta. Los dragones rojos seguían cuesta abajo y sin frenos, con el orgullo tocado y las piernas que comenzaban a fallar. Los lusos seguían buscando el tercer gol y gozaban de campo abierto por delante, en el que hombres como Cristiano, Nani o Renato Sanches disfrutaban como niños.

Foto: UEFA
Foto: UEFA

Danilo volvió a tener el cierre, pero en el mano a mano no logró batir a Hennesey que atrapó el balón sobre la línea. Sin embargo, había un hombre que no quería dar su brazo a torcer hasta el pitido final, y era Bale, quien seguía luchando contra viento y marea y quien seguía probando todo lo posible sobre el terreno de juego. En el 80' le pegaba de fuera del área, su arma letal, pero Rui Patricio repelía el disparo. Parecía que esta vez Bale no iba a poder hacer lo imposible. Cristiano volvería a tener el tercero en sus botas, pero no lograba colocar la pelota entre los tres palos tras superar a Hennesey. El marcador ya no se movería, la pragmática Portugal era finalista, y Galés cayó con honor y sobre todo con un futbolista que había conquistado el corazón de cualquier aficionado al fútbol.