Visitando Belfast hace unos meses me llamó mucho la atención la gran cantidad de camisetas del Liverpool que veía por Falls Road y demás zonas republicano-católicas. Pensaba que el merchandising del Celtic monopolizaría el paisaje futbolístico, pero no, los reds también tienen su cuota de importancia en el norte de Irlanda. No es casualidad, claro. Pese a estar en dos islas diferentes, ambas costas están relativamente cercanas e incluso son dos ciudades similares en cuanto a su pasado industrial y portuario. Si a eso le sumamos que Liverpool precisamente tiene uno de los principales puertos de la costa Oeste inglesa, y la tradicional inmigración irlandesa hacia cualquier confín del mundo, parece un desarrollo lógico la vinculación entre ambos territorios.

Además de la vinculación histórica entre ambas ciudades, en el plano exclusivamente futbolístico también tenemos coincidencias. El Celtic FC y el Liverpool están hermanados y su himno es el mismo: el famoso “You’ll never walk alone”. Esta canción surgida de un musical en la época de la II Guerra Mundial fue hecha suya por todos aquellos que tenían amigos y familiares en el frente, un himno en honor a los que se fueron y a la amistad, a la pasión, como un sentimiento que supera toda barrera.

En Anfield Road en las últimas temporadas no era esa la única canción bélica que sonaba. Desde la llegada de Fernando Torres a Liverpool también empezó a sonar a través de las gargantas de miles de aficionados una adaptación del “Johnny I hardly knew ya”. Esta canción es un tema irlandés de principios del siglo XIX surgido de las clases humildes en pleno desarrollo de las guerras coloniales en las llamadas Indias Orientales. Los irlandeses, con su suelo completamente bajo dominio inglés en aquella época, eran reclutados para servir en la armada británica, concretamente en la llamada Compañía de las Indias Orientales. El objetivo de esa compañía era dominar los recursos de esas zonas y comerciar con ellos como era propio en el colonialismo de la época.

La canción narra las desventuras de Johnny, un joven irlandés de la ciudad de Athy, que debe partir camino de Sri Lanka (Isla de Ceilán) con esta compañía británica. Allí participa en esas guerras coloniales, y es herido e incluso mutilado como va narrando la canción. Johnny, en su búsqueda por un futuro mejor para él y para su familia, acaba inválido y completamente impedido como miles de personas en las guerras.

Fernando Torres también fue reclutado por una gran potencia, incluso se puede decir que una potencia invasora, al menos económicamente. Sin embargo él no tenía ninguna necesidad imperiosa, su futuro para nada dependía de ese alistamiento, incluso no siendo puristas, podía haber esperado unos meses y preparar bien su salida como hizo en el Atlético. Pero pese a tener su futuro en sus propias manos, pese a tener una vida acomodada y pese a ser el ídolo de una de las mayores hinchadas inglesas, decidió dejar a un lado todo eso a cambio del dinero y el éxito que le pueda otorgar el Chelsea, uno de los equipos modelo del fútbol-negocio. Quien años atrás prometía amor eterno al Liverpool y besaba su escudo al marcar un gol, de un día a otro solicita a mitad de temporada su traspaso a uno de los equipos más odiados por su afición y se sorprende de que sus antaño seguidores quemen camisetas suyas. Rápidamente olvidó que como le cantaban sus seguidores “su brazalete probó que era un red, en él ponía You’ll never walk alone”.

Y es que una vez más volvemos al tema que tanto debate suscita en el fútbol moderno: el romanticismo en el fútbol. La visión sentimental contra la visión mercantil. El “Fernando Torres Liverpool’s Number 9” contra 58 millones de euros. Cánticos, tradiciones, símbolos… que acaban siendo pisados a cambio de algunos millones y unos posibles éxitos deportivos.

En la canción Johnny finalmente vuelve a casa. Tras haber luchado en una guerra que no era la suya y perder allí todas sus capacidades físicas, le queda el único consuelo de volver a un hogar donde su familia le sigue esperando con los brazos abiertos. Sabe que él “nunca caminará solo” por mucho que ya no tenga piernas.

“Johnny, I hardley knew ya”. O lo que es lo mismo y adaptándolo para la ocasión: “Fernando, apenas te conocí”. Toda una premonición la canción elegida por los seguidores scousers.