Lograr el milagro. Con esta propuesta tan socorrida en el mundo del fútbol viajaba el Wolfsburgo a Italia por segunda vez esta temporada. El primer viaje, no pudo ir mejor para los de la Volkswagen, pero de poco serviría tal precedente esta vez. El lapidador resultado cosechado en la ida sirvió más que nunca para poner sobre la mesa lo que es la realidad de este Wolfsburgo.

Un equipo que, pese a lo que muchos se hayan empeñado en hacernos creer, no es ni más ni menos que un novato en estos lares. Un grupo de jugadores tan atractivo y prometedor, como carente de experiencia (apenas llega al año y medio de vida). Un proyecto que, pese a la decepción, sigue creciendo día tras día, sumando vivencias y avanzando siempre en positivo.

Nada que perder

Sin De Bruyne y con esa mentalidad, saltaron los lobos al verde de un desangelado San Paolo. Había que marcar cuatro goles, así que los pupilos de Hecking no perdieron un segundo antes de monopolizar el encuentro. A través de un juego asociativo como hacía tiempo no se veía en el cuadro germano (más acostumbrado últimamente a explotar su verticalidad en tres cuartos), los lobos se plantaron en campo napolitano. Con paciencia, sin excesivas prisas, moviendo la pelota de un lado a otro del campo, el Wolfsburgo pronto comenzaría un bonito recital ofensivo ante la pasiva mirada napolitana.

A través de un gran juego asociativo, los lobos se plantaron en campo napolitanoLos de Benítez sabían de lo cómoda de su situación, así que durante toda la primera mitad decidieron no comparecer. Sin ritmo, ni intensidad e incluso sin ganas, los italianos dejaron y dejaron hacer, y a punto estuvieron de llevarse un susto. En el minuto 18, Träsch daría el primer aviso germano mediante un disparo que se marchó excesivamente cruzado, y diez minutos después, Bendtner, de cabeza, pondría de nuevo el ¡uy! en la grada.

Pese a lo cómodo del resultado, la imagen de su equipo comenzó a impacientar a la gente en San Paolo, pues un gol de los lobos antes del descanso dejaba viva la eliminatoria. Entorno al minuto 36, Arnold, con un chut cruzado, estuvo cerca de anotar; y dos minutos después, Bendtner, merced a otra pérdida del Nápoles en campo propio, se plantó con el balón dentro del área, pero su chut fue atajado por un notable Andújar. Solo la falta de eficacia privó a los lobos con un gran botín a un descanso que, entre sustos y pitos, llegaría para suerte de los napolitanos.

Reacción a tiempo

Si la actitud del Nápoles no gustó nada a su hinchada, ni hablar de lo que le debió a gustar a Benítez. El técnico español tuvo que despacharse a gusto en vestuario y la reacción de su equipo no pudo ser mejor. El Nápoles abandonó la imagen de dejadez del primer tiempo, metiendose de lleno en el partido. Se acabó el conformismo. Mertens, en el 46, estuvo cerca de anotar, y solo cuatro minutos después, Callejón, abriría definitivamente la lata. El hispano aprovechó a la perfección un maravilloso envío de Higuaín al contragolpe para, con la ayuda de la pierna izquierda de Rodríguez, batir a Benaglio por alto.

Si la actitud del Nápoles no gustó nada a su hinchada, ni hablar de lo que le debió a gustar a BenítezEl partido parecía haber cambiado definitivamente, y así lo ratificó Mertens solo 15 minutos después. Valiéndose de nuevo de un pase del Pipita, el belga, a la segunda, anotó el 2-0 en el electrónico, haciendo desaparecer las ínfimas ocasiones de su rival de decir algo más en la eliminatoria. O eso debieron pensar los napolitanos. Pues, haciendo nuevamente gala de un orgullo encomiable, los lobos mantuvieron viva su chispa, logrando, de una vez por todas, ver portería. Klose, a la salida de un córner, colocaría el 1-2 en el marcador; y tres minutos después, Perisic haría lo propio con el 2-2.

Pese a la buena actitud de los sajones, el resultado ya no se movería más, concluyendo la eliminatoria con el 6-3 en favor de los Azzurri. El Wolfsburgo tiró de orgullo, y por momentos nos hizo creer que sería capaz, pero la losa de la ida fue demasiado pesada, lo que no empaña la magnífica primera campaña europea de este prometedor proyecto. Por su parte, los napolitanos siguen adelante en una competición que, a la vista de lo dura de la realidad doméstica, focaliza todas sus esperanzas en este final de temporada. Mañana viernes será el sorteo. Fiorentina, Sevilla o Dnipro, los posibles rivales.

Imágenes: SCC Napoli