Se podría decir que el transcurrir de la temporada 2014-2015 para el VfB Stuttgart no dista demasiado de la situación que se había vivido un año antes en el club: mal bagaje en liga, fútbol carente de identidad, coqueteo con el descenso a 2.Bundesliga, destitución del míster y Huub Stevens como recurso salvador.

Armin Veh a la deriva desde el inicio

Esta vez, el encargado de dirigir al equipo desde el inicio era el héroe de 2007, Armin Veh. Tras su anterior etapa, en la que había logrado alzarse con el título de liga y con la ya extinta Copa Intertoto, la directiva sueva apostaba de nuevo por él, con la esperanza de que fuera capaz de redirigir el rumbo de un equipo a la deriva tras la desastrosa campaña anterior.

Nada más lejos de la realidad. El conjunto no ilusionaba, difícilmente se apreciaba a lo que querían jugar, y desde un primer momento se instaló en la zona baja de la tabla. Además, en DFB Pokal fueron eliminados en primera ronda por el Bochum (2-0), equipo de la segunda división del fútbol alemán.

El elenco de nuevos fichajes había ilusionado a una afición que quería volver a la senda del triunfo. Llegaban dos laterales contrastados y con el suficiente oficio como para asentarse rápidamente en el equipo, Klein del RB Salzburgo para la derecha, y Hlousek del Núremberg para la izquierda. Para el ataque se apostaba por la juventud con Kostic, extremo izquierdo que provenía del Groningen holandés, y Daniel Ginczek, delantero centro del Núremberg. A ellos se sumaba la cesión de Oriol Romeu, del Chelsea, para apuntalar y dar equilibrio al centro del campo. Por el contrario, solamente Ibrahima Traoré se podría considerar una baja de peso en el equipo.

Armin Veh arrancó la campaña con la impresión de tener las ideas claras. Apostó por un 4-2-3-1 en el que la defensa, sobremanera, parecía ser indiscutible.

Pero el mal inicio, y el bajísimo rendimiento del equipo hizo que el técnico de Augsburgo comenzara a variar de esquema y de jugadores. Probó con un 4-4-2 y no funcionó. Intentó poblar el centro del campo y renunciar a los costados, y tampoco dio resultado. Además Sakai dejaba de convencerle en defensa y Nidermeier comenzaba a ganar peso en el equipo.

A principios de noviembre, y con el equipo sumido en la última posición tras la derrota en casa frente al Ausburgo (jornada 12), Armin Veh tomó la difícil decisión de dimitir de su cargo. Estaba claro que esta vez no había sido capaz de encandilar a la grada como lo había hecho años atrás con Khedira, Hitzlsperger y compañía.

Había sido su último partido al frente del Stuttgart, pero no todo había resultado negativo mirándolo desde la perspectiva que da el paso del tiempo. Ese día, el de la derrota que encajó al equipo en la última posición, debutaba como titular un jugador que sería importante en lo que restaba de camapaña: Timo Baumgartl. El joven central tenía sus primeros minutos en Bundesliga al sustituir a Schwaab por lesión la jornada anterior en el Weserstadion y, por otras bajas, además de sus propios méritos, sería prácticamente un fijo hasta final de temporada.

Recurriendo al salvador

Otra vez, como ocurriera la temporada anterior, el recurso para sacar al equipo del pozo era el holandés Huub Stevens. Segunda etapa en el club tras salvarlo el año anterior, solo que esta vez tenía bastante más de media liga por delante para asentarse en el puesto.

Su primer partido fue sobre ruedas. En su visita a Friburgo venció por un gol a cuatro. El equipo dejó unas más que notables impresiones con su veloz juego al contraataque y con una seguridad defensiva carente hasta el momento.

El técnico de Sittard fue creando un once a su medida, en el que la principal novedad era Hlousek, que apenas contaba para Veh, en un puesto en el que no aparecía un titular indiscutible, o el asentamiento del joven Baumgartl, cada vez más cómodo junto a sus compañeros.

En sus siete primeros partidos a cargo del equipo, Huub Stevens tan solo sufrió dos derrotas. No parecía mal bagaje, pero la temporada se volvería a truncar a medida que pasaron las jornadas. Se cayó de nuevo en una dinámica de derrotas, juego sin brillo y una defensa llena de agujeros. La cosa pintaba mal.

El equilibrio de Die y los goles de Ginczek

El club quiso actuar en el mercado de invierno para intentar cambiar el rumbo que llevaba el equipo y contrató al centrocampista marfileño Serey Dié. Su debut no sería hasta mediados de febrero, por sus compromisos internacionales. Pero desde el primer minuto el jugador encajó como un guante en el equipo, aportando el equilibrio inexistente hasta el momento y formando con el capitán Gentner una pareja inamovible desde entonces.

Además, por fin se pudo contar con Ginczek, que llevaba prácticamente toda la temporada en el dique seco por lesión. El joven delantero respondió desde el primer momento con goles, y con un juego brillante de espaldas. Le dio otro sentido al juego de ataque suevo.

Todavía, aunque pudiera parecer lo contrario, no era tarde para encontrar, por fin, un once de garantías en el que apoyarse, ya que hasta el momento la entrada y salida de jugadores en los variados esquemas era constante. Quedaban solamente tres jornadas para el final y el equipo, acusando su irregularidad durante todo el año, era colista.

Salvación in extremis

Tres victorias. Nueve puntos. Ese fue el bagaje conseguido por unos jugadores reacios a que su equipo cayera a 2.Bundesliga. Mainz, Hamburgo y Paderborn, por este orden, fueron las tres víctimas en las últimas jornadas, en las que finalmente el equipo pudo salir del descenso y acabar en 14ª posición.

Jugador del año: Christian Gentner

El gran capitán fue uno de los principales culpables de que el buque suevo llegara finalmente a buen puerto sin hundirse. Por un centro del campo lleno de dudas fueron entrando jugadores sin ton ni son, sin que el entrenador diera con la pieza clave, pero siempre hubo un denominador común: Gentner. Aportó equilibrio, dio sentido al juego y se descolgó con solvencia cuando la situación lo requería, llegando a anotar algún gol fundamental a la postre para la salvación. Gran temporada a nivel individual del centrocampista dentro del gris nivel del equipo.

Jugador revelación: Timo Baumgartl

En una temporada con más penas que glorias la nota positiva la puso el descubrimiento de este jovencísimo defensa central. Aprovechó a la perfección lás bajas de sus compañeros Schwaab, Rüdiger y Niedermeier y nadie fue capaz de apearlo del once hasta que terminó la temporada. Su gran serenidad y una notable colocación en el campo son las credenciales que presentó en su primera temporada en la élite.

Jugador decepción: Oriol Romeu

Se esperaba mucho de este jugador antes del inicio de la campaña. Se había logrado su cesión tras abonar 250 mil euros al Chelsea, y su trayectoria le avalaba: cantera del Barcelona, Chelsea y Valencia habían sido sus equipos. Arrancó la temporada como mediocentro titular acompañando a Gentner, pero poco a poco fue perdiendo peso en el equipo por su rendimiento mediocre hasta que la llegada de Serey Dié lo relegó al banquillo. Ya ha anunciado que no continuará en el equipo.