La expectación era máxima en un Signal Iduna Park lleno hasta la bandera. El nuevo proyecto del Borussia Dortmund, con Thomas Tuchel al frente, se estrenaba de manera oficial en la competición liguera. Frente a las abejas, un equipo nada cómodo, un Borussia Mönchengladbach que la pasada temporada ya conquistó más de un corazón a base de un buen proyecto de fútbol.

Tuchel regaló una clase magistral de todos los estilos de fútbol

Con ganas de ver como se desenvolvía el partido, los dos borussias empezaron sin tener claro quien tenía que dominar. Pasados los primeros minutos de tanteo, el Dortmund cogió la iniciativa y empezó a dominar la posesión, intentando jugar al fútbol de combinación ante un Gladbach que esperaba atrás pacientemente. Los de Tuchel mostraron síntomas de presión alta, aunque algo tímida ya que los potros ganaron rápido la espalda de la defensa local. De ahí que las tres primeras ocasiones cayeran de la mano del conjunto de Lucien Favre.

Tras tres córners de los potros y verse sorprendidos a la espalda, los aurinegros empezaron la magistral clase de Tuchel, una clase de fútbol que se dividió en cuatro lecciones que el Borussia Dortmund dio a cabo a lo largo de los 90 minutos y que acabó por borrar completamente al Gladbach del verde del Westfalenstadion.

Lección 1: el fútbol asociativo

Alineando a jugadores con calidad para mover bien el balón como Kagawa y Gündogan, junto con el joven revelación Weigl, Tuchel empezó la primera de sus lecciones. Juego posicional, ataque casi en estático que permitía a los locales avanzar y crear huecos en la poblada defensa mediante jugadas largas y combinaciones de balón que, cuanta más plantilla implicaban, más efectivas resultaban para desconcertar a los rivales.

Así llegó el primer gol. Tras una jugada muy larga que empezó en el centro del campo y se desplazó a la banda izquierda, con el equipo basculando y ensanchando el campo. Un cambio de juego preciso, un toque más que certero de Kagawa para Reus y la estrella borusser culminando la jugada con un potente disparo desde la izquierda nada más pisar área. 15 minutos le bastaron a Tuchel para ver como su primera lección daba sus frutos.

Lección 2: presión alta

Durante todo el partido se pudo ver como los jugadores del Dortmund empezaban a presionar en campo contrário, a veces incluso pegados a la frontal del área imposibilitando la correcta salida de los rivales. En los instantes iniciales del encuentro esta presión fue algo tímida y fácil de romper, pero a medida que el partido iba madurando, la presión iba convirtiéndose en un primer escudo más que resultante.

La presión alta del Dortmund se convirtió en un arma letal a lo largo de los 90 minutos

Combinada con los demás estilos de fútbol, la presión alta de Tuchel dio sus frutos y permitió a los borussers volver a ser aquél equipo temible que no tardaba nada en recuperar el balón y, a pesar de que no siempre se finalizaba la jugada, daba la sensación de peligro cada vez que merodeaban el área. Ver a un jugador aurinegro perder un balón no era motivo de preocupación porque, la mayoría de veces, el rival solo tenía tiempo de hacer cuatro toques antes de que el esférico volviera a pies de un hombre de Tuchel.

Esta presión alta y constante es la que permitió recuperar el balón que originó el segundo tanto. Gündogan estrelló una falta en la barrera y, lejos de bajar a defender en campo propio, todo el Dortmund en bloque se quedó aguardando la salida de los potros para recuperar el balón de inmediato. Dicho y hecho, balón recuperado, jugada de combinación que acaba con el balón abierto a la banda izquierda y controlado por Schmelzer. Centro del lateral teutón al punto de penalti y Aubameyang, haciendo gala de su nuevo papel de 9 puro, rematando de cabeza para poner el 2-0.

Lección 3: fútbol directo y a la contra

Como más le gustaba jugar al Gladbach, a la contra. La presión alta del Borussia Dortmund anuló por completo a los potros que se vieron superados por todas las terrazas del terreno de juego. La misma presión en bloque, algo más retrasada, le permitía al conjunto aurinegro armar el contragolpe con una velocidad sorprendente.

Reus y Aubameyang encontraron una autopista a la espalda de la zaga visitante

Con Reus y Aubameyang buscando constantemente la espalda de la zaga del Gladbach, era cuestión de tiempo que los pases precisos de Gündogan, Kagawa, Weigl o Hummels en alguna ocasión, llegaran a los hombres de arriba. Y así es como llegaron los dos últimos goles del encuentro, ambos obra de Mkhitaryan.

El primero del armenio llegó tras un balón largo para Aubameyang. El gabonés encontró la madre de las autopistas en la banda derecha y regaló el gol al 10 borusser que llegaba como una bala al segundo palo. En el minuto 50, otra vez el armenio cerraba el marcador. Cabalgada en solitario de Marco Reus por la banda derecha y pase al punto de penalti para que Mkhitaryan rematara a placer, lejos del alcance de Sommer.

Lección 4: concentración defensiva

El Borussia Mönchengladbach no dio señales de peligro en casi todo el partido. El único disparo que se le pudo anotar fue uno de Drmic que salió desviado por encima de la portería de Bürki. A pesar de esto, a lo largo de los 90 minutos la zaga local se mostró concentrada y atenta, sobre todo gracias al liderazgo de Mats Hummels. El capitán borusser estuvo atento atrás para cortar pelotas, se ofreció cuando el equipo jugaba en estático y se atrevió a dar salida al balón con conducciones y pases largos.

Hummels estuvo muy concentrado durante todo el partido

A pesar de la desconexión de los primeros cinco minutos, el Dortmund se mostró muy atento a la hora de defender, fuera cual fuera la parcela de campo en la que tocaba esforzarse para recuperar el balón. Se vio a Hummels presionar en el centro del campo y se vio a Reus bajando hasta la frontal del área cuando el Gladbach intentaba una jugada rápida. Combinada con la presión alta y las múltiples variantes ofensivas, la clase de Tuchel sobre concentración defensiva fue clave aunque casi imperceptible a causa de la anulación total del juego de ataque del Gladbach. Otro mérito del preparador borusser.